Sofía Sánchez: cosmos en cuatro poemas
Sofía Sánchez (San Luis Potosí, México, 1992) es poeta y editora, Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la UASLP (Universidad Autónoma de San Luis Potosí) y Máster en Escritura Creativa por la Universidad de Sevilla. Fundadora de la revista de literatura y artes Punto Muerto, por la cual recibió el Premio Estatal de Periodismo de San Luis Potosí en 2014. Es directora general de Editorial Torbellino. Publicó su primer libro, Los poemas de un monstruo o una rosa en 2013. Textos y pinturas suyas aparecen en la revista mexicana Viaje Inmóvil, en el fanzine colombiano Paradoja Ediciones y en Colectivo: Ilium. También Sofía Sánchez está presente en el III Encuentro Literario Internacional Verso Adentro (Huelva), en Nuevas Miradas V y en Transparencias IV, además del 14 Recital Chilango Andaluz que organiza la Plataforma de Artistas Chilango-Andaluces.
Actualmente reside en España, donde imparte talleres de Escritura Creativa y es Doctoranda del Programa de Doctorado Interuniversitario en Comunicación por la Universidad de Sevilla. En 2018 fue ganadora del Premio de Poesía Luis Cernuda, por su segundo libro: Los astros, (Ediciones En Huida). Su próximo poemario, Bisontes de luz, será publicado por Editorial Ultramarina Cartonera & Digital en México y España.
Arder es perderse
fundamentalmente
en el infinito caos.
Arder es ofuscarse
de pronto en la saliva
de todo orden complementario.
Y entrar a una guerra conmigo
misma, aceptando que he de perder
anillo difuso de ceguera sagrada.
Yo sé que arder es no saber
Pero sigo entrampada
calculando la caída
certeza-pez dorado
Lumbre que mi corazón
temblando
es un vaso de inmensidades.
(Inédito)
Todo esto para decirte
que estoy enamorada de las nebulosas,
que mi estrella tiembla
si acercas tus dedos a mi cáliz,
que el remanente de la explosión
es pura magia,
mis areolas un ensayo de la Vía Láctea,
mi cuerpo es el temblor de las palabras.
Te invito a mis constelaciones, siempre.
Escarcha imposible
en la punta del fuego,
si me encuentras ceniza, quiere
decir que tus preguntas
se me quemaron en la cumbre de la lengua.
No escribo poemas de amor,
yo le recito al magma de las montañas,
al incendio profundo
centro de las galaxias,
allí habita mi secreto.
Mi receptáculo no está hecho de caracteres,
si me acaricias el sentido
me llenaré de signos pletóricos
en la gracia descomunal de un beso.
Andrómeda-ombligo,
astronauta de luz
penétrame con la espada afilada
de un cometa.
El orgasmo es un vacío lleno de vida,
la Tierra sigue luego su rotación común
al finalizar el grito fundante de todas mis locuras.
En mis arterias el Universo
se desdobla y rasgo tu misterio.
(Inédito)
Si de algo indefinido,
se tratara esta vida,
sería de un témpano de hielo
bendito,
que semeja
una pirámide:
la encantadora construcción
con altitud, latitud y profundidad
en el tiempo contradictorio que gira y giramos.
Un felino rojo custodiando
el cambio del tiempo profano al sagrado.
Escalada solución
a la luz de los entramados estelares,
así es como en todas direcciones
la información se despliega.
Chac-Mool a punto de despegar
¡Míralo salir disparado hacia el Cinturón de Orión!
¡Míralo sin casco, astronauta de piedra!
Qué pura su mirada celeste.
Ésta es la maravilla de los alienígenas mayas,
cada columna un guerrero del tiempo
sonido distante
el rapto de jaguar,
vuelo de quetzal mi pensamiento
y sonido de reptil mi canto.
Mi violencia es lava de volcán dormido
y en eterna resurrección.
Tzintzuntzan dice el colibrí mensajero,
con la rapidez del viento nos movemos.
Desde Pátzcuaro, abuelita
viajamos hasta la península,
Pirámide de Kukulkán, qué absurda me pareces en el olvido,
cierro los ojos como me enseñó mi hermana
y te puedo ver en toda mi furia
de temblor desesperado.
En tu bóveda pétrea me imagino el cielo claro
y tus matemáticas milenarias asombran todas mis alegorías.
Te pintaré cuatro veces cuatro
como número de equilibrio santo,
será el esbozo de una nave,
pirámide que vuela hacia el universo;
la verdad temblará
cuando el extranjero se gire hacia el pasado,
y se vea sacrificar al chamán
que es mi padre también,
y que ya vaticinaba el final y comienzo
de nuestro más alto espíritu salvaje.
Un día, me queda claro
conquistaremos nuestra esencia,
despertaremos de la pesadilla
que quiso enterrar toda piedra
puesta en el lugar
perfecto del rito.
Y será de fuego
el retorno
de mi civilización de estrellas.
(Bisontes de luz, 2019. Editorial Ultramarina C&D)
La salvación de un día ceniciento
Viene por las esquinas
Regresa al océano de la psique
Se larga como ola
Las manos se hunden
La vacuidad reside en las playas
Desaparecen las huellas de los pies en la orilla blanca
Una nube se digna a bajar a la Tierra.
(Los poemas de un monstruo o una rosa, 2013. Editorial Torbellino)
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