«El loco» y la «Heroína», dos poemas de Leopoldo María Panero

Leopoldo María Panero (Madrid, 1948 – Las Palmas, 2014) nació en el seno de una familia de escritores y artistas. Tanto su padre, Leopoldo Panero, como su tío Juan Panero eran poetas prominentes de la Generación del 36 en España. Y es que tanto Leopoldo María como su hermano Juan Luis, que también optó por el camino poético, parecían tener sellado su destino como escritor desde el primer momento en el que pisó este mundo.

La vida de Leopoldo María Panero estuvo marcada por las dificultades y los trastornos mentales. Desde joven ya mostró signos de inestabilidad emocional y a lo largo de su vida sufrió varias hospitalizaciones psiquiátricas. Estos aspectos personales de su vida son algo que no podemos dejar tampoco de lado, puesto que influyeron sobremanera en su obra.

Algunas de sus obras más importantes son Así se fundó Carnaby Street (Ocnos, 1970), Teoría (Lumen, 1973), Narciso en el acorde último de las flautas (Visor, 1985), Poemas del manicomio de Mondragón (Hiperión, 1987). Su poesía es a menudo críptica, oscura y surrealista, reflejando sus luchas internas y sus experiencias con la locura. Pero, además de su poesía, Panero tiene también una obra narrativa, en la que podemos incluir un libro de relatos fantásticos como es El lugar del hijo (Tusquets, 1976), Dos relatos y una perversión (Ediciones Libertarias, 1984) y Y la luz no es nuestra (Ediciones Libertarias, 1991).

Formó parte del grupo Los Novísimos, un movimiento de poesía española que buscaba la perfección formal dentro de un lenguaje coloquial, manifestando a su vez una extrema preocupación por el lenguaje. Su lírica era de componentes experimentales relacionados con las vanguardias o el Modernismo. Como lo hiciera anteriormente el cubismo, defendían la autonomía del arte. Junto a Panero estaban otros jóvenes poetas como Luis Alberto de Cuenca, Pere Gimferrer, Ana María Moix o Luis Antonio de Villena.

Leopoldo María Panero ha sido a lo largo de su vida objeto de documentales y reportajes que exploraban su vida y su relación con la enfermedad mental. La figura de este poeta llegó a convertirse en un símbolo de la conexión entre la creación artística y la enfermedad mental en la cultura española. Uno de los documentales más actuales que explora la vida y la familia en sí de Panero es el de RTVE ‘El desencanto’ y los Panero, casi 40 años después.

Los dos poemas que presentamos aquí son «El loco» y «Heroína», dos poemas recogidos en Poemas del manicomio de Mondragón. En estos poemas se exploran dos de los temas más destacados de Panero, donde podemos ver una poética oscura que trata temas como la marginalidad, la autodestrucción y el dolor que se asocia a la adicción a las drogas.

Leopoldo María Panero falleció el 5 de marzo de 2014 en Las Palmas de Gran Canaria, España. A pesar de sus diversas luchas personales, logró dejar su impronta en la poética española.


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He vivido entre los arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida
con mis logaritmos.
Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».
He vivido los blancos de la vida,
sus equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo su
misterio brutal, y el tentáculo
suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos absuelva.[/symple_toggle]

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Heroína (Lepoldo María Panero)
El diamante es una súplica
que tú inyectas en mi carne
el sol asustado huye
cuando eso entra en mi vena.
* * *
De mujeres y saliva
sólo está hecha la vida:
la heroína es más que el ser
y algo que a la vida excede.
* * *
Que estoy vencido lo sé
cuando el veneno entra en sangre
el triunfo es una burbuja
me deshará la mañana.
* * *
Si el ciervo asustado huye
es que en el bosque ha su casa
así buscas en tu brazo
un lago donde esconderte.
* * *
Contar ciervos en el llano
es deporte de poeta
de hombre es buscar avaro
placer en una cuchara,
oro en el excremento
para que el aullido muera.
* * *
Un fauno y una derrota
mujeres y algo de música
y el sueño de algún efebo
es cuanto de mí sé
y que ahora la heroína
convierta en nada y en polvo.
* * *
Todo ciervo sabe morir
pero que al hombre le cuesta
lo sabe el lento dibujo
de la aguja por mis venas.
* * *
Lento humo de cucarachas
así el orgullo se muere
pálido porque entre el polvo
de la cuchara lea mi destino.
* * *
Antiguos sapos he buscado
en el océano infinito
la aguja muerde y hace daño
tengo cactus en los brazos.
* * *
El jaco es una ramera
que susurra en la oscuridad
en mis manos, cuando me pico
cae el cabello de una mujer.
* * *
Como las alas de la nada se mueven entre el bosque
así el viaje de mis dientes por entre los cuerpos vivos
así como una ramera que se arrodilla en la noche
el rezo de una aguja en la violencia del cuerpo.
* * *
La aguja dibuja lenta
algún ciervo entre mis venas
cuando el veneno entra en sangre
mi cerebro es una rosa.
* * *
Como un viejo chupando un limón seco
así es el acto poético.
El caballo con su espada
divide la vida en dos:
a un lado el placer sin nada
y al otro, como mujer vencida
la vida que despide mal olor[/symple_toggle]

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