Simon Armitage: tres poemas en español
Escribe| Joaquín Di Lorenzi
Simon Armitage, Comendador de la Excelentísima Orden del Imperio Británico, es un poeta, dramaturgo y novelista de origen británico nacido en Marsden, West Yorkshire, en 1963. Estudió en Colne Valley High School, Linthwaite, Huddersfield, para continuar estudiando geografía en el Instituto Politécnico de Portsmouth. Fue estudiante de postgrado en la Universidad de Mánchester, donde escribió una tesis sobre los efectos de la violencia televisiva en delincuentes menores de edad. Hasta el año 1994, estuvo trabajando como agente de libertad condicional en Gran Mánchester. En 1996 le fue entregado el título de Doctor honoris causa en Letras en 1996 por parte de la Universidad de Portsmouth. Más adelante dio clases de escritura creativa en la Universidad de Leeds, la Universidad de Iowa y en la Universidad Metropolitana de Mánchester. En febrero de 2011 asumió el puesto de catedrático de Poesía en la Universidad de Sheffield. Vive en West Yorkshire.
Simon Armitage ha recibido numerosos premios por su poesía, entre los que se encuentran el Autor del Año del Sunday Times, un Forward Prize, un Lannan Award, y un Ivor Novello Award por la letra de su canción en la película del Canal 4, Feltham Sings. Kid and CloudCuckooLand fueron seleccionados para el premio de poesía de Whitbread. Los Dead Sea Poems fueron seleccionados para el Whitbread, el premio de poesía de Forward y el premio T. S. Eliot. The Universal Home Doctor también fue seleccionado para el T. S. Eliot. En el año 2000 fue oficialmente nombrado Millenium Poet del Reino Unido y fue juez del premio de poesía Griffin de 2005, el premio Man Booker de 2006 de ficción y el premio de poesía de Mánchester de 2010.
Joaquín Di Lorenzi vierte al español tres poemas de Simon Armitage para Aullido:
Un estudio sobre la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones
Compilar esta emblemática antología de poesía en Inglés
sobre perros e instrumentos musicales es como nadar a través de ladrillos.
Hasta ahora, solo tengo “De la muerte del doguillo de Mrs. McTuesday,
asesinado por un piano que cayó”, una elección un poco obvia.
Es cierto, un arpa eólica susurra seductora
en el fondo de un soneto anónimo, “El sabueso del cazador,”
pero más allá de eso —silencio.
Debería soportar este trabajo pesado y degradante en favor de mi propia escritura,
donde seguramente la alegría yace.
Pero A. Smith mira engreído desde el reverso de un billete de veinte libras,
y cuando mi gerente de banco ríe,
pequeñas partículas de saliva chorrean como una lluvia de meteoros
a través del infinito espacio oscuro
entre su mundo y el mío.
An Inquiry into the Nature and Causes of the Wealth of Nations
Compiling this landmark anthology of poetry in English
about dogs and musical instruments is like swimming through bricks.
To date, I have only, “On the Death of Mrs. McTuesday’s Pug,
Killed by a Falling Piano,” a somewhat obvious choice.
True, an Aeolian harp whispers alluringly
in the background of the anonymous sonnet, “The Huntsman’s Hound,”
but beyond that —silence.
I should resist this degrading donkey-work in favor of my own writing,
wherein contentment surely lies.
But A. Smith stares smugly from the reverse of the twenty pound note,
and when my bank manager guffaws,
small particles of saliva stream like a meteor shower
through the infinity of dark space
between his world and mine.
Zoom!
. Comienza como una casa, la última de unos adosados
en este caso.
. Pero no se queda ahí. Pronto es una
avenida
. que dobla arrogante pasando el Instituto de Mecánicos,
gira a la izquierda
. en la calle principal sin mirar siquiera
y rápidamente es
. un pueblo con los principales cuatro bancos comerciales,
un periódico diario
. y un equipo de fútbol luchando por el ascenso
. Y continúa, ajena a las leyes de planificación,
a los Green Belts,
. y antes de que nos demos cuenta está fuera de nuestras manos:
ciudad, nación
. hemisferio, universo, expandiéndose en todas direcciones
hasta que de pronto,
. piadosamente, es liberada por el centro de
un agujero negro
. y disparada hasta una galaxia vecina, emergiendo
más pequeña y más suave
. que una bola de billar pero más pesada que Saturno.
. La gente me para en la calle, me acosa
en la fila de la caja
. y me pregunta “¿Qué es esto, que es tan pequeño
y tan suave
. pero cuya masa es superior a la del planeta anillado?
Son solo palabras
. les aseguro. Pero no se lo tragan.
Zoom!
. It begins as a house, an end terrace
in this case
. but it will not stop there. Soon it is
an avenue
. which cambers arrogantly past the Mechanics’ Institute,
turns left
. at the main road without even looking
and quickly it is
. a town with all four major clearing banks,
a daily paper
. and a football team pushing for promotion.
. On it goes, oblivious of the Planning Acts,
the green belts,
. and before we know it it is out of our hands:
city, nation,
. hemisphere, universe, hammering out in all directions
until suddenly,
. mercifully, it is drawn aside through the eye
of a black hole
. and bulleted into a neighbouring galaxy, emerging
smaller and smoother
. than a billiard ball but weighing more than Saturn.
. People stop me in the street, badger me
in the check-out queue
. and ask «What is this, this that is so small
and so very smooth
. but whose mass is greater than the ringed planet?»
It’s just words
. I assure them. But they will not have it.
Antes de soltarte
pon a los perros en la lista
de cosas difíciles de perder. Esos perros abandonados
en los páramos de North York o en las colinas de Sussex
o tirados como bolsas de arena desde coches alquilados
han seguido sus narices hasta pueblos con mercados
y como pelotas rebotado hasta los brazos de sus amos.
Escuché una historia de un perro que nadó
hasta la costa inglesa desde la Isla de Man,
y un perro que huevos y tocino cargó
y un diario matutino desde el pueblo
y apareció dos años e incontables leguas después,
con el tocino comido pero los huevos intactos
el diario seco como la leña, literalmente.
Un perro puede vagar lo ancho de un mapa
para enterrar su cabeza en el regazo de su dueño,
arrastrarse la última milla para pasar su pata ensangrentada
por su propia puerta. Para morir en casa,
un perro puede caminar hasta quedarse sin patas.
Le puedes quitar la chapa y el collar
pero un perro viste un pelaje y un color.
Un perro del que te deshaces —es un perro para toda la vida.
No hay perro que aúlle como el que echaste en la noche
Intenta mirar a un perro así a los ojos.
Before You Cut Loose
put dogs on the list
of difficult things to lose. Those dogs ditched
on the North York Moors or the Sussex Downs
or hurled like bags of sand from rented cars
have followed their noses to market towns
and bounced like balls into their owners’ arms.
I heard one story of a dog that swam
to the English coast from the Isle of Man,
and a dog that carried eggs and bacon
and a morning paper from the village
surfaced umpteen leagues and two years later,
bacon eaten but the eggs unbroken,
newsprint dry as tinder, to the letter.
A dog might wander the width of the map
to bury its head in its owner’s lap,
crawl the last mile to dab a bleeding paw
against its own front door. To die at home,
a dog might walk its four legs to the bone.
You can take off the tag and the collar
but a dog wears one coat and one colour.
A dog got rid of—that’s a dog for life.
No dog howls like a dog kicked out at night.
Try looking a dog like that in the eye.
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