Tres poemas de Lorena Acosta Iglesias

Lorena Acosta Iglesias (Fuenlabrada; España, 1992) es doctora internacional por la Universidad Complutense de Madrid en la disciplina de Filosofía.

Ha publicado numerosos poemas en las Revistas de literatura Ídolum, Telescopio, Herederos del Kaos, Ibídem, Enpoli. Entre política y literatura, Cósmica Fanzine, Espirales, Periódico Poético, El humo, en la sección ‘No es País para Viejóvenes’ de Odisea Cultural y en la Revista Óclesis. Víctimas del artificio. Forma parte del comité editorial de la revista de literatura Periódico Poético. Hostal literario en Tecpan.

Recientemente ha publicado su primer poemario titulado Kleingeist, en coautoría con Alexandru Iosif, con la editorial El drago.

Os presentamos aquí tres poemas aún inéditos de Lorena Acosta Iglesias.


Lætitia more geometrico

A Flen.

You say I’m crazy
‘Cause you don’t think I know what you’ve done
But when you call me baby
I know I’m not the only one.

I’m not the only one, Sam Smith.

 

Tus ojos en horizonte

abierto lineal

carretera serpenteante

entre mis manos

 

Siempre hacia

delante en el no

quizás

disposición salina

alquímica proyección

sutura el vector

                        .- allá nos encontramos

 

plegados sobre sí

mismo allá

en el otro

 

pudiera ser

y allá

                        .- es

 

síncopa del día

claro de noche

 

                             .- pudiera ser

en esos ojos

horizonte

 

vector plegado

superficie

vibrante

susurro

posible

 

coherencia

y libertad

hermanas

díscolas

arrancados

sus pies

al nacer

 

igual nosotros

sabemos,

rozamos con las manos

aquello que más

nos separa

pies de tierra

océanos narrados

una vida perdida

incluso.

 

Pero sólo la distancia,

ya sabemos,

.- es horizonte.

 

Perspectiva allá

me recurro,

siempre

mi propio eje,

 

reconocida

embargo

donde

agitados

puntos sobre puntos

congelas

tu mirada

el sentido

y dirección.

 

.- Acá

 

en el horizonte.

Prosperidad

Todo el amor fingido que se pierde.

Como un surtidor sin fondo.

Así es mi cáliz.

 

Plegado en los surcos de la piel

allí yace el amor impostado.

Supura tanto mi herida…

Todo es afuera.

Todo es membrana.

Respiración cosida.

Cápsulas de historia

entre mordida y espalda.

La cruz que arrastramos

callada se queda

entre los bultos

que ya somos.

 

La pequeña rendija de la luz

que entra y se vuelve, y se va

siempre constante presente.

 

Así es la pérdida del simulacro

en la que te yergues

para la caída.

Santa Trinidad

Allá hacia donde vayas

existe un mundo

previo a la mirada

 

Persistir es envejecer

Resistir es morir

Desear es persistir

 

En la espiral no restan

esquinas donde

reposar el movimiento

 

El cuerpo es eterno

movimiento

haciéndose presente

reclama lo que es

suyo

arrinconándote

al fin

en eterno

descanso.

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