Un fragmento de «Violet Island», un texto de Reina María Rodríguez 

Reina María Rodríguez

Reina María Rodríguez. Fuente.

Reina María Rodríguez (La Habana, 1952) es una poeta, ensayista y narradora cubana. Su obra ha obtenido, entre otros, el Premio Nacional de Literatura de su país en 2013 y el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2014.

Es considerada una de las voces más críticas y renovadoras de la poesía cubana actual. Su poesía se caracteriza por el espesor de su discurso, por sus lúcidas indagaciones identitarias y por la conciencia poética que despliegan sus textos, sin que por eso se aleje de una mirada personal e íntima sobre su ciudad natal y los vestigios de su infancia y contexto familiar.

Ha publicado los libros de poesía Una casa en ánimas (1976), La gente de mi barrio (1978), Cuando una mujer no duerme (1980), Para un cordero blanco (1984), En la arena de Padua (1991), Páramos (1993), Travelling (1995), La foto del invernadero (1998), Ellas no escriben cartas de amor (2002), Otras cartas a Milena (2004), El libro de las clientas (2005), Bosque negro (2005), Las fotos de la señora Loss (2009), Poemas de Navidad (2011), Otras mitologías (2012), El piano (2013), Que ellas no existen (2021), entre otros.

Mientras que en narrativa ha publicado Te daré de comer como a los pájaros (2001), Tres maneras de tocar a un elefante (2004) y Variedades de Galeano (2008). Además, Rodríguez ha sido merecedora de la Orden de las Artes y las Letras de Francia con grado de Caballero en 1999 y de la Medalla Alejo Carpentier en 2002.

El presente poema forma parte de la antología Luz acuosa (2015), publicado por Ediciones Biblioteca Nacional, en relación a la entrega del Premio Iberoamericano Pablo Neruda a la poeta cubana. En su interior se incluye el texto «Violet Island», originalmente publicado en el libro Páramos (1993).


Violet Island

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yo conocí a cierto hombre, un hombre extraño.
cuidaba cada día y cada noche la luz de su faro,
un faro en la medianía que no indicaba mucho,
un faro pequeño para embarcaciones de poco nivel y
oscuros pueblos de pescadores. allí, en su isla
él intercambiaba con su faro las sensaciones
esperando cada día, cada noche, esa otra luz
que no vigila la persecución de algún objeto,
esa otra luz que no ilumina nada,
otra luz reflexiva, que cruza hacia adentro,
la distancia entre el puerto seguro del sitio
y el ojo que mira volver, por encima y transparente,
la ilusión provisional que se eterniza:
esa curva del ser tendido junto al faro sin
precaución ni límite, para ser o tener
lo que imperfectamente somos, nada más,
que soñar lo que sueñe y estar donde está
sobre las quietas aguas y apagarlo todo en el cuadro
de un día y ser nuevo otra vez hacia la madrugada
junto al faro pequeño y perdido de Aspinwall
sin siquiera imaginar que existe algún deseo
fuera de desear la breve luz que cae, anocheciendo,
sobre las quietas aguas y los sonidos muertos ya
de aquellas olas, que en otro tiempo,
……fueron su pasión;
su dolor de gozar y sufrir, un refugio sincero. como
el guardafaros de Aspinwall, solo en su faro,
yo me quedé dormida, a pesar de la intensa luz que
cae y sobresale por encima del tiempo, a pesar de la
lluvia golpeando el espejo de los peces blancos,
a pesar de aquella luz espiritual que era su alma,
yo me quedé dormida entre el puerto y la luz,
sin comprender: quería, solo quería un tiempo
más para volver aprendiendo, no sobre la resaca
……de la conmiseración
donde atan su mástil los desesperados;
no la fortuna auténtica de vivir sin saber,
……sin darse cuenta;
no la luz provisional que se eterniza y
……finge lo que seremos
o el miedo de poseer la realidad opaca, intrascendente.
yo quería la vida solo por el placer de morir,
……sobre las quietas aguas,
junto a los peces blancos y estaba impaciente
porque sucediera todavía la reedición
……de mi inconsciente
para que alguien hallara allí lo no tocado, la otra voz,
no de este ser intermediario, un cuerpo para medir
……las grietas
bajas; un cuerpo para la violación
……de un yo impracticable:
yo me quedé dormida,
……inconsecuente, en la imaginación
de ese ser otro en la distancia,
……suficientemente avanzada
para tener iluminación propia en
……Aspinwall, pero fracasada
también oscurecida, como el
……guardafaros sobre las quietas aguas
de lo que imperfectamente somos, en la
medianía de un faro que no indicaba mucho,
……a través de la lluvia cálida
y real de lo imposible.

soy Fela, no te conozco, este cuerpo con que
……vendré no es mío
la aparición será otra cosa: como
……despeñarse, una avería,
un silencio.
y si pierdo? o si gano? o si atravieso el foso vertical?

me acerco a los animales como únicos
sobrevivientes maravillados con el ocio de la luz
y estos pastos vacíos que atravieso con horror
y llamándolos. me acerco a dónde van?
……a dónde van todos?
buscando dónde asir lo que hubo de cierto
y sin espejismos del desastre de ser como
……únicos sobrevivientes
del faro en su vértigo tal vez los haga
……comprender mi intención
de contar todavía alguna sombra, alguna
luz. no quiero domesticar a nadie más
que ellos penetren con su sabiduría en mis voces y
se acerquen sin ser, sin pedir, sin darse cuenta pero
conociendo desde el doblado ojo enrojecido,
……otro lenguaje,
otra profundidad que no marque lo
……seguro, ningún término,
ninguna valentía, solo estar donde
……estamos y posarnos
como inteligencias diferentes en la
……sensación, prestándonos
dolor, angustia, alguna llama estable.

y ahora dime… gime al oído
fue una ciudad con puerto.
los nombres de sus barcos profundos
anclaron alguna vez aquí.
nombres raros con esmaltes muy
fuertes y encendidos.
estábamos rodeados de horizonte y de agua,
porque los puertos permiten olvidar y recibir,
olvidar y volver.
fue una ciudad con puerto
donde ya no se ha ido ni ha vuelto nadie más.
una niebla permanente cubre la tela de fondo
todavía azul y humedecida del invierno
y el descolorido ondear de las banderas
agujereadas por la sombra.
si bien antes fue un límite
cuando salías a mirarlo y correr
ahora es solo la apariencia de un límite
el sonido de las sirenas muertas
que ya no suenan a través de ti
ni se confunden ni te llaman.
pero dónde está el puerto?
¿y los barcos?
¿y el faro?
¿y los hombros de los marineros
convidándote a otros cuerpos oscuros?
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De Páramos (1993)

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