Especial feminismos: Andrea Sofía Crespo Madrid
Andrea Sofía Crespo Madrid nació en Valencia, Venezuela en 1995. Es traductora y licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Salamanca, donde obtuvo una beca de colaboración (2017-2018) en el Departamento de Literatura Española e Hispanoamericana para estudiar la obra de Rafael Cadenas. Editó para la revista Canibalismos (2015-2017) y forma parte de Escritores Cordillera, gremio comprometido con el archivo y promoción de literatura venezolana. Ha publicado Tuétano (Fundación La Poeteca, 2018), Tuétano/Marrow (Ojos de Sol, 2020) en edición bilingüe y Ayes del destierro (Libero, 2021). Sus textos también pueden encontrarse en publicaciones digitales, como Nayagua, Casapaís, BAMBA, VEIN, Buenos Aires Poetry, Poesía UC, Fundación Pablo Neruda, Revista Mal de Ojo, El Cautivo, LP5, Digopalabratxt, Enfermaria 6, entre otras.
Casi todos los poemas aquí publicados pertecen a la obra Ayes del destierro (Libero, 2021), salvo un poema inédito : ASTILLA #9. Los versos de Andrea Sofía Crespo recorren varios lugares relevantes para el feminismo, como la ruptura del silencio impuesto a las mujeres, heredado «de las mujeres que me precedieron», una herencia cargada de dolores que la autora cuestiona. También atraviesa y transgrede los límites del género, y reivindica la «escritura de marimacha», visibilizando el amor lésbico desde la belleza y la alegría: «Hoy escribo las parábolas más alegres / por ella puedo palpar el cielo con las manos».
La poesía de Andrea Sofía Crespo Madrid forma parte de nuestro especial feminismos de este mes de marzo junto a las poetas Laura Casielles, Miriam Reyes, Lola Nieto, Fermina Ponce, Niyireé Baptista, María García Zambrano y Elisa Díaz Castelo.
I
Yo pertenecía a una casta de mujeres dolidas, seducidas por el musgo y las voces del estruendo.
En nuestra sangre corría la enfermedad del olvido y aprendíamos a tejer en el aire, aunque para nadie. Todas sabían el significado de partir y de partirse, desde adentro. Todas atesoraban pequeñas cucarachas en los rincones.
Pero mi raza era de distinto linaje. Sabíamos hablar una lengua sin huesos. Yo concebía el amor dentro de las cavernas, entre la humedad y el silbido. Yo no podía partirme. Entonces ya no pertenecía y ninguna mujer me pertenecía. Tuve que abandonarlas a todas.
De Ayes del destierro (Libero, 2021)
II
Yo era un pez sentado. Protesté las manos gruesas de los hombres, no quería ser más que viscosidad. Ellos anunciaron mi sexo como un grano de café y cortaron la sierpe enrevesada para evitar que nadase. Así fui arrancada del primer silencio.
Después vino el segundo silencio: lo había heredado de las mujeres que me precedieron. Vengo del silencio de una madre. Ella viene del silencio de su madre. Una caligrafía rota, una maleta y un miedo desde aquel enero.
Descubrí que la mudez tenía pliegos. Yo transitaba sus estrías sordas.
de Ayes del destierro (Libero, 2021)
IX
Los patriarcas (también) están llenos de silencio
de expedientes médicos y miedo
pero digo: no me corresponde hablar por ellos
pero digo todos se llamaban Diógenes pero digo locura o búsqueda o locura y búsqueda
que me abran que me abran dame una trepanación sigilosa casi con amor
que me abran que corten esta piedra de la locura
he decidido arrancarme todos los silencios:
estoy buscando a una mujer.
de Ayes del destierro (Libero, 2021)
ASTILLA #9
Escribo este artefacto
gelatinoso e incomprensible
en mi propia boca,
la saliva hinchada en las lindes del género
en la última puerta del lenguaje
que toco y toco y toco
pero ya nadie abre.
Poema inédito
XIII
A las nadies
Yo también miré hacia atrás
para convertirme en cristales de sal
frente a la fogata de todo lo amado:
escogí la memoria en silueta
este borroneo callado
en mi escritura de marimacha/
censuré el espacio y las noches sobre su cuerpo
arrastrando, a veces, la punta de la lengua
por el arado de su espalda.
Para escribirle tuve que apartarme
del mismo canto, ya encerrado
en el claustro del recuerdo:
no le digas a nadie,
nadie tiene que enterarse,
yo no voy pregonando el amor por nadie
Hoy escribo las parábolas más alegres
por ella puedo palpar el cielo con las manos
mientras la piel atraviesa
las réplicas del amor.
de Ayes del destierro (Libero, 2021)
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