Introducción de Nigel Glendinning a «Noches lúgubres» de José Cadalso

Escribe|  José Antonio Olmedo López-Amor


Nigel Glendinning (1929-2013), hispanista inglés especializado en el siglo XVIII, subraya la importancia que tuvo Noches lúgubres [1], del poeta gaditano José Cadalso (1741-1782), sobre todo en el siglo XIX, y eso, a pesar de que esta obra tuvo que sortear serios obstáculos devenidos de la censura y la Inquisición. En su proemio, el especialista apunta que dicha obra fue reeditada e impresa en numerosas versiones, incluso traducida al francés, e imitada y plagiada por autores conocidos [2] y anónimos [3], hecho que permite comprender ahora, tras el paso del tiempo, que esta obra haya sido tan leída como poco comprendida y discutida.

Glendinning señala que tanto como epígono del poeta inglés Edward Young [4], como considerando Noches lúgubres una autobiografía [5], perspectivas por las que también fue etiquetada esta obra, las Noches de Cadalso seguían siendo inadecuadas para la moral de la época por muchas cosas.

Retrato de José Cadalso (1855) por Pablo de Castas Romero, situado en el Museo de las Cortes de Cádiz.

Retrato de José Cadalso (1855) por Pablo de Castas Romero, situado en el Museo de las Cortes de Cádiz. Fuente. 

Cadalso se dirigió a Meléndez Valdés en una carta y se refirió a Noches lúgubres en estos términos: «la parte verdadera, la de adorno y la de ficción». Biografía, retórica e invención. Parece que su propio autor desglosaba esta obra en tres partes, pero no se refería a bloques de acción en pasajes estancos, sino a la proporción en que esos tres epígrafes estaban presentes en la diégesis. En base a esta triple estructura analiza Glendinning tanto la relación de la vida de Cadalso con esta obra, como sus fuentes estilísticas y temáticas.

Esto nos lleva a una carta que escribió un misterioso señor «M. A.» dirigida a un no menos desconocido señor «Agº, D, Ca…». Dicha carta fue incluida en la edición de las Noches (1822) y una copia manuscrita de esta estuvo en la biblioteca de Lectoral Trianés en Cádiz. En el prólogo de Glendinning esta carta es reproducida íntegramente y de ella —tomada como supuesto punto de anclaje más fiable entre la analogía vida y obra del autor— manarán las investigaciones más interesantes del hispanista inglés.

En primer lugar, Glendinning cuestiona la veracidad de dicha carta analizando unos fundamentos iniciales poco rigurosos: «con noticias de esta parte, presunciones de la otra, memorias de aquí, palabras de allá». Y continúa en esta línea al admitir que la identidad de Dalmiro no tenía nada que ver con Don Juan de Iriarte, sino con el propio autor, pues utilizaba este nombre como seudónimo y alter ego. El hispanista tampoco encuentra ninguna prueba de que Cadalso fuese desterrado tras la muerte de Filis (nombre en clave de María Ignacia Ibáñez, amada de Cadalso).

Dicha carta —escrita veinte años después de los sucesos que supuestamente relata— da por hecho que las Noches de Cadalso fue escrita tras la muerte de María Ignacia y como homenaje a esta. Asimismo, la epístola afirma que el matrimonio entre Cadalso y María Ignacia fue imposibilitado por el conde de Aranda y que Cadalso, tremendamente consternado por la pérdida de la actriz, tuvo intenciones de desenterrar su cadáver, tal como pretende Tediato, su personaje principal en las Noches.

Glendinning tampoco está de acuerdo con las atribuciones que Edith F. Helman [6] hace con las iniciales que señalan a emisor y receptor de dicha carta. En su opinión, en lugar del conde de Noroña (M. A.) dirigiéndose a Manuel Aguado Casal (Agº), es don Manuel de Aguirre quien se dirige a Aguado Casal. El especialista da toda una serie de explicaciones rigurosas al respecto. Sin embargo, aunque estas identidades se correspondiesen con la realidad, asume que sería improbable —basándose en documentos históricos que probarían su ausencia geográfica durante los hechos— que estas personas pudiesen haber sido testigos de las situaciones que relatan.

El hispanista llega a la conclusión de que no es necesario atribuir el desenterramiento de Filis —motivo central de la obra— a la vida del autor, pues existe la posibilidad de que Cadalso se inspirase en una leyenda popular española conocida como «la difunta pleiteada» [7].

Portada de noches lúgubres en su edición de 1817.

Portada de «Noches lúgubres» en su edición valenciana de 1817. Fuente. 

Basándose en su obra Cartas marruecas, así como en un poema editado póstumamente y recogido por el marqués de Valmar, Glendinning afirma que algunos hechos narrados en la carta son ciertos, como: la motivación a escribir Noches lúgubres tras la muerte de su amada o la correspondencia entre la identidad del personaje femenino y María Ignacia.

No obstante, Glendinning no detiene ahí su investigación e indaga acerca de las motivaciones de Cadalso para escribir esta obra, así como la importancia que este otorgaba a su enamoramiento con María Ignacia (Filis).

En este sentido, el dieciochista inglés considera importante el hecho de que Cadalso conociera a María Ignacia justo después de su destierro por satirizar las costumbres de la nobleza (uno de los momentos más críticos de su vida). Después de estudiar Derecho, viajar por Europa, servir en el ejército con reconocimiento al valor y ser un gran patriota, sus ideales cambiaron por completo a partir de octubre de 1768. Tras esta fecha, Cadalso abandona los estudios serios y deja de servir a una sociedad que le parece injusta. No solo se desencanta del ser humano, también lo hace de los dioses. Se convierte en un estoico retirado a la reflexión y atraído por la filosofía.

María Ignacia parecía encajar perfectamente en ese nuevo Cadalso alejado de la ostentación y la codicia. La actriz —además de hermosa— respondía al perfil horaciano de humildad y sencillez, exenta de ambición y envidia. La fidelidad, respeto e idolatría entre ambos construía un paraíso particular que contrastaba con la impudicia de la sociedad de la época.

La pérdida de María Ignacia justificaría la desesperación de Cadalso y, por extensión, de Tediato. Primero el rechazo a su nueva mala suerte, pero después la aceptación de su destino, sería el camino que autor y personaje tomaron con sobradas justificaciones [8]. Pero la pérdida de la amada no sería la única mala suerte de Cadalso en aquella época.

La oposición de la censura a su tragedia nunca publicada e intitulada «Solaya, o los circasianos» y la mala crítica de Don Sancho García, tragedia admitida por los censores y firmada con el seudónimo de «Juan del Valle» fueron factores que hirieron a Cadalso notoriamente. Las críticas que Tediato vierte en las Noches vendrían a refrendar la animadversión de Cadalso sobre los jueces (censores, críticos y público) de sus obras.

Portada de Noches lúgubres de José Cadalso en su edición de Espasa Calpe de 1961.

Portada de «Noches lúgubres» de José Cadalso publicada por Espasa Calpe en 1961.

Glendinning encuentra cinco ecos y tres reminiscencias en las Noches que apuntarían al supuesto germen que la inspiró: el día entero que Tediato pasa junto a la tumba de su amada; el soborno al sepulturero; la crítica de Tediato a la codicia del mundo en general y a Lorenzo en particular; la idea de levantar la losa de la tumba y la de suicidarse después correspondería también a los ecos. Las reminiscencias serían: la posibilidad de resurrección de Filis y la idea de llevarla a su casa una vez desenterrada.

Como fuente de inspiración para escribir las Noches lúgubres, además de las citadas tragedias que se inspiraron en la leyenda de «La difunta pleiteada» se encuentran algunos romances. Es precisamente en uno de estos romances, recopilado por María Goyri de Menéndez Pidal como posibles orígenes de «La difunta pleiteada», donde Glendinning encuentra los siete rasgos mencionados en las Noches.

En cuanto a la posible influencia de Young y sus Noches, Glendinning se pronuncia en sintonía con Helman, quien en el prólogo a su edición del texto afirma que el ambiente solitario y triste de la novela, las miserias del hombre y el nombre del sepulturero parecen haber sido extraídos de la obra de Young. Sin embargo eso no quiere decir que la imitación del estilo de Young se limite al elemento personal. Diferencias como la elección del diálogo por parte de Cadalso, su ateísmo y estoicismo le distancian de la obra del autor inglés.

Hervey y sus Meditaciones entre los sepulcros se erige como otro candidato a modelo de Cadalso y sus Noches lúgubres. No ocurre lo mismo con Sebastien Mercier y su L´eclipse de la lune, obra de sentido demasiado alegórico y metafísico. Glendinning no encuentra influencia alguna de Cesare Beccaria en las Noches, pero no puede decir lo mismo de Rousseau, ya que su crítica a las madres que no cuidan de sus hijos, el estilo exclamatorio y algunos pasajes de Émile y Nouvelle Héloïse se parecen bastante a la obra de Cadalso, aunque los considera insuficientes.

La cuna y la sepultura y Las zahúrdas de Plutón son algunas de las influencias españolas rastreadas por Bruce Wardropper, quien considera a Cadalso más deudor de Garcilaso y Calderón que de autores extranjeros.

Para concluir, Glendinning aborda el tema de los problemas de Cadalso para terminar y publicar su obra, así como también enuncia su propia interpretación de la misma, refiriéndose entre otras cosas: al tema del individuo desgraciado y su adversa suerte; el uso de la ficción para esquivar su biografía o cómo la firmeza de una estoica amistad ayuda a los personajes a superar sus vicisitudes.


[1] Las ediciones que se han tomado en cuenta para este artículo son las de Editorial Espasa Calpe, Madrid, 1961 y 1993.

[2] Por autores como Meléndez Valdés y Fernández de Lizardi.

[3] Ejemplos de plagios anónimos son Noche lúgubre, publicada en el Diario de Barcelona (1793)  y El sepulcro, o lo que puede el amor (1859), un pliego suelto que fue editado varias veces entre la citada fecha y fines de siglo.

[4] Postulado de los neoclásicos.

[5] Opinión de los románticos. Tanto se extendió esta hipótesis y tan creíble les parecía, que la obra fue reeditada con el titulo Historia de los amores del coronel José Cadalso.

[6] The first printing of Cadalso´s «Noches lúgubres» en la Hispanic Review, XVIII, núm. 2, 1950, pág. 127.

[7] Dicha leyenda, además de contener una exhumación de la persona amada, es además la historia de una boda frustrada, factores que, de ser cierta la aspiración a casarse de Cadalso, entroncaría a la perfección con la tesis romántica. Lope de Vega, Matías de los Reyes, Castillo Solórzano, Rojas Zorrilla y María de Zayas  escribieron dramas basados en esta leyenda.

[8] Un poema de Cadalso titulado «Carta escrita desde una aldea de Aragón a Ortelio» refuerza esta analogía entre autor y personaje.

 

Un comentario en “Introducción de Nigel Glendinning a «Noches lúgubres» de José Cadalso”

  1. Pingback: Introducción de Nigel Glendinning a «Noches lúgubres» de José Cadalso – ACRÓPOLIS DE LA PALABRA
  2. Trackback: Introducción de Nigel Glendinning a «Noches lúgubres» de José Cadalso – ACRÓPOLIS DE LA PALABRA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *