Cinco poemas en contra del yo-poético en «Visiones» de Jorge Burón

Jorge Burón Prieto (Madrid, 1994) es escritor de narrativa, ensayo y poesía, así como profesor de historia y filosofía en secundaria y bachillerato. Actualmente desarrolla su tesis doctoral bajo el título «El problema del mal en Roberto Arlt: crueldad y trascendencia en Los siete locos».

Ha publicado relatos en antologías y sido premiado como el «XXVII Concurso de Cuento de la Universidad Autónoma de Madrid» de 2018 o la colección La ciudad desde la ventana (2020); también ensayos en webs literarias como «Continuidad de los libros», y ha impartido talleres literarios en la universidad como su seminario «Literatura y poder en el siglo XX» en la Universidad Pontificia de Comillas.

En poesía debuta con su primer poemario Visiones (2024) en la editorial Buenos Aires Poetry. En la «Nota» que antecede los poemas de este libro, se lee en parte la propuesta poética que rodea el contexto en que fueron escritos: «José Ángel Valente dijo que el poeta debía despojarse de sí mismo y Leopoldo María Panero habilitó para la poesía española el plagio a la Mallarmé. Siguiéndoles, aquí se propone la reescritura visionaria, la despersonalización del poema: en contra del yo-poético, el otros-poético que cantan en las palabras que el poeta anota. Este modo será continuado en los poemarios Madrides y La sociedad del algoritmo en una clave más política y metafísica respectivamente. La imposición de ser actual, la exigencia de originalidad son una inevitabilidad para el que escribe; obsesionarse en su búsqueda sirve para entorpecerla».

Todos los textos que compartimos a continuación provienen de Visiones (2024), título de Jorge Burón que será presentado en los próximos días en Madrid.


I

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.                                                                                    De Safo
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Es a mí néctar de vida tu presencia
cuando ya no estás,
y envidio a la que fui
contigo aquel tiempo,
rías tú con él y yo sufra mirando
mientras te alejas.
Mas veo tu espalda y se me agita
el aliento,
lloro recuerdos,
me paraliza un miedo insalvable, mas
corro por ti, con piernas
de viento.
Tiemblo mirando tu espalda
negra del tiempo, te alcanzo
y en tu rostro no estás tú,
me muero,
pero todas morimos cada día.
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De Visiones (2024)

IV

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.                                                                                   De William Shakespeare
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A la belleza pedimos, su canto sea eterno
y que las estrellas vibren siempre su armonía
que el vacío destierre de este nuestro cuerpo
que el alma tras morir se convierta en sinfonía.

Mas yo, que del canto me habló la voz del gorrión
y en su vuelo comprendí la forma de los vientos,
si en escasez se convierte mi respiración
qué más pudiera entregar que el callar de un impío.

Yo, que de este mundo no soy más que espectador,
y de la primavera un escollo en su fluir,
en el lienzo natural derramo torpes trazos
que mi espíritu incallable no sabe reprimir.

Me apiadaré del mundo en este último verso,
que en la tumba halle el silencio y así muera feliz.
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De Visiones (2024)

VI

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.                                                                                   De Matsuo Bashō
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1.
Un rayo lento
truena, ya en aquel frío viejo
el campo ha florido

2.
Id al camino seco
el que nunca llega
y estás acabando

3.
Conozco aquel viento
es otro
de nuevo

4.
Dios ya regresa
los verdes mueren otra vez
todo queda en silencio
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De Visiones (2024)

X

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.                                                                                   De Walt Whitman[1]
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1.
Yo canto al cuerpo enfermo,
me abrazan el dolor de los otros y con el mío les abrazo yo.
No han de soltarse hasta que no sean el mismo, hasta que nos duela,
hasta que se purifiquen los cuerpos y enferma se encarne el alma.

¿No es conocido que quienes padecen conocen el cielo?
¿Y quienes curan a los vivos son tan perversos como quienes reviven a los
.             muertos?
¿Y que el alma que no muere pudre al cuerpo?
¿Y si el cuerpo no enferma, qué es el cuerpo?

2.
La enfermedad, sea la que sea, no soporta el bien o el mal, no admite explicación,
el cuerpo enfermo es perfecto, y perfecto es nuestro dolor.

La muerte, la enfermedad, no admite explicación,
pero la torsión de un músculo o la metástasis celular,
está en el mapa del destino de cada individuo, está, curiosamente, en la
.              esencia intangible de humano camino, en el alma, en la carne podrida,
en su cojera, en su dolor de cuello, en el agarrotamiento de los dedos o de
.              las rodillas, esta es la marca de cada uno, amigos:
Nuestra carencia es nuestra identidad y se abre paso, aunque la vida trata
.              de ocultarse,
no hay otro poema que el de la cicatriz, y del cuerpo desnudo solo veréis
.              el enfisema silbando, el miembro ausente o deformado.
La tos y el insomnio del anciano, los senos arrugados sobre el vientre, la
.              ceguera del niño ciego, el hablar del síndrome de Down, el
.              esquizofrénico en la plaza, sus chistes hilarantes.
El nadador abrazando en la pileta sus calambres, atravesando el tiempo,
.              su tiempo, el de la humanidad, en un jardín verde y silenciosamente
.              flotando bajo el sol que lo calcina.
El escorbuto que brega tozudo hacia el fin del mundo, el caballo ensillado,
muchachas con hambre, padres de tranquilizantes colmados,
el grupo de obreras negras fabricando el mundo al mediodía para que lo
.              devoremos antes del anochecer,
el hombre sin sosiego, con la cuerda en la mano por cobardía o virilidad,
el alumno que mira y está aprendiendo que el mundo conduce al futuro
.              espacial entre estrellas y polvo blanco,
y forcejea con sus dudas, con su estómago atado a la angustia de ser,
.              mientras dos afables compañeros americanos le patean en el baño
.              blanco, y le dicen que tiene levantarse, poder, levantarse, aprender,
.              levantarse, trabajar, levantarse. Eso es triunfar.

Sueña con los brazos y el cuello caídos, partidos, en paz, amar el dolor,
.              esa resistencia,
nos abraza la luz de la oscuridad, abrimos con la ceguera los ojos:
La marcha de los sanos uniformados, del poder del saber que domina los
.              conceptos, la virtud de occidente.
El cansado regreso del Infierno, el país fundador del progreso, la tierra que
.              nos prometieron y expropiamos, donde siempre doblan las
.              campanas y nunca es por mí.
Las divertidas celebraciones de guerra, que los niños vueltos, encorvados
.              deben cantar:
Amo mi cuerpo, lo suelto, lo dejo doler sin traba en el regazo de mi padre
.              llorando feliz, como un pequeño,
nado con los que nadan, enfermo con ellos, marcho hacia el camino del
.              que no se vuelve, nado con ellos, charlo con ellos.

3.
Conocí a un muerto, un titán de su tiempo, desconocido tiempo, desconocido titán,
y sus males fueron progenitores de los nuestros, y estos de otros, y otros más.

Este muerto era de una fuerza maravillosa, vil, hermosa
la forma de su cuerpo era amorfa, su pelo peludo y la blanca blancura de
.              sus ojos contenía la profundidad del insondable negro, así de
.              horrible y bello era, como tantos:
Por ver a este muerto yo solía morir, era muerto también.
Tenía él tierras en el campo que había habitado, trabajado, poseído y
.              arrendado después, y sus hijos fueron una estirpe enferma de ojos
.              blancos, y negros.
Ellos y sus hijas lo odiaron, y entre ellos y sus hijas se mataron, y él también
.              los odió,
no se odiaban por crueldad, sin embargo, se odiaban con odio tierno y privado,
como se odia el agua que nos sacia, el calor del sol que nos abriga.
Erigió un Imperio en la Tierra con sus manos que un día se agarrotaron
.              y lo entregó por egoísmo a quienes poseyó mientras pudo, esa fue
.              su obra enferma, fue loado y después olvidado.
Cuando conocí a este muerto y a la decadencia de su estirpe repudiarlo en
.              su vejez, lo hubiera señalado como el más puro y cruel de todos,
habría deseado sufrir su vida, perder su familia y construir su legado marchito,
.              enfermar y morir, odiar y vivir como hemos hecho y haremos.

4.
Me he dado cuenta de que basta con ser lo que se es, lo que apenas se
.              puede ser,
me basta con respirar un instante y toser el tiempo perdido,
me basta con tener la carne trémula, la carne que se marchita, que guarda
.              cicatrices.
¿Pasar por la Tierra y destruir con cada pisada tanto, sufrir la imposibilidad
.              del bien, de la verdad, de la vida y la belleza, del ser humano, que
.              nace para matar?
No quiero otra pena, celebro la condena del Mal

Hay algo en destruirse destruyendo, en ser humano, en ser, el olor de un
.              cuerpo enfermo es el olor del alma del cuerpo.
Todas las cosas huelen, pero ninguna peor que el alma.

5.
Esto es ser humano:
exhala muerte en cada respiración,
seduce su incineración,
invoca al yo fantasmagórico, como si el yo fuera otra cosa y la misma cosa,
.              hecha de inmateria, donde el cuerpo desaparece y solo queda la
.              existencia del no cuerpo, del yo,
los libros del arte, de la religión, del tiempo, de la visible y sólida Tierra,
.              todo lo que es materia el yo lo ha creado con su falsa
.              inmaterialidad, nada se pierde, todo se consume,
todo lo sólido se desvanece en el aire, y el yo indómito gobierna y da ley,
ley que el yo no atiende, el pelo, el pecho, las caderas, la curva de las
.              piernas, nada parece percibirlo, nada forma parte del yo, el yo es
.              todo, nada más, negligente que a cada paso se afirma y se niega en
.              su afirmación: yo soy el Yo.
Sobre las tablas donde graba con sangre negra el destino de otros, descansa
.              cada día su carne hinchada y castigada por la peste oliendo
límpidas y perfumadas llegan las siguientes crías y temblando de horror
.              contemplan pasmados la mugre.
Noche de los tiempos les llegó a pobres sentenciados que algún pecado
.              cometieron antes del alba,
penetrando en el día dócil que cede
piensan los cachorros que no entienden y se preguntan entre ellos:
¿quiénes serán, quiénes serán estos muertos…?
Este es el núcleo —primer humano de la vida, así llega otro que nace y
.              nada sabe,
el anterior le explica, el nuevo no atiende, esta es la fusión del hoy y del
.              ayer, un callejón pestilente sin salida donde nos vamos apilando:
No sintáis vergüenza, ese es nuestro regalo, nuestro templo sagrado, una
.              torre de mugre, de cuerpos muertos, degradados.
Sois la muerte que habla al enfermo, al enfermo del futuro,
la vida encierra todos los castigos, castigos por sus pecados,
está en el lugar justo y guillotina, corta con corte veloz
en todas las cosas debidamente veladas, es a la vez pasiva y activa,
su destino es devorar al ser imaginario, el yo inmortal.
Veo mi alma que se refleja en la Naturaleza, putrefacta,
veo mi cuerpo que desatado quiere huir, y retengo, inexplicable, delirio
.              y enfermedad,
veo la compasión de la Tierra aguardando a que acabemos con nuestro
.              absurdo espectáculo, veo a la madre Muerte, esperando a que
.              nos vayamos.
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[1] Este poema en su totalidad dentro del libro está compuesto de otros cuatro cantos que lo continúan.
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De Visiones (2024)

XXVII

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.                                                                                   De Wisława Szymborska
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Entiendo muy bien ese miedo invisible:
no ver la pecera,
nadar en una cárcel de cristal.
Parece una casa sin muros,
correteas como por un prado no vallado.

De pronto un golpe seco te bloquea, caes,
la libertad te paraliza,
más y más campo,
donde llega tu vista deberían llegar tus piernas,
es tuyo el campo.

Luego agacharás la cabeza,
darás la vuelta derrotada,
atrapada para siempre —dónde—
en tu culpa, en tu incapacidad.

Nazca un día la idea:
es una pecera,
obedeces sus reglas de cristal,
no es que no puedas,
es que no te dejan.

Pero, ¿quiénes? ¿Quién?
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De Visiones (2024)

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