Cuatro textos del poemario «¿De qué espejo está hecha la vida?» de Javier Claure Covarrubias

Ficha y portada de De qué espejo está hecha la vida de Javier Claure Covarrubias

 

Javier Claure Covarrubias (Oruro, 1961) es un sociólogo, poeta y periodista boliviano-sueco, miembro del Pen-Club Internacional. Ha estudiado informática en la Universidad Real de Tecnología de Estocolmo (Kungliga Tekniska Högskolan) y en la Universidad de Uppsala (Suecia). También estudió matemáticas en la Universidad de Estocolmo, casa de estudios donde además obtuvo una Maestría en Pedagogía y una Licenciatura en Sociología.

Es autor de los poemarios Preámbulos y ausencias (2004), Con el fuego en la palabra (2006), Extraño oficio (2010), Réquiem por un mundo desfallecido (2014), De Escandinavia a los Andes (2016) y ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024).

Durante los últimos 15 años ha asistido al discurso del Premio Nobel de Literatura en el salón de la Academia Sueca. También ha asistido a las charlas del Premio Nobel de Literatura en la Biblioteca de Rinkeby, evento que se lleva a cabo, cada año, en colaboración con los alumnos del Colegio Askeby y Bredby. Ha escrito extensos artículos al respecto.

Formó parte de la redacción de las revistas literarias Contraluz y Noche Literaria. Está incluido en el Diccionario de Autores Orureños (2007). Algunos de sus poemas han sido seleccionados para las siguientes antologías: El libro de todos (1999), La poesía en Oruro (2005), Poesía boliviana en Suecia (2005), Poesía Boliviana Contemporánea (2007), Antología Comentada de la Poesía Boliviana (2010), Antología de la poesía universal, poetas del siglo XXI (2010), Poesía Solidaria (2013), Antología poética de amor y desamor (2016), Antología poética bilingüe rumano-español (2016), Antología del Festival Internacional de Poesía Benidorm y Costa Blanca (2016), Literatura boliviana en la tierra de Lorca (2024), Dejemos que la palabra vuele, Liceo Poético de Benidorm (2025) y Literatura boliviana en la tierra de Cervantes (2025).

Todos los poemas que presentamos a continuación forman parte del último poemario de Javier Claure Covarrubias, ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024), el cual presentó hace pocas semanas en Madrid.

Leprosos

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Venían
de las cenizas polvorientas y de la sequía
de los campos despoblados
de las murallas sin techo
que detienen a los mutilados.

Venían
de las trancas
del duelo perdido en el desierto
y de las sirenas
que causan desconcierto.

Venían
del abismo
del abandono
y del desprecio.

Venían
a la capital
a tantear el destino
a buscar misericordia
y al Cristo clandestino.

Venían
harapientos y famélicos
y brillaban sus ojos de humildad
y tenían ángeles metidos en el cuerpo
y comían tanta calle
y soñaban con Dios
y con el «hágase su voluntad».

Venían
tocando madera con sus muñones
y gritaban «verdura»
con voz rota por el hambre
y pagaban las muertes con los muertos
y la desigualdad con la limosna.

Venían
a saborear el aire de cada esquina
con la esperanza de estrechar las manos
«piedad por ellos» decían
y nadie acudía a la caridad
el no te conozco
con sombrero en el rostro
el sí, que siempre fue nunca
y escuchaban el ruido de los coches
y esculpían candelabros
ante un futuro desalmado
y lloraban antes de dormir.

Venían
de las cenizas polvorientas y de la sequía.
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De ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024)

Doña Efigo Omamoke

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Las cosas que no se pueden pesar ni medir son mucho más
importantes que aquellas que sí se pueden pesar y medir
Alexis Carrel

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Doña Efigo Omamoke
con sus ochenta y cuatro años
solía contar los árboles de su barrio
subrayaba párrafos de la Biblia
y a las palomas que llegaban a su huerto
granos de maíz les ofrecía.

El destino me ha jugado mal
—decía doña Efigo—
las tres cartas de mi póker
fueron crueles de verdad
la primera carta anunciaba
la muerte de mi marido
desde ese día
el dolor esposó conmigo
respiro con más intensidad
mis ojos son dos cortaplumas
que iluminan ausencia
mi voz se volvió aguda
y en este vaivén
tiré los tejos en buena dirección
pero la suerte
nunca estuvo a mi favor
y golpe tras golpe
he hallado consuelo en las alturas
me aferré entonces a mi rosario
cuyas perlas me devolvían
lo hermoso de la vida.

Doña Efigo Omamoke
vivía en una pequeña casa de adobes
su patio era un suplicio abierto a la claridad
la Virgen María
adornaba la cabecera de su cama
un brasero humeante
delataba la llegada de visitas
cacerolas
calderas
y platos de aluminio
reposaban en su comedor
como si fueran faroles
de antiguas carrozas
en las antiguas calles de Venecia.

A doña Efigo Omamoke
le gustaba los helados y las golosinas
amaba el sol del atardecer
y tenía una soberana afición por las plantas.

La segunda carta
me arrebató a mi hijo mayor
—decía doña Efigo—
se fue como una venda sangrante de hospital
una vez más
me quedé revestida de tristeza
una sola lámpara
alumbraba los rincones de mi casa
mis lágrimas
escribieron una canción líquida
que jamás tuvo fin
y me puse muy terca
con todo eso
que las circunstancias llaman casualidad.

La tercera carta
es la brújula de mi martirio
—decía doña Efigo—
a veces me invento personajes
como si fuese un encuentro fortuito
con mis seres más queridos que toleran
mis penas
mis náuseas
mis alegrías
y mis vómitos.

Doña Efigo Omamoke
curvada, prolongaba sobre su bastón
todo su centro de gravedad
en cada pasito que daba entre las baldosas
dibujaba la historia de su existencia
y cuando se encontraba con un cura de sotana
exclamaba:
¡facineroso, a ti te estoy buscando!

De niña
vestía a mis muñecas como ustedes
—decía doña Efigo a sus nietas—
canté
junto al ruiseñor en las madrugadas
saqué agua del pozo
la aguja y el dedal
fueron mis mejores amigas
y enterré las yemas de mis dedos
en los surcos de la tierra.

Luego más tarde
fui dama de un caballero bien educado
de corbata azul y traje sin manchas
con ese hombre me casé
en abril de 1934
bailábamos
tango
vals
boleros
y los maridos de aquel tiempo
susurraban ternura
en las noches de fiesta
ahora
todo es una desfachatez
—decía doña Efigo—
el desprecio
los celos
y la violencia
ensombrecen
los parques y los teatros
la locura
habla de la madre de las bombas
la gente lucha
por alcanzar la cima de lo material
cuando en realidad
deberían asomarse
al pedestal más alto de lo humano.

Somos una chispa fugaz
en cualquier momento
nos vamos boca abajo
como alondras descarriadas.

Estoy muy cansada
—decía doña Efigo—
mis venas
no encuentran su fuente
mis ojos
ya no divisan el norte de mi camino
la cabeza
y mis pies me chantajean
mi pulso
es una grotesca tembladera
fíjense ustedes
pronto partiré de espaldas
sobre tablas heladas
y no llevaré mis pertenencias
ni mi anillo de matrimonio
menos podré llevar
el último suspiro del suicida.
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De ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024)

He pedido perdón

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He pedido perdón
a las madres y a las tumbas
por haber cortado el sacrificio
de las plantas para alzarse
por haber colgado en los puentes
la esterilidad intelectual de los gobiernos
y mensajes apocalípticos
sacados de cajas negras.

He pedido perdón
por no haber depositado
mil toneladas de plomo
para cortar el paso
de la locura galopante
en las mentes malvadas del globo terráqueo
también he pedido perdón
a los dioses del Olimpo
por haber amputado las extremidades
a los santos
en las capillas de los cementerios
y por haber destruido los números primos
que anunciaban la felicidad de los lagartos.

He pedido perdón
a todos y a todas que confiaron en mí
porque no pude frenar
a generales que forzaban
los cimientos de la democracia
hacia un calvario sin salida.

He pedido perdón
a las raíces que nutren los tallos
porque mis versos no llevaron
cántaros de agua a los sembradíos
no consiguieron la solidaridad
ni calmaron la furia de los mares.

No he pedido perdón
a las monjas y a los curas
porque no creo en el perdón bíblico
creo en la justicia
como el perdón del pecado.
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De ¿De qué espejo está hecha la vida? (2024)

Todo importa

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Todo importa:
las llaves y los libros perdidos en el tren
las cucharillas guardadas en cajones
el croar de las ranas en un charco
la sal que cae a los alimentos
la jerga subterránea de las ratas
la conducta del cóndor majestuoso
pero lo que más importa
son los quejidos de las mujeres
que están pariendo en este instante.
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De ¿De qué espejo está hecha la vida? (2023)

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