Cuatro poemas de Irene de la Fábrica y un inédito

Irene de la Fábrica (Miñarro Rubio) nace en Murcia en 1993. Es graduada en Lengua y literatura castellanas por la Universidad de Murcia con máster en Formación del profesorado por la Universidad Miguel Hernández y con máster en Estudios literarios y teatrales por la Universidad de Granada. Actualmente es profesora de lengua y literatura en un instituto. Sus estudios en diferentes universidades (Concha Méndez, mujer de vanguardia o Las poetas del 27) han ido enfocados hacia restaurar los nombres de poetas del siglo XX que han caído en el olvido, así como para insertarlos en las aulas.

Ha colaborado en revistas artísticas como Panorama, del CENDEAC y publicado un fanzine titulado Estigma junto al fotógrafo Joaquín Luna. Su primer libro lo ha publicado con la Editorial Talón de Aquiles: El hombre y la Serpiente (2023).

Los poemas que aquí presentamos son de su libro El hombre y la Serpiente, además de añadir el poema inédito «CLIMATOLOGÍA DEL MOBILIARIO TRISTE».


[symple_toggle title=»Sierpe» state=»closed»]

No sé si soy yo o soy la otra.
No sé si la piel me la pongo de día o de noche. Si el veneno abre una ventana en mi frente o si es cuando se cierra cuando hay luz.
Si soy yo cuando no hay nada
como las olas que se destrozan contra el mar en silencio. O si soy yo cuando soy la intérprete de la película. ¿Tiene usted idea de cuánto tarda una idea en morir? No me inventaré
la vida que ya sé.
Vomitaré lo que me falta
y me reiré, una vez más,
ebria de la sangre de Dios,
hasta que llegue el coche que me lleve,
esta vez hasta el final.

De El hombre y la Serpiente (Editorial Talón de Aquiles, 2023)[/symple_toggle]

[symple_toggle title=»Confundí el wakame con los gusanos del salmón» state=»closed»]

me he descuidado,
gusanos blancos se retuercen en ese plato
abandonado de la cena romántica del viernes
mientras gritan en la lengua del gusano
espasssaadoooespaaasaaadooo;
así acaba el amor,
con pequeños gusanitos blancos terminando
su asqueroso festín;
así acabrán tus ojos de chino
y tu dulce cara de ángel deteriorada por  el
abuso de la quetamina, que escribo con qú
porque me sale del qoño, es el mismo fonema
pedazo de julais.
Estoy enfadada,
ahora soy yo el gusano retorcido en su trozo
de salmón podrido por las altas temperaturas de un verano en mi corazón;
soy el gusano y soy el salmón ahora
y soy la mano sin guante que con lejía
y amoníaco, por si colocara, lo tira una
bolsa de basura amarilla sin mirar.
Es lo que hago con el pasado, todo en bolsas
y al pasillo.
Lo he dejado en el edificio porque detesto
verme en esas caritas de gusano y  por si
alguna anciana ha de tropezar y morir,
sería el final trágico que anhelo,
muerte por gusano. Y nuevos gusanos saldrán
del cadáver de la anciana al final de las escaleras
y lucharán en la batalla final del gusano por la
supremacía gusanil.
Lo que hay que escribir PARA NO PENSAR QUE TE HAS IDO.

De El hombre y la Serpiente (Editorial Talón de Aquiles, 2023)[/symple_toggle]

[symple_toggle title=»La caída» state=»closed»]

Ah… dejad que muera,
jamás aprendí nada.
Hice de mi vida una erupción
y de sus voces una sombra.
Sigo por el hilo
fino de la histeria
de mi ser, mi propio ser
que se revuelve indómito:
como el mar lleno de vida
y tan
seco.
El mar también se cae.
La luna tiene la culpa:
tengo marcas como flores
por el cuerpo ¡qué es amor!
Todavía creo en Dios. Yo.
Y en la desdicha
y en hacer mío este imperio
de cuerpos llenos de
penes erectos
y agujeros, que los hice
con mis dientes, yo.
Que el recuerdo es un
templo
donde he dejado tu cadáver y lo he lavado con mi lengua, yo;
que nunca supe abandonar, tengo que cambiar
mi religión.

De El hombre y la Serpiente (Editorial Talón de Aquiles, 2023)[/symple_toggle]

[symple_toggle title=»Alábame» state=»closed»]

Ignoro la salvación
pero sé del fuego y sus costumbres.
Vístete de nombres y
desnúdate a luces
que al juego nada le pierde.
Siempre seré lo que no fuimos
pero hoy tu ausencia me sonríe:
me olvidé del azul.
En el asfalto de tu espalda
veo elefantes cargando a niños
pero ella se enrosca
en mi cintura
y me mata de la asfixia.
Los hilos de la histeria
que ataban mis dos lenguas
están rotos por el suelo.
Yo ya he visto a la Muerte.
Ignoro la salvación,
pero sé de la condena:
el silencio hace el templo
y no sus dioses.

De El hombre y la Serpiente (Editorial Talón de Aquiles, 2023)[/symple_toggle]

[symple_toggle title=»CLIMATOLOGÍA DEL MOBILIARIO TRISTE» state=»closed»]

Si llueve me pongo bikini
si sale el sol me bañaría contigo
si todo fue mentira algo sería verdad
¿no?:
tu boca es un pozo profundo
y al fondo está tu alma -creo-
pero es que ya me da igual
hay un concierto y me he puesto
mis botas de caminar sobre los tristes
vacío vacío vacío
como habitaciones sin muebles
como muebles sin puertas
como puertas sin pomo
como habitaciones sin muebles
de muebles sin puertas
de puertas sin pomo, agg.
Soy una sauce llorona y tú
un pino carrasco
esa gaviota lejos del mar
quería ser farola,
pero no daba luz
papá, traigo amapolas del campo
para que no duela.
Pero no daba luz.

Poema inédito[/symple_toggle]

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