Idea Vilariño, el límite de lo innombrable
Idea Vilariño (Montevideo, 1920 – ibídem, 2009) tuvo una afición innata a la lectura. O incluso, una predestinación antes de existir. Sus padres: él poeta anarquista y ella lectora voraz por enfermedad, quisieron traspasar a sus hijos su amor por la literatura y el modernismo rubendariano con un método radical. Tal vez de allí se pueda rastrear el origen del nombre de la tercera de los cinco hijos del matrimonio Vilariño–Romani. Al de Idea se suman los de sus hermanos: Azul, Alma, Poema y Numen. Así, tatuada desde la partida de nacimiento, vino al mundo esta mujer que, con la engañosa sencillez de su poesía, ha marcado a varias generaciones en Uruguay.
Poesía engañosa, sí, ya que se trata de una poesía minimalista, descarnada, crudamente íntima. Sus textos, que rarísima vez superaron la página de extensión son una virtuosa excepción de condensación expresiva, están compuestos por versos que eluden las palabras y los signos de puntuación e invocan al silencio, a veces con trisílabos, bisílabos o incluso monosílabos, tal como alguna vez llegó a titularlos.
En su poesía aparecen técnicas de la narrativa como la enumeración caótica de «Eso» o «Ya no»; la corriente de la conciencia en que, al parecer, está escrito a propósito con un ritmo que contagia la opresión al leerse en voz alta «Siempre». Mientras que en «Los cielos», introduce tanto un artículo femenino como masculino para acompañar los sustantivos otoño y dolor.
«No, ni, nunca, nada, nadie. Idea Vilariño es sistemática, casi obsesiva en repetir estos vocablos del no ser, como si ahí, en ellos, se ensamblara la historia de amor y desamor que aquí es pintada con sombría desolación mistraliana», sostuvo Milagros Abalo en el prólogo a la edición chilena de Poemas de amor. En manos de otro poeta estas negaciones podrían pasar como intrascendentes, casi ornamentales, pero dentro de las reglas propias de su mundo sintáctico continente pueden articular el significado de todo un poema, en el que se tensa lo pasional del fondo a través de lo racional de la forma.
Vilariño posee una obra poética breve que se desgrana en los libros La suplicante (1945), Cielo Cielo (1947), Paraíso perdido (1949), Por aire sucio (1950), Nocturnos (1955), Poemas de amor (1957), Pobre mundo (1966) y No (1980). Durante su trayectoria también publicó ensayos y estudios literarios. Además tradujo al castellano a William Shakespeare, Guillermo Enrique Hudson, Raymond Queneau, entre otros autores. Precisamente varios estudiosos de su obra han afirmado que su labor como traductora influyó en lo que fue su característico estilo, al reducir al mínimo los vocablos.
Perteneció a la Generación del 45, probablemente la de mayor influencia en la literatura y crítica literaria uruguaya e iberoamericana del Siglo XX, junto a Mario Benedetti, Amanda Berenguer, Emir Rodríguez Monegal, Ida Vitale, Ángel Rama y Juan Carlos Onetti. Es inevitable mencionar el tormentoso vínculo afectivo que mantuvo durante el transcurso de su vida con este último, a quien dedicó la plaquette Por aire sucio y el libro Poemas de amor. En su poesía es un tema que entra y sale de su obra hasta bien entrada la madurez.
La periodista Leila Guerriero se interrogó sobre esta relación en el primer párrafo de un perfil sobre la poeta uruguaya titulado «Esa mujer», publicado en el libro Plano americano: «Quién era usted, usted que hablaba poco y que habló —tanto— de un solo amor de todos los que tuvo: de uno solo». En el mismo texto, más adelante Guerriero recogió varios testimonios sobre la relación de Vilariño con Onetti, entre los que se incluye el de Silvia Campodónico, compañera desde la secundaria de Vilariño: «Yo creo que la relación con Onetti fue una relación literaria, una relación para la biografía».
Otra faceta de Idea Vilariño fue la de crítica literaria en revistas como Marcha, Número o Clinamen, los que surgieron de la Generación del 45. En ocasiones no firmó con su nombre completo sino sólo como Idea o con los seudónimos Ola Ofabre o Elena Rojas, como reveló el crítico literario Pablo Rocca en el documental Uno de nosotros: Idea Vilariño de la Televisión Nacional de Uruguay.
Hasta muy avanzada edad se negó a recibir becas o premios literarios, al igual que rehuía participar como jurado de concursos. Concedió escasas entrevistas, aunque en ellas habló abiertamente de la angustia que atravesó su vida. Se dedicó a la docencia de la literatura por muchos años. Fue una importante letrista de música protesta para varios compositores e intérpretes uruguayos.
En la poesía de Vilariño existen tres líneas temáticas: los poemas de desgarro amoroso, los existenciales y los de compromiso político. En revista Aullido hemos querido recordarla al elegir 10 textos representativos de su obra. El primer texto de esta selección fue tomado de la reedición del libro Poemas de amor (2015), que realizó Ediciones Universidad Diego Portales. A continuación, el resto de poemas pertenecen a la antología En lo más implacable de la noche (2003) de Ediciones Colihue.
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
no llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.
pienso
leo
traduzco veinte páginas
escucho las noticias
escribo
escribo
leo.
Dónde estás
dónde estás.
y cuando inclina
cuando va a hundir el rostro suavemente
en la dura pelambre
en la oscura maraña entreverada
sobre la piel tan pálida
ve el espejo es decir ve en el espejo
una cabeza rubia —no— dorada
el pelo blandamente recogido
en un lánguido moño como si
fueran la cara el cuello la cabeza
de alguna delicada bailarina.
El espejo mirá el espejo dijo
y le dejó que él viera la cabeza
dorada hundiéndose en el vello negro
y su cuello doblándose
tan armoniosa tan hermosamente
dejó que él viera absorto enamorado
ese pedazo de su amor viviendo
encerrado en el óvalo de oro.
acaso es otra
la que va recobrando
su pelo su vestido su manera
la que ahora retoma
su vertical
su peso
y después de sesiones lujuriosas y tiernas
se sale por la puerta entera y pura
y no busca saber
no necesita
y no quiere saber
nada de nadie.
Mi nombre
ya no me dice nada.
No sé qué estoy haciendo.
Nada tiene que ver ya más
con nada.
Tampoco yo
tengo que ver con nada.
Digo yo
por decirlo de algún modo.
sobras
restos
desechos
basura acumulada de los días.
soy mis hijos
y soy el mundo
soy la vida
y no soy nada
nadie
un pedazo animado
una visita
que no estuvo
que no estará después.
Estoy estando ahora
casi no sé más nada
como una vez estaban
otras cosas que fueron
como un ciclo lejano
un mes
una semana
un día de verano
que otros días del mundo
disiparon.
mi angustia
mi alegría
mi pavor
mi humildad
mis noches todas
mi nostalgia del año
mil novecientos treinta
mi sentido común
mi rebeldía
Mi desdén
mi crueldad y mi congoja
mi abandono
mi llanto
mi agonía
mi herencia irrenunciable y dolorosa
mi sufrimiento
en fin
mi pobre vida.
se cae la el otoño
la lenta primavera que sube por septiembre
y se mira los dedos
las rosadas señales
el viejo simulacro de fuegos y paredes.
Se cae la el otoño
le cae un encendido
el aire amargo
la sospecha de un ángel devorante
una fruta de horror
un signo ardiente.
El mundo cae en sí
la cara cae
hincan los dientes en
piden muy poco
pero ya cuesta ya cuesta dar entonces
recoger el amor que cae de los árboles
que cae la el dolor
tener silencio
o tocar las inmensas bolsas solas
y salir dando voces por los cielos.
efímero del hombre
una bota de fuerza y sinrazón
pronta a golpear
dispuesta a ensangrentarse.
Cada vez que los hombres se incorporan
cada vez que reclaman lo que es suyo
o que buscan ser hombres solamente
cada vez que la hora de la verdad la hora
de la justicia suenan
la bota pega rompe ensucia aplasta
deshace la esperanza la ilusión
de simple dicha humana para todos
porque tienen otros fines como Dios
como dicen los curas que su dios
tiene otros altos fines misteriosos
otros planes en que entran Hiroshima
España Argelia Hungría y todo el resto
en que entran la injusticia la opresión
el abandono el hambre el frío el miedo
la exploración la muerte
todo el horror todo el dolor del hombre
Va cambiando de pies según el oro
según la fuerza y el poder se mudan
pero siempre habrá alguna
a veces más de una
pisoteando los sueños de los hombres.
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