«La espiga en el delta» y tres poemas inéditos más de Yunier Mena

Yunier Mena Benavides (Sancti Spíritus, Cuba, 1993). Poeta. Miembro de la Asociación Hermanos Saíz y estudiante de Letras en la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas. Textos suyos han sido incluidos en las revistas Umbral, Zona crítica, La gaveta, Periódico de poesía, La raíz invertida y Amnios, así como en las antologías Corazón central (Ecuador, 2017), La estrella en germen (Cuba, 2017) y Prosapia del árbol misterioso (México, 2018).

Su libro Todos los predios (todavía inédito, ahora ampliado con el título de Soliloquio en el alba) recibió una mención en el premio David de la UNEAC en 2015 y el Centro Cultura Tina Modotti de Caracas tradujo al italiano su poema «Antepasados». A finales de 2019, presentó su poemario Lo breve publicado por la editorial Sed de Belleza en la XXVIII Feria Internacional del Libro de La Habana.

Los poemas que publica Aullido en esta ocasión son inéditos, salvo el titulado «Ahora» que fuera editado en 2016 para el número 19 de la revista especializada en poesía Amnios y en 2017 por la editorial Sed de Belleza de la ciudad de Santa Clara (Cuba), como parte de la antología La estrella en germen seleccionada por Sergio García Zamora, con prólogo de Roberto Manzano, para dar a conocer el grupo literario del mismo nombre.

En dicho prólogo Roberto Manzano indica que: «Ahora el lector tiene frente a los ojos un acontecimiento especial de la imaginación: el nacimiento público de un pequeño grupo de poetas muy jóvenes de la Cuba profunda. En estas páginas germina el universo, porque la frescura y sabiduría de sus palabras es notable, igual que la calidad artística y humana de sus textos».

El grupo literario «La estrella en germen» fue fundado en diciembre de 2015 por Sergio García Zamora y otros poetas de la sección de literatura de la Asociación Hermanos Saíz en la provincia de Villa Clara. Actualmente está integrado por el propio García Zamora y Ernesto Delgado Solano, Isbel Hernández Monteagudo, Adianys Gónzález, Joel Herrera, Alejandro Roman, Reinier Pérez, Carlos Manuel Gómez, Elizabeth Casanova, Yunier Mena y la narradora Yenet Pérez.

Todos los poemas de Yunier Mena que ponemos a vuestra disposición forman parte del libro inédito La espiga en el delta. Para leerlos se debe desplegar la pestaña con el título de cada uno.

Me complace la espiga enraizada en el delta,
La abeja muriente en la corola
Después de haber besado la claridad del polen.
Me complace el arado de madera que fabricó mi abuelo,
La sabia paloma de la tarde
Que no ha inventado un dios para temer el rayo.
Albura y corazón las manos del abuelo
Ayudaron a engendrar otros verdes en el delta,
Verdes que fácilmente mecían los agostos.
¿Cómo nacen y mueren los valles,
Las melenas de los bravos leones;
Las garzas,
Cómo retoñan las garzas su blanco en el almendro?
Me complace la vida que corre en las patas del lobo y canta en la ballena,
La vida en los ojos de una mujer que amo.
Los jardines que las madres irrigan bajo el alero
Tienen muchos hermanos en los arrecifes
Y en el cuadruplicado vientre de los animales que rumian.
En cada reino viviente la espiga es numerosa,
Es lo que cruje en los aserraderos y en la boca de los comensales,
Es lo que debiera crujir en la boca de los que no comen.
Todo o casi todo está vivo,
La piedra que ha tocado el artista,
Los astros que son cirios en la noche del poeta.
Me complazco largamente palpándome la cara,
Las uñas me crecen y me palpo la cara,
El cerebro,
Los bíceps que pensarán algún día junto a mi cerebro.
Estoy vivo como las berenjenas que se dan en la desembocadura,
A su par gusto de la luz y del agua.
Mis raíces de hombre apresurado se esparcen a tumbos por la tierra.

De La espiga en el delta (Inédito). 

………………………………No es bueno
………………………………quedarse en la orilla,
………………………………como el malecón o como el molusco que quiere calcáreamente
………………………………imitar a la roca.
………………………………Sino que es puro y sereno arrasarse en la dicha
………………………………de fluir y perderse,
………………………………encontrándose en el movimiento con que el gran
………………………………corazón de los hombres palpita extendido
……………………………………………………VICENTE ALEIXANDRE

Algo pasa que ansío encontrarme con el mundo.
Si antes me establecí en los márgenes del río
Ahora quiero barca o nado,
Situarme al centro del flujo de manos y voces que la corriente arrastra.
Hola mano amiga, voz amiga,
Háblenme del hombre diario, de sus colinas verdes
―Tierra tomada de insectos y demás formas vivientes―,
Del hombre en las plazas y en las noches citadinas,
Del hombre en intemperies confortables y entre paredes confortables.
Háblenme del hombre vivo que se mueve en el espacio y el tiempo sin recato.
Él ha transitado los mares y los bosques en sus carruajes,
En sus rostros del hombre que transita aguas, labios, tierras
Con el pecho bien arriba para ser venerado u ofendido.
Avanzo por un camino estrecho,
Por una cuerda en la que el viento repica sus tambores y amenaza,
Pero morderé las arenas con orgullo
Cuando me acerque al próximo mar y su faz cruce
A golpes de brazos, de párpados, de sílabas;
A golpes de otros mares pequeños que aguardan en mí.
Morder la arena es asirse a los íntimos laureles,
tenerlos para asirse a ellos,
Jamás dormirse en la costa.
Algo pasa. Llévenme al parque al que los niños empujan sus trompetas,
A los patios donde se canta con guitarra
Y una mujer se equivoca de futuro.
Llévenme a las plazas, al encuentro con la luz infinita de la noche.
Ahora es mío este mar.
Contiene bondad y flaqueza, herrumbre y fe,
Liebres que silban en delgados montículos.
Ellas avisan, avisan, avisan.
Mientras sonrío y duermo las liebres colocan su aviso en mis oídos
Como las plumas desplegadas de la cola de un pavo.
Ahora es mío este mar,
No dejaré que se escurra imitando el aguacero,
No hay hombre sin mar hondo al que pueda lanzarse.
Mi mejor armadura es el salto,
Ese que aún no doy
O sí doy con mis fuegos, mis palabras y mi desnudez.
Salto hacia mí y hacia el mundo,
Hacia la noche salto, hacia ti;
Desde una colina sin verde que me queda
Y voy plantando bajo mi pecho en rechazo a la renuncia,
Y en rechazo a los soles que se apagan.

De La espiga en el delta (Inédito). 

¿Dónde espera mi poema final?
He pasado la vista o rodado los ojos
Por las sienes calladas de la noche,
Por sus muslos y dedos luminosos.
¡Oh cantadas llanuras de la noche!
Intuyo las piernas y pétalos rodantes
De las floras y las faunas ocultas,
Figuras que aspiran las rocas molidas del inicio.
¿En qué pico de volantes colores
Aguarda mi sílaba final?
¿Tendrá la misma fuerza de los Andes en pie
O temblará incrustada en un frío triángulo?
Me dan sonoro espanto los muertos y los vivos,
Las largas carreteras a través de los desiertos,
Morirme sin un canto o un arma que traiga el comunismo.
Cuando me echen encima la tierra y las estrellas
Me abrigaré de mares, cítaras, albahacas.
En mi último poema
Habrá un caballo libre de arneses tallados en magníficos oros
Y un colibrí escalando las brisas del planeta.

De La espiga en el delta (Inédito). 

Ríos, palmas, cordilleras,
Torres donde el acero se aprieta entre el cristal como las piedras desnudas bajo tierra.
Noches que los planetas innumerados y el corazón de los grandes cetáceos no pueden llenar.
Cuerpos enormes girando, fluyendo, irguiéndose ante el cosmos dentado de silencio.
Y saliendo de la épica eternas armaduras,
Pesadas armaduras,
Espadas en brazos del orgullo,
Relinchos de gran tórax.
El terror se sube a mis párpados,
¡Oh mis párpados!,
Y es la gravedad cerrándome la vista.
¿Cómo lograría sentirme tranquilo en mis zapatos?
¿Cómo lograría sentirme tranquilo en estos hombros,
En estas piernas, en estos puños delante de la fiera,
A espaldas de la fiera, al flanco de la fiera?
¿Cómo cambiaría de sitio la estrella con mis manos,
Cómo rajaría de un golpe el tórax de la estrella?
¡Oh una muerte tan grande como los ríos juntos,
Como las noches juntas,
Como el bullicioso corazón de los cetáceos!
¡Oh, una vida tan grande!
Habré de consagrarme a mi tamaño.

De La espiga en el delta (Inédito). 

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