Las dimensiones maquínicas

Escribe| Manuel Gerardi


El libro de las máquinas (2018) de Carlos Katan

Editorial: Ultramarina (2021)
Nº de páginas: 64
ISBN: 978-8412409970
Autor: Carlos Katan
Idioma original: castellano


En todas partes máquinas, y no metafóricamente, rezan las primeras líneas del primer capítulo de El Anti-Edipo (1972), de Deleuze y Guattari. Si el artefacto industrial esconde dentro de una estructura los secretos de su mecanismo, el mundo humano difumina interiores y exteriores en el entresijo del lenguaje y la materia. El libro de las máquinas, de Carlos Katan, se publicó en 2021 con Editorial Ultramarina y se trata del segundo libro publicado por Katan, luego de Formas de la Aridez (que resultase ganador del III concurso de poesía Lugar Común, en 2018).

Este poemario plantea un diálogo entre la historia (fuerza indetenible, estigma y recordatorio de la eternidad) y lo humano como breve pulsión eléctrica o criatura que habita el ensueño. Las partes de ese diálogo se desdoblan en un ditirambo cabalista. Nos acecha la historia como organismo viviente con su denso tejido quimérico. Asistimos al quebrantamiento de lo humano en artificio, en coraza; herrumbre sobre la máquina que es el Dios de Spinoza con su infinito engranaje.

Y entre chirridos la pregunta sobre lo real. Katan nos invita a este gigantesco andamiaje de cables sobre construcción teórico-onírica: estructuralismo, posmodernidad, terror, ciencia ficción y el lenguaje como sustancia embrionaria incompleta. 

Persiste la pregunta por la condición humana y lo real, por la máquina como extensión del cuerpo y el cuerpo perdido entre el abismo de una máquina sin principio ni final:


XIV
sus piezas
se asemejan
a nuestros cuerpos
.
De ellas
nada es posible
sin el sueño.
(P.34).

Acoplarse al flujo interminable del deseo. La máquina transformada en órgano de la voluntad humana y luego extirpada en simulacro de significado. ¿En dónde radica el agenciamiento?::


XXI
(…)
De la unión
entre sus cables
y mi mente
todo fue posible
menos el sueño.
(P.41).

El sueño, nos muestra, Katan, es otra pieza del juego de poleas: el sueño como los dominios del deseo o como reino fronterizo que resguarda el último de los jardines.

Dios también se desdobla en dimensiones maquínicas. Dios como motor inmóvil aristotélico o Dios como la perversión. La subsunción de todas nuestras fuerzas vitales, el secuestro de todo lo real, máquina moledora de carne, inmolación en nombre de una sombra, golem cuya materia prima parece indescifrable, incognoscible, incomunicable. Nadie sabe quién lo acciona y nadie quiere encontrarse a solas en el cuarto de máquinas.

El libro de las máquinas nos lleva por todos los recodos, por las entrañas de este mecanismo. La solemne voz de Katan se desgaja en cuartos. En cada uno de ellos otro mecanismo desnudo se impone a toda barrera del lenguaje y a lo intransferible de la experiencia:


XVI
hurgo entre resortes y metales
esperando hallar
una pieza parecida
al corazón

Imaginamos sus heladas texturas y la maraña que crece hasta perderse en un compás secreto. Un sonido familiar, escuchado, figurado o fabricado en la tensión de nuestra propia urdimbre. Imaginamos un cuarto frío, pero también la extensión ilimitada del desierto, un útero sintético en el que no entra el tiempo y hasta la promesa de un paraíso perdido.


(…)
busco rastros
de un espíritu
migajas que me lleven
a la tierra prometida.
(P.36).

Arcano manual de relojería, mapa topográfico o libro de rezos. Carlos Katan nos ha dejado, una vez más, un bello y magnífico libro de poesía.

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