El legado de los «Cuentos grotescos» de José Rafael Pocaterra

Escribe | Adrián Alexis Carrillo


José Rafael Pocaterra

Fotografía de José Rafael Pocaterra.

La narrativa venezolana tiene un punto de quiebre en la figura de José Rafael Pocaterra. Existe un antes y un después desde el escritor que se autodenominó un anti-literato. La permanencia de su escritura se mantiene vigente después de casi un centenar de años de la aparición de sus Cuentos Grotescos (1922). El principal referente estético de toda su obra es la abyección de lo humano que se opone directamente a la literatura exótica y preciosista de principios de siglo XX en su país.

El precedente de la literatura venezolana se presenta bajo la gran influencia del romanticismo europeo y el idealismo autóctono que se centra en la exaltación del territorio local y americano, desde Silva a la agricultura de la Zona Tórrida (1828), de Andrés Bello, la estética venezolana en la literatura sufre muy pocos cambios y profundiza en los estatutos de los estilos exportados desde Europa, carentes de una identidad propia. Previo al surgimiento de los Cuentos Grotescos, la estética venezolana permanecía centrada en la imitación de los movimientos europeos, en la que prevalecía el discurso alejado de la realidad social, política y económica de la época. Con la aparición de los textos de Pocaterra nace un nuevo estilo de narrar divorciado totalmente del lenguaje preciosista y exótico dominado por las formas y no por el contenido.

Los cuentos se dan a conocer individualmente en el año 1919, mientras permanecía recluido en La Rotunda, la cárcel política más nefasta de la historia venezolana, desde allí escribió en «dos menguados trozos de papel» los cuentos «La Casa de la Bruja»y «Las frutas muy altas» aunque previamente ya había publicado en el Fonógrafo «Ecce Homo»y «La Parábola Crepuscular» bajo el título de Cuentos Grotescos, con sus respectivas ilustraciones como era el estilo periodístico de entonces. Luego, el mismo autor expresaría que inició con la escritura de los cuentos a partir de 1915, la primera impresión como un conjunto de 33 textos  aparece en el año 1922 (Imprenta Bolívar, Caracas). Mientras que, en 1955, el mismo año de su muerte, publica la versión ampliada con 44 relatos en un solo volumen (Edime, Caracas-Madrid).

Síntesis biográfica
Rafael Pocaterra (Venezuela, 1889-1955) aún no tenía 18 años cuando lo envían como preso político en el castillo Libertador de Puerto Cabello. La orden de prisión es ejecutada por Samuel Niño, gobernador de Carabobo a quien Pocaterra satiriza años más tarde en su primera novela Política Feminista o El Doctor Bebé (1913). En 1908 queda en libertad y se dedica como redactor de El Fonógrafo. Para 1918 ya ha publicado sus tres novelas Política Feminista o El Doctor Bebé (1913), Vidas Oscuras (1916) y Tierra del sol amada (1918).

A comienzos de 1919 es encarcelado nuevamente y conducido a La Rotunda, la más tenebrosa prisión venezolana de la época, durante su segundo encarcelamiento escribe su última novela Los Abila. En 1922, hace imprimir la primera versión de sus Cuentos Grotescos.

A mediados del mismo año, bajo el anonimato, hace circular un panfleto político contra Juan Vicente Gómez con el título La Vergüenza de América. Esta publicación genera una nueva orden de captura y Pocaterra se ve obligado a partir a Norteamérica donde se exilia por casi 15 años, hasta la muerte del dictador en 1935. A partir de 1923, primero por entregas y luego en libros comienza a editar sus Memorias de un venezolano de la decadencia, que es una extensa obra donde retrata la biografía de un país sumergido en un abismo moral. Para 1965 aparece un poemario suyo titulado Después de mí, dispuesto por el autor para que se publicara luego de su muerte en 1955.

Su relevancia reside en la intención que busca contrarrestar el idealismo romántico, para ello su aliado en la batalla es la realidad de su contexto, el conocimiento adquirido a través de la experiencia se vuelve tinta para elaborar cada relato, es un autor que conoce el entorno de la «Afrancesada aldeota que no sabía francés» su quehacer irónico termina por satirizar los valores dominantes en la sociedad. Su obra no se sustenta solamente en el estilo innovador de narrar, sino que abarca situaciones y modos de vida para reflejar lo caricaturesco del sujeto venezolano como es el caso del cuento «Pérez Ospino & CO» en el que durante el velatorio de uno de los dueños de la compañía, las personas disfrutan de «galletas de soda, mantequilla, dos cajas de cerveza y un barrilito de ron de media carga, al que la viuda abrió la espita sollozando» y al final de la historia, el encargado de la empresa se escapa con «los reales de la empresa y la hija del mayordomo».

Los escenarios retratados, se presentan multidiversos, entre la ciudad mestiza, el lago de Maracaibo, el campo abandonado y la llanura olvidada. El centro y la periferia sirven para tejer con finas puntadas las historias fatalistas que son llevadas al extremo de lo grotesco.

Cuentos grotescos de José Rafael Pocaterra

Portada de los Cuentos grotescos perteneciente a la segunda edición de de la Colección El Dorado, Monteávila Editores, 2011.

En los Cuentos Grotescos encontramos una variedad de personajes que se confrontan entre la vanidad criolla de la «gente decente» y la miseria reinante en los pueblos, ambos extremos conviven en cada una de las historias, Pocaterra posee la capacidad de unir los opuestos, construye una literatura que incluye todos los elementos que confluyen en el ecosistema social del ambiente. Se nutre del contenido humano, es capaz de acoplar el sentir de un campesino y la frivolidad del político para concatenar sus historias, el legado de su forma de contar está presente en la forma de recolectar el padecimiento de las mayoría y dibujar el grotesco panorama de la élite criolla que se asume a sí misma como extranjerizada, afrancesada y no se ruboriza para hacerse de los puestos dentro del gobierno.

En «Las Frutas muy Altas» se traza una historia caracterizada por revelar la injusticia dominante en dos clases sociales separadas, por un lado el campesino José de la O, sujeto desamparado que es comparado con los animales y en el otro extremo encontramos a la señorita de la clase alta que tiene al muchacho como su «juguete». Se pueden visualizar las diferencias entre las clases sociales y el abandono en el que se encuentran los campesinos. Por su parte, «Bastón Puño de Oro» es la historia de Pedro Benítez, el personaje arribista que logra casarse con la joven María Ernestina, que al final abandona a su marido para irse con Ursulino, quien se ha convertido en cónsul. En el cuento la situación narrativa es en principio la ruptura del mito del matrimonio por amor, que es sustituido por la búsqueda de intereses materiales.

Entre los personajes desvalidos que dominan la narrativa de los Cuentos Grotescos se encuentra la mujer, en «La I Latina» se evidencia no solo la degradación del sistema educativo, el personaje femenino es la maestra enferma, víctima de la violencia de género y el salvajismo de su hermano Ramón María. En «La Llave» la protagonista recién casada descubre las infidelidades del marido por medio de la llave, después de los reclamos adopta su posición de esposa sumisa y termina por asumir el martirio de su matrimonio. Mientras que «Las Linares» sobre unas hermanas solteronas, es una crítica dirigida a la mujer de belleza superficial, y construye un modelo de feminidad a partir de los preceptos de la fealdad.

La figura infantil es aprehendida como sujeto que padece, en «De cómo Panchito Mandefuá cenó con el niño Jesús», el personaje quizá de mayor relevancia en toda la narrativa de Pocaterra, es un niño de la calle que después de hacer una buena obra es atropellado ante la mirada indolente de las personas de la ciudad, en este cuento resalta la sensibilidad social del autor y es un mensaje dirigido a la sociedad burguesa caraqueña, sumergida en las costumbres más absurdas.

A través de un breve recorrido por la obra de José Rafael Pocaterra hallamos un discurso renovador dentro de la literatura de principios de siglo XX, su intención como escritor siempre fue la búsqueda de expresar lo venezolano desde lo más profundo de las contradicciones que caracterizan la identidad criolla del país suramericano.

Se pueden encontrar características novedosas para la narrativa venezolana y latinoamericana que pueden ser vistas como punto de arranque a la literatura de vanguardia que se nutre de la realidad del contexto para configurar los lenguajes del devenir del siglo XX y la actualidad. Pocaterra legó al mundo no solo una forma de actuar frente al poder desde la posición del escritor, sino también su capacidad de crear una obra que permanece vigente, las contradicciones que inspiran sus novelas y cuentos hoy continúan presentes, la literatura venezolana transformó su forma de concebir el mundo desde la irrupción de la narrativa del escritor carabobeño.

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