Vigdis Hjorth, heredera

Escribe| José Manuel Romero Santos


Editorial: Mármara + Nórdica (2019)
Nº de páginas: 440
ISBN: 978-84-17651-78-7
Traducción de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo
Idioma original: noruego

La novela de Vigdis Hjorth, La herencia, plantea un análisis peligrosamente alejado de cuestiones literarias más o menos accesibles, como el argumento, la factura de los personajes o la relación entre tal y cuál aspecto de la narrativa de la autora. El análisis, por ciertas circunstancias que tratará esta reseña, es obligadamente peritextual, y ha de proceder desde extramuros para poder terminar ofreciendo una radiografía más o menos clara de lo que es esta novela noruega editada en España por la alineación de Mármara y Nórdica, dos editoriales interesadas en la publicación de literatura escandinava.

Tal vez se trate de una incapacidad mía para aceptar lo que ha venido catalogándose de autoficción en los últimos años, o al menos cierta burda modalidad en la que la única concesión a la ficción pasa por cambiarles los nombres a las personas involucradas en la historia. En La herencia, una protagonista/autora narra la relación con su familia a través de dos hechos claves de la historia familiar: los abusos sexuales por parte del padre hacia la protagonista durante su infancia, y el reparto de unas casas en la playa entre los cuatro hermanos tras el fallecimiento del padre. La autora gira una y otra vez entre las dos cuestiones, sin llegar a una resolución vital, tal vez porque no hay una resolución. Tal vez no quiera darnos una resolución o tal vez se ha dado cuenta, tarde, de que no tiene resolución que ofrecernos.
Si bien hay ciertas cualidades que admiro en la literatura de Hjorth, como el estilo seco, tajante, o su capacidad de tomar ciertas películas o poemas para establecer puntos de contacto con su propia narrativa… Si bien admiro estas virtudes, digo, creo que este libro es caprichoso y está dirigido a un grupo minúsculo de lectores, y poco o nada tiene que decirnos a los no involucrados en la historia familiar. La herencia, creo, es un libro innecesario para la Literatura, pero necesario para su autora.

Ante este tipo de narrativa puede resultar peliagudo decir que no abrigo simpatía por la protagonista. Hasta qué punto se identifica el personaje con la autora es difícil de precisar, aunque por la respuesta de los familiares de la autora en el contexto de su publicación original, podemos asumir que el grado de identidad es bastante alto.
Bergljot, como se hace llamar la protagonista, parece estar obsesionada con la imagen que su familia (con la que cortó hace mucho tiempo) tiene de ella. Esta imagen debe de estar (creo yo) tan distorsionada como la que ella tiene de su familia. Al menos, eso es lo que parece al leer los enfermizos análisis que Bergljot (con ayuda de unos amigos especialmente interesados en opinar sobre asuntos que no les incumben directamente[1]) hace de los aparentemente inofensivos mensajes y cartas de su hermana Astrid[2]. Se trata además de un personaje con una situación personal tan atípica, que pocos lectores podrían identificarse con él. En cuanto al resto de personajes, estos gravitan de forma un tanto errática en torno a la protagonista, y solo sabemos de ellos a través de las conjeturas de Bergljot. Esto es acertado. Si la novela está basada en una situación real en la que prima el yo sobre todas las cosas, es lógico que los personajes secundarios sean construidos a través de las opiniones de la protagonista, opiniones que el lector se encargará de juzgar como válidas o tendenciosas. En este sentido, la novela resulta coherente: el texto narra, al fin y al cabo, un conflicto de intereses desde el punto de vista de uno de los interesados.

En resumidas cuentas, La herencia es una obra que abusa del recurso de la autoficción. Tanto, que la narración se vuelve en ocasiones insoportablemente egocéntrica. No obstante, admito que el problema de esta novela no se encuentra en el estilo narrativo o la habilidad para “armar” una narración con sentido por parte de la autora. Puede que estas cuestiones justifiquen, en el resto de su bibliografía, la establecida respetabilidad de Hjorth como autora en Noruega. Aunque La herencia no haya obtenido mi beneplácito personal como lector, no negaré a Vigdis Hjorth otras oportunidades de lectura.


[1] ¿Y si esos amigos fueran en realidad un trasunto de nosotros, los lectores?

[2] En la realidad probablemente Helga Hjorth, quien un año después de publicarse La Herencia en Noruega, publicó su “contranovela” Fri vilje (2017). El asunto es escabroso.

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