Especial feminismos: María García Zambrano
María García Zambrano (Elda, Alicante, España, 1973) es licenciada en Periodismo y posee estudios de doctorado en literatura en la Universidad de Sevilla, posgrado en Letras Modernas en la Universidad Paris-Diderot, estudios de lingüística en la Pontificia Universidad Católica del Perú, y poesía hispanoamericana en Buenos Aires. En la actualidad trabaja como profesora de literatura en Madrid, donde reside. Además, imparte talleres y seminarios de poesía escrita por mujeres en distintas instituciones y ha colaborado como crítica literaria en publicaciones como Turia, Nayagua o La libélula vaga.
Tiene cuatro libros publicados: El sentido de este viaje (Aguaclara, 2007. Premio Paco Mollá); Menos miedo (Premio Carmen Conde de la Editorial Torremozas y semifinalista del Premio Ausiàs March al mejor poemario del 2012); La hija (El Sastre de Apollinaire, 2015 y Abisinia Editorial, 2022); Diarios de la alegría (Sabina, 2019).
Sus versos aparecen en antologías como A poema abierto (Universidad de Salamanca. 2020); Insumisas (Baile del sol, 2019); En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis (Bartleby Editores); Voces del Extremo. Poesía y resistencia (Editorial Amargord, 2014) y en las revistas: Turia, Revista de Occidente, Tendencias21, El coloquio de los perros, Nayagua, Barcelona Review, Santa Rabia magazine, o Nervo (Portugal). Su poesía está traducida al rumano, portugués e italiano. Forma parte de la asociación de mujeres poetas Genialogías.
Todos los poemas que traemos hoy aquí de María García Zambrano son de su libro La hija, un poemario que es acompañado por las imágenes de la artista Juana Castro y que nos muestra, nos dice, nos cuenta, sin juicio, la experiencia del nacimiento a partir de una, el recorrido que supone el dar a luz. El lenguaje poético va a ser la vía por la cual se nos conduzca a la ilusión del proyecto de maternidad y a la vez a la dificultad de ser madre, el dolor y a veces terror de ser madre. y la continuación que significa ser nieta, hija y después madre de una hija. Porque el nacimiento también puede ser un acto traumático, tanto el hecho de nacer como el de dar a la luz, pero aquí lo vemos como una exposición de hechos de expuestos de manera poética en un tránsito o conversión en el que se pasa de un estado a otro, también en un lugar de tránsito que es una habitación y todo lo que a esta le rodea. La palabra nace y es hija con piel de madre, transita por el hospital y la sala de lactancia; habita en los trabajadores y trabajadoras del maternal; habita en el suceso del nacimiento; se confabula con la idea del miedo a la pérdida y se regocija en la tranquila fragilidad de la vida.
María García Zambrano suma sus versos a nuestro especial feminismos junto a Lola Nieto, Fermina Ponce y Niyireé Baptista.
EL JUEGO DE LOS OTROS
Se me exige que diga quién soy.
Nada todavía, nada todavía.
Albert Camus
Sale de casa la mujer y viste
a todas las mujeres que la precedieron:
madres que amamantaron
a la heroína.
Su estómago muralla soportará el juego de los otros.
Y duda en sostener ese pasado
que acaso ¿fue mejor?
Sale de casa la mujer y arrastra
toda la urdimbre
de vocablos inútiles que la asfixian
(y mil palabras bomba para su cautiverio).
Sale de casa la mujer y sabe
que de este juego no la exime ni el dolor.
De La hija (El Sastre de Apollinaire, 2015 y Abisinia Editorial, 2022)
EL QUIRÓFANO
Un monitor registra tu latido
papel que no termina y en su
. desprendimiento
arrastra lágrimas
como cantos que el mar no erosiona.
Cuánto esperar entonces
(papel cayendo)
que asciendas a mi boca.
Cuánta ceguera viscosa alucinada.
(Contar las gasas la voz invisible
el suelo y su desinfección
la señal que debes darme).
Cuánta carne de corcho
todavía.
En lo alto un temblor me despierta a este mundo.
—LA HIJA VIVIRÁ
De La hija (El Sastre de Apollinaire, 2015 y Abisinia Editorial, 2022)
LA SALA DE LACTANCIA
Mi pecho huérfano mira el otro pecho
derrama su simiente al plástico y cristal.
Tus labios cerrados no acarician ni muerden ni hacen
que sangre
este huérfano tan mío.
Ninguno de los dos te saborea
tan solo están ahí para alumbrarte
con su amor
gota a gota.
Mi pecho se rinde y cae y se duele del silencio y de la falta.
Una máquina un ritual una ventana
que da a los aparcamientos.
Y toda la tristeza que se vierte
con este chorro
blanco.
De La hija (El Sastre de Apollinaire, 2015 y Abisinia Editorial, 2022)
LA TRISTEZA
Todas las madres que soy debíamos hablar
aproximar posturas
organizar un plan de acción para que no se desparramen
leche
lágrimas
suero
medicamentos.
La madre bandada de pájaros que espera la primavera
para regresar a su nido
sentada en la única silla que no está rota.
La madre jeringa de leche para un gorrión se posa
en la ventana.
La madre en carne viva sin ninguna medicina que la cure.
La madre esperanza que ata sus dedos al viento y anhela
la mueca que suture de una vez
la herida.
Todas las madres reunidas alrededor de un cuerpo
que redime
con sus escasos centímetros
resolvemos:
hilvanar con un hilo esta tristeza
la desesperación de no ver a LA HIJA
solo un cuerpo que se desborda
e inunda los ojos
la boca
el corazón.
De La hija (El Sastre de Apollinaire, 2015 y Abisinia Editorial, 2022)
CONVERSACIONES CON LA ABUELA
No creo en los fantasmas que aparecen
para tranquilizar preguntas con su sombra
pero en silencio hilvano los sucesos:
le cuento que esta hija me ha nacido
también de su simiente
con su perfecto asombro
con su cristal tan irrompible.
Y hace brotar el agua de este páramo
le planta cara al miedo y lo reduce
a pájaros en vuelo.
No creo en los fantasmas pero llegas
a curarnos la boca
de pequeños guijarros.
De La hija (El Sastre de Apollinaire, 2015 y Abisinia Editorial, 2022)
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