El prólogo y cuatro tankas de «Luna presentida» de Fidel Sendagorta

Luna presentida (Satori, 2025) de Fidel Sandagorta (ficha y portada)

 

Fidel Sendagorta (Madrid, 1956) es diplomático. Ha ocupado diversos puestos en las embajadas de España en Tokio, La Habana, Rabat y en la Representación Permanente de España ante la Unión Europea. También ha sido embajador de España en Egipto (2010-2014) y en Japón (2022-2025).

En su faceta de investigador y miembro del Consejo Asesor del Real Instituto Elcano ha publicado diversos ensayos relacionados con su actividad profesional: Europa entre dos luces. ¿Declive o resurgimiento? (Biblioteca Nueva, 2007) y Estrategias de poder (Deusto, 2020).

En su faceta de poeta, Fidel Sendagorta debutó con Décimas de Zamalek (Biblioteca Nueva, 2013) y se adentró en el soneto con Jardines del tiempo (Cuadernos del Laberinto, 2021). Conjugando su atracción por Japón con su gusto por la poesía, comenzó a cultivar la poesía vernácula japonesa en su forma más mínima con el poemario de haiku Por remotas veredas (Satori, 2023), y ahora nos ofrece Luna presentida, una selección de tanka con la que confirma su talento lírico en este metro característico del clasicismo nipón.

A continuación, presentamos el prólogo de Luna presentida (Satori, 2025) escrito por el propio autor, en el que nos acerca al trayecto por el que pasó hasta hallar la forma poética clásica japonesa tanka, que compone este libro y de la que también os traemos cuatro textos.


Prólogo de Luna presentida (2025)

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Desde la primera vez que viví en Japón me convertí en un aficionado a la poesía japonesa y al espíritu tan característico que la anima. Cuando regresé a Tokio muchos años después, Japón era igual pero diferente, y yo también. Persistía, eso sí, mi gusto por la poesía y quise probar suerte con los haikus. El resultado fue un libro breve titulado Por remotas veredas (Satori, 2024). Ahora bien, una vez publicado, no sabía cómo hacer para salir del encantamiento del haiku y empezar a escribir otras cosas.

.         Los haikus podrían ser el equivalente literario de los bonsáis y no resulta fácil pasar de su universo tan mínimo como emotivo al de los árboles de gran porte, conmovedores también, pero de manera muy distinta. Por eso me sentía incapaz de volver a los sonetos que tanto había disfrutado componiendo hacía tan solo unos años. Salí de este dilema gracias a los tanka.

.         Al fin y al cabo, los haikus habían nacido de los propios tanka, aunque no hay acuerdo sobre el carácter de cada uno de ellos. Para algunos autores, el escritor de haikus realiza una aproximación objetiva a la naturaleza que se despliega ante sus ojos mientras, que en los tanka prevalece la subjetividad del poeta. En ambas estrofas se quiere transmitir una emoción, pero en el haiku esta es implícita, mientras que en los tanka no se esconde el sentimiento, a menudo amoroso. Siempre a contracorriente, el profesor Antonio Cabezas considera que estas supuestas peculiaridades oscurecen más que iluminan. La longitud del poema sería la única diferencia relevante.

.         En mi caso, los encantos de la naturaleza en las distintas estaciones seguían muy presentes en los tanka, como lo habían estado en los haikus. Pero en los tanka aparecen también otros asuntos entremezclados y, sobre todo, las venturas del querer. Los waka clásicos se empleaban a menudo para intercambiar mensajes poéticos entre los amantes tras un encuentro furtivo y apasionado. En estos tanka aquí recogidos, sin embargo, prevalece un amor otoñal, casi siempre sereno, sazonado de momentos compartidos.

.         Por otra parte, el tanka era una forma poética que me acercaba de nuevo a las estrofas europeas. Es verdad que el quinteto o la quintilla tienen rima y el tanka prescinde de ella, pero existe un cierto parentesco. Aun así, me surgía la pregunta de cómo sonaría el tanka a nuestros oídos,ya que, a diferencia del haiku, no conocía escritores en español que hubieran utilizado esta forma poética del clasicismo japonés.

.         Encontré la respuesta releyendo a Borges y descubriendo los tanka que aparecen en El oro de los tigres. El primero me cautivó de inmediato y dice así:

.        Alto en la cumbre
.        todo el jardín es luna,
.        luna de oro.
.        Más precioso es el roce
.        de tu boca en la sombra.

.         En este poema está todo lo que puede inspirarme en un tanka: la atmósfera sutil de Japón, el hechizo de la naturaleza y el encuentro con la mujer amada. Aunque no se trata tan solo de los ingredientes empleados, sino del sabor finalmente logrado, que no es otro que la belleza plena.

.         Estos versos tenían para mí tal capacidad evocadora que traían a mi imaginación el jardín que Borges pudo haber tenido in mente cuando los escribió. Acaso rememoraba la villa Okochi-Sanso, en lo alto de la montaña de Arashiyama, que perteneció a un actor japonés de cine mudo y que se había convertido en uno de mis lugares favoritos en Kioto.

.         En todo caso, me he referido hasta ahora a la génesis de estos poemas, pero debo concluir estas líneas con lo que Luna presentida significa para mí: un último libro escrito en Japón, el país que tanto tiene que ver con mi destino, y una colección de momentos distraídos al infatigable olvido.

.                                                                                 Fidel Sendagorta, febrero de 2025, Tokio
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De Luna presentida (Satori, 2025)

Tankas

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El término waka (和歌) se utiliza para designar la poesía
originaria de Japón, distinguiéndola de la de origen chino
denominada kanshi (漢詩). A su vez, los waka pueden ser
poemas largos, llamados choka (長歌), o cortos, conocidos
como tanka. (短歌). Estos últimos son poemas de cinco
versos sin rima, con una métrica de 5 + 7 + 5 + 7 + 7
onji (音字), que equivale a nuestras sílabas. Desde finales
del siglo XIX, la palabra waka se reserva para la poesía
clásica y la estrofa de cinco versos pasa a llamarse tanka.
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Golpe de luna
entre los rascacielos
de espejo y plata.
Tu gesto con el pelo
cuando nos despedimos.
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Oigo y no oigo
el fragor de la lluvia
en duermevela.
Tú, sumergida en sombras,
yo, entre el agua y el sueño.
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Quedan los muertos
no en la tosca memoria
tallada en piedra,
sino en ese otro tiempo
que tiene algo de mar.
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En la ciudad,
luna del cazador
casi escondida,
derrama su belleza
por los feroces montes.
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De Luna presentida (Satori, 2025)

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