Cinco textos del primer poemario de Marcos Augusto Lladó, «Barriga»
Marcos Augusto Lladó nació en Palma, en la isla de Mallorca a mediados de la década del ochenta. Estudió filosofía en la Universitat de les Illes Balears. Con el poemario inédito Las escenografías ficticias quedó finalista del Premio de la Academia Castellano-Leonesa de poesía. Eso ocurrió en un período que podríamos considerar la juventud primera. Durante muchos años –más de una década y media- continuó escribiendo poemas sin publicar absolutamente nada. Profesionalmente, se ha dedicado al campo de la comunicación.
Ha coordinado talleres, exposiciones y ciclos de literatura, entre los que destacan “Afterpop, de una lata de sopa a un bote de nocilla” y ”Homosexualitat(s): una aproximació”. Este último obtuvo el premio Isabel Coll a la igualdad y fue seleccionado para el “Siurell rosa”. Actualmente es el director general de promoción y difusión cultural del Ajuntament de Palma.
Ha publicado textos de creación literaria en diferentes revistas como ExLibris (Universidad de Alicante) o La bolsa de pipas. Es autor del poemario Barriga (2020), editorial Cántico, libro al que pertenecen la selección de poemas que publicamos.
Descubrir con el tiempo ciertas manchas en la piel
un latido escaso, un pulso tembloroso.
Descubrir con el tiempo
un calzón manchado, una carne flácida,
descubrir igualmente como ralea el pelo,
la alopecia
del corazón, la crisis del latido que se adelanta
y la fibrosis
………………………………….-qué palabra más hermosa-.
El pulso tembloroso ante la soberanía de la sopa,
la miopía y la gafa correctora.
Descubrir la enagua que redibuja
la grasa mal entretejida.
Dicen que descubrir los signos del paso del tiempo
es descubrir el sano funcionamiento de las cosas.
Pero, ¿quién se alegra del latido escaso, del pulso tembloroso,
de la mancha que el tiempo puso sobre la piel,
de la fibrosis, de la alopecia
y sobre todo,
quién puede ser aquel que se alegre
de la gafa correctora?
De Barriga (2020)
Camino bajo luces oscilantes
como parpadeos y un batir de alas.
Caminantes cansados.
Demasiado jóvenes y elásticos,
Tienen el anuncio de un vencimiento futuro
que de tan lejano parece que no está al venir.
Recuerdo que un día próximo
fui hombre con brazos y gestos parecidos.
Sus sombras flexionadas
constituyen un mínimo aval de belleza.
No guardan la pereza del tiempo colgada del hombro.
La diferencia estriba en que no han estudiado
manuales ni recitan estrictos preceptos.
En la esquina esconden un canto tribal y urgente.
Son la proyección mental de una imagen brillante.
El tiempo no pesa como un diafragma hinchado.
El tiempo no es la sombra polvorienta
de viejas ideas puestas en fila.
Me acerco a tientas para revelarles
una verdad muy simple:
bajo la sombra del pájaro de la noche
y de la danza de los flexibles
hay dicha y paz en los cuerpos que se aman.
De Barriga (2020)
Eres la certificación definitiva
de una edad que resulta
francamente insoportable.
De Barriga (2020)
La ridiculez de publicar versos
con más de treinta años
por vez primera.
La imbecilidad de ser poeta
es como un pequeño filo de navaja, un cuchillito
que se clava bien bajo la uña.
Ser poeta es ser
un sobre vacío en el que descansa la nada.
Es una profundidad de diez centímetros
que escala la carne camino de la herida.
Es una escafandra sin uso detenida en el rincón.
Un montón de ropa sucia que dormita a la espera
de un drástico anuncio y un destino definitivo.
Una pauta nueva para un orden de vida nuevo.
Ser poeta es asumir que nada es tan urgente
-esa nada que es un golpecito de aire entre los dientes
y que despliega una forma de llamarse poeta-
cuando la palabra muestra su falta de suficiencia
y accedemos a la ridiculez de publicar versos
con más de treinta años
por vez primera.
De Barriga (2020)
Porque no somos poetas,
porque no nacimos poetas.
Somos los profesores,
los políticos, los secretarios.
Somos los gerentes recios.
Los intérpretes, los enterradores.
No recitamos versos ni tampoco
vestimos de bohemios.
Perdimos el ritmo de la vida,
la letra, la canción profana.
En la universidad aprendimos
a mostrar la lengua manchada de sal
y abandonamos aquello que oliendo
a música era un vulgar resoplo,
una forma neutra de sonreír
sobre la superficie azul del agua.
De Barriga (2020)
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