Unai Velasco: tres poemas

Unai Velasco (Barcelona, 1986) es licenciado en Humanidades y Máster en Estudios Comparados de Literatura, Arte y Pensamiento. Como crítico literario colabora en Quimera, Hermano Cerdo o Qué Leer. Escribe en su blog ifakedrogerrabbit.blogspot.com y dirige la web cultural www.mamajuanadigital.com. Ha publicado el poemario “En este lugar” (Papel de fumar, 2012) y prepara la publicación del siguiente, “El silencio de las bestias”. Sus poemas han sido recogidos en varias revistas (Quimera, Ex Libris, Paraíso, Nayagua, Catálogos de Valverde, Quaderni Ibero Americani, Punto de Fuga), así como en la antología de joven poesía española “Tenían veinte años y estaban locos “(La Bella Varsovia, 2011). Ha traducido al poeta neoyorkino David Fishkind para la antología de joven poesía norteamericana “Vomit” (El Gaviero, 2013). En 2014 publicó su poemario El silencio de las bestias (La Bella Varsovia).

A continuación, tres de sus poemas; uno de ellos inédito hasta ahora.


INTROITO

Para Gema, que giró conmigo

omnes in…

Lo que se lleva esa casa de ahí por delante es un viento muy fuerte.

Por eso queríamos crecer a salvo buscar
un lugar mejor nos llamaban los cazatornados
era la mayor serie de tormentas en doce años mejor
permanecer juntos vivíamos
para esto nos decíamos
que vivíamos para esto comiendo hamburguesas en casa
de la tía Meg y todo el rato pensando en el área de succión
.                                                                                                         cuál
pensábamos y no sabíamos hacia dónde crecer qué viento
volteaba los postes sin desperdigarlos no teníamos
ni idea teníamos a Dorothy I y a
Dorothy II y a cuatro Dorothys más y las hamburguesas sabían
tan bien y el cielo se estaba poniendo verdaderamente verde
por donde crecía crecíamos juntos en la canción o el
torbellino buscar el eje cuál comer la carne
de Oklahoma besar la mejilla de la tía Meg siempre
siempre siempre juntos Rabbit Joey Heinze y
Dusty y Joe y Bill también hacia el centro hacia el eje de succión
.                                                                                                                    cuál
crecer como un perro que corretea junto al porche
y no se aleja demasiado era
la mayor tormenta de los últimos doce años y nos parecíamos
tanto a las mazorcas ni te imaginas uno y luego otro y otro como
postes de pino en hilera poderosa
.                                                            al viento
al viento distinto que nos reúne
que no nos tumba y nos mantiene aquí porque
gira sobre sí mismo.

Hacia ese lugar crecíamos.

(De El silencio de las bestias, La Bella Varsovia, 2014).


QUE SOMOS BUENOS

Para Jade, que trajo los ciervos

también las fieras salvajes
SALMO 8

Tengo miedo de las avispas
tengo miedo amarilla ictericia amarilla
hueso de pollo alojado en la garganta de las bestias
alojadas en la garganta.

Caballos blancos cinchas azules ¿qué has de temer?
de cincha amarilla y caballo ictericia temes
las patas otorgadas de los ciervos
que duermen sobre las hojas.
Detente y escucha.
Mientes cristal venido abajo.

No no tendré no tengo miedo soy bueno y observé
ciervos blancos ciervos traducidos de sol
contra mi ventana.

Mientes cristal venido abajo vienen a tu portal
por la mañana.

No temo al temor temo al portal
temo tu anillo negro de los malhumores
los camellos de adoración despacio
su camino incierto soy muy bueno
tengo el control sobre mi cuerpo y no temo que nada temo
no temo amarilla ictericia. Que somos buenos.
.                                                                                    Detente y escucha.
Caballos blancos de pezuñas buenas ofrecidas
no tengas miedo de los ciervos de tendida pezuña hendida
y ligera
.            en su lugar
tendido azul abierto manillar del pecho ¿quién oye el
zumbar? también hizo a las fieras salvajes las avispas
el amarillo pollo entretenido hizo tu garganta
zumbaran porque enmendamos el temor
.                                                                         aquí
porque nos da la gana zumbaran alejándose de rica miel
zumbando y sin miedo sin miedo tu voz arrebatada hollada
ligeramente habla.

Quiero hablar quiero decirte que no deseo que a nada aspiro
que no temeré no temo a la avispa ictericia pero
tengo un hueso de pollo alojado en la garganta
tarasca de dientes por contar cervatillos blancos.
.                                                                                        Yo tengo
el anillo azul de la ataraxia
somos buenos sabemos que
somos buenos que las avispas miden de un centímetro a
centímetro y medio amarillo punzón blanco de ciervo
que duerme en la ventana mentira
que duerme en los árboles y baja de día al portal.

Tengo miedo del miedo de las avispas del miedo de los ciervos
no dejes
no que somos buenos que ofrecemos nuestro cuerpo
en pira de bondad detente
y escucha sobre todo escucha y que así sea y que así
.                                                                                              sea.

(De El silencio de las bestias, La Bella Varsovia, 2014).


ESTABULACIÓN DEL BUEY APIS

para Carlos Loreiro

Se ha hecho ya medianamente tarde y el viento
da una costumbre avara a los manteles.
Si todavía alguien quisiera trabajar los cuchillos,
cansar la corteza de los quesos o dar aquel sorbo que sobra
a una conversación vencida, deberá hacerlo ahora, con esta luz,
.                                                                                                                  venir
a la mesa de lo mayores, mover su poca silla al lugar
donde las voces ya han escogido su timbre y practican
la seguridad alegre de lo pronunciado.
Pero veréis: todo lo que se oiga en esta hora difícil
pagará con su tierna entonación
la altísima cuenta, la cifra larga de todo lo que hasta aquí
hemos dicho.

En alguna parte alguien deja correr el agua, hierve un cazo,
y la grasa
se va soltando de los platos.
Insistir, desistir, pedir más pan para otra tanda
es simular un camarero absurdo
para hacer pelotas de miga con los dedos:
el humor no acierta si no es precisa ya la puntería, y no hay
esculturas nobles en los pasillos del cansancio. ¿En qué cesta
te traerán la hogaza que no alimenta?

Tratar de pensar el día será decir los lugares en los que te detuviste:
la hornada del día con niños ardiendo,
la opacidad advertida, las geometrías disímiles que has visto
en algunos coches de ferrocarril, en la subida,
en tu regreso a la calle en Sant Pau,
la contabilidad facilísima de amigos en los trabajos de arriba –dos–
y haber pensado en Carlos Loreiro en Madrid
cuando te habló de su amor en San Petersburgo y de la abolición
de la capa gascona por orden de algún rey –el rey no lo recuerdas–,
y haber pensado también que, en caso de escribir hoy un poema, mencionarías
.                                                                                                                                              de pasada
a Carlos. Eso, y el anuncio de una película con Fassbender
encapuchado y todavía héroe homérico, pura
pieza de ajedrez tallada sobre el nombre de una madera oscura que no sabes o crees quizá saber aunque
esa convicción caerá con la consulta de un precioso libro de láminas.

Desatender, atender estos asuntos, decírmelos en la edad y sus palomas,
no será una omisión, tampoco un episodio de malos modales.
Quienes conmigo se sientan a esta mesa apenas me habrán visto
agacharme y ajustar un poco más el nudo de los zapatos.
Cuando me levante, porque desde luego querré levantarme,
pisar fuerte será un deseo, sí. Por eso
he decidido ignorar mis lecturas de agricultura,
los métodos sobre el terreno, los muchos previos ensayos de tipo general
.                                                                                                                                    que indican
que andamos sobre la tierra por humildad del suelo,
que el provecho de esta andadura a quien más nos asimila
es al cerdo proverbial.

Sí, así lo he dispuesto todo para mañana por la mañana.
Como esas mujeres del poema en Montale, el cántaro bien alto,
más cerca de la sed. Traer nuevas sartenes negras.
Iré con cuidado, revisaré el sermón de tapa dura.
Le he quitado sol a la ternera más puta del rebaño,
la que peina el través de la cerca, la que se envalentona con la invención.

(Inédito).

2 comentario en “Unai Velasco: tres poemas”

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