«La isla es mental» y otros poemas en una muestra de Guillermo Rebollo Gil

Guillermo Rebollo Gil

El poeta puertorriqueño Guillermo Rebollo Gil.

 

Guillermo Rebollo Gil (San Juan, 1979) es un escritor, profesor de sociología, traductor y abogado puertorriqueño.

Es autor de alrededor de una veintena de libros de poesía y ensayo. Entre estos, destacan los poemarios Teoría de conspiración (2005), Sobre la destrucción (2011) y El universo de cosas con que quedarnos (2017); los libros de crónicas Todo lo que no acontece igual (2015) y Amigos en todas partes: en defensa de los agitadores (2016); así como los libros académicos Última llamada (2016), Writing Puerto Rico: Our Decolonial Moment (2018) y Whiteness in Puerto Rico: Translation at a Loss (2023).

Sus poemas han aparecido en revistas internacionales como Letralia, Periódico de Poesía, BOMB, Poetry Northwest, Carruaje de Pájaros, Mandorla y The Hopkins Review, entre otras. Asimismo, ha participado en diversas antologías, como Los Nuevos Caníbales: Antología de la más reciente poesía del caribe (2003) y Cuerpo del poema: Antología de Poesía (2017).

Ha traducido la obra de la poeta puertorriqueña Cindy Jiménez Vera, y de la poeta norteamericana Sommer Browning.

En el 2020, Ediciones Liliputienses en España publicó una selección de su poesía bajo el título Informe de Logros: Poemas 2000-2019. Su obra ha sido reconocida por el Instituto de Literatura de Puerto Rico y el Pen Club de Puerto Rico. Próximamente, Gasher Press publicará su primer poemario en inglés, To learn to describe the animal.

Es el papá de Lucas Imar y Elián Iré.


El día que arrestaron a los presuntos asesinos de Héctor ‘Macho’ Camacho

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A me llamó para decirme que mataron al Macho.
No me creyó cuando le dije que de su muerte van diez años.

En diez años nos mudamos de apartamento,
cambiamos de empleo dos tres cuatro veces
por cabeza, tuvimos un niño
al que no le dejaríamos ver ni medio asalto de boxeo.

              Corrección:
ella tuvo un niño a las 12:19 AM
al cabo de un largo día una larga noche de verano.
Yo lo vi todo desde mi esquina hombro con hombro
con el anestesiólogo.

Hoy la portada del periódico es una cita de la mamá
del campeón muerto—
              Me dieron la justicia.
Si esta fuera una clase en la universidad,
diría que los asesinos también tienen mamá.

Hoy mi mamá jugó con su nieto a las canicas.
No todo ha sido así de perfecto durante este tiempo.
Murió nuestro perro. Amigos nuestros murieron:
sobredosis, suicidio, corazón. Otros no están aquí ya.
Otros más dejaron de ser nuestros amigos.

No es una lista exhaustiva, es solo lo que viene
a mi mente en lo que baño al nene. En resumen:
nos hemos sentido solos juntos. Y nos hemos sentido solos solos.
En diez años seguro hemos pasado una infinidad
más de cosas, pero estas dos sobre todo.
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De El tiempo es todavía (2024)

Poema del desencanto

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Si pudiera hacer ejercicios para envejecer más
y más rápido, sería atleta de alto rendimiento.
Ahora milito solo en las filas del supermercado
con mi hijo en brazos. Sería capaz
de volver a pisar una iglesia antes que un piquete.
Aún creo en la libertad de mi país, pero a veces no
quiero más que librarme de mi país. ¿Eso se entiende?
Tampoco me importa si no se entiende. Pero
de que se entiende se entiende, ¿no? ¿Quién dice yo?
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De El tiempo es todavía (2024)

Barry Windham

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El año que quise mucho fuera mi último año escuché
«Life in Vain» de Daniel Johnston en repeat
durante meses,
hundí mi cabeza en la barriguita de mi nene,
le hice una trompetilla,

leí A Supermarket in California en el Freshmart de Hato Rey,
pensé mi vida es un poema–
primero vino el día de cobro,
luego lo gasté casi todo sin pensarlo,

hundí mi cabeza en mi almohada,
hice una lista mental de trompetistas famosos:
Miles Davis,
Johnny Carter,
el de Ligia Elena,

confundí la ficción con la realidad,
comencé a decir en conversación como si no hubiese mañana,
me viví la película, me bebí todo el refresco antes de que acabaran los cortos,
me corté el pelo, me lo dejé crecer como si no hubiese mañana,
pero cuando desperté todavía estaba ahí
solo que un chispi más largo,

leí Jack Veneno ha muerto en el aniversario de muerte de Bruiser Brody,
hice una lista de cosas que me hacen daño,
me propuse hacerlas todas en un solo día, todos los días,
Bruiser Brody murió de una puñalada a traición,
Miles Davis murió de un derrame,
Daniel Johnston murió de un ataque al corazón,
ni Johnny Carter ni el trompetista de Ligia Elena realmente existieron,
o bueno sí que existen en mi cabeza y en mi corazón,

entre las cosas que más me hacen daño está mi cabeza
y la realidad es que no sé bien qué hacer con ella hasta mañana
para no hundirla pensé A Strange New Cottage in Berkeley,
pensé mi vida será en bajas, pero nunca en vano,
pensé yo mismo fui mi contacto de emergencia.
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De El tiempo es todavía (2024)

Lo Posible

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Que nazca un niño.
Que de llegar a nacer el niño sea de nácar.
Que el niño de nácar croe como una rana.
Que la rana cante.

Que la canción de la rana sea tan dulce
como la primera palabra del niño
que será rana.

Que de sumergir el niño en el agua se hunda en lo hondo de la palabra rana
y balbucee gotitas de agua al oído de su madre
que le canta una interferencia tan dulce como la palabra migaja.

Que el canto de la madre se desmigaje y caiga como gotitas de agua
en los oídos del niño-rana que le croa a su madre
desde lo más hondo de su nacimiento
que fue como escuchar el agua caer desde un pequeño agujero en el techo.

Que el niño vea el agua caer.
Que guarde la imagen del agua en una migaja de pan para atesorarla.
Que al niño lo hallen como un tesoro en lo más hondo de la imaginación de la madre
cuando llame al niño ranita, nacarile.

Que para llamar al niño que sostiene la mujer en sus brazos el padre
le cante una canción que diga que hay un tesoro de agua
en cada migaja de pan
que el niño recogerá en su vida.

Que nazca ese niño de esa mujer.
Que aparezca entre sus patitas de rana.
Que el hombre guarde la imagen de esa canción como una hendidura en la semilla de su vida.
Que la mujer llame al niño semillita de agua que se desmigaja en sus brazos no más de cantarle.

Que su nombre sea una canción cantada a patitas por sus padres de camino a verlo nacer.
Que al llegar al niño el hombre y la mujer lo tomen
como una ranita de nácar olvidada en un fondo muy hondo,
sumergido en las profundidades del agua que cae por un agujero en el techo.

Que el niño vea al agua nacer y aprenda del origen de las cosas,
que según nombradas serán rotas,
menos esta canción sin más nombre que rana que croa
por un niño de nácar nacido de la mujer asemillada por el hombre.

Que de ellos nazca un niño.
Que de llegar a nacer, los halle caídos como el agua
que despacito entra en sus oídos hasta lo más hondo de su inmersión
en la improbable realidad de una rana de nácar.

Que ese niño cante por un agujero en el techo y sus padres confundan su sonido
con el de una rana que se ha robado las últimas migajas de pan en la casa
y sus padres sonrían cómplices con la hazaña de la rana,
porque cada pedazo de rana,
como cada pedazo de pan,
es porción de un tesoro compartido en lo más hondo del nacimiento de su niño
que es la imagen de una canción repetida en el agua
cayendo como semillitas sobre sus cabezas.

Que la madre bese las hendiduras de pan en la cabeza del padre.
Que el padre lama las hendiduras de pan en la cabeza de la madre.
Que padre y madre jamás atrapen a la rana.
Que cante el niño por siempre por el agujero.

Que su canción no deje nunca de hacer gotitas de nácar salpicando el suelo con agua.
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De Cotidiano y Clemencia/ Las Cartas de Agustín Nochero (2018)

Tears

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Estoy llorando todo el tiempo ahora.
[Traducción de Ginsberg] El poema se titula «Lágrimas»,
de 1956. Termina con la palabra Paterson.
[Traducción: Padre e hijo].

La felicidad existe, lo siento.
Debe leer «la siento.»
Ginsberg no pide perdón.

Yo lloré escuchando bachata.
[Versión original: «I cried listening
to Bach.»] Apenas lo sé pronunciar.

Ahora lloro todo el tiempo: Flores
felices en mi patio, la tristeza de los árboles
de la mediana edad. Traduzco,
no más.

Estos versos sí que son míos:
El mundo tiene armas hermosas.
Nadie confía lo suficiente
como para acordar dispararlas a la vez.
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De El universo de cosas con que quedarnos (2017)

Informe de logros

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Quien escribe tiene puesta una camisa de Linterna Verde.
Y eso le resta credibilidad al gobierno.

Dos perros satos, una dieta de cereal y Nutella.
Y eso le resta credibilidad al gobierno.

36 años, doctorado, empleo, abolengo.
Y eso le resta credibilidad al gobierno.

Tiene cien años de carpeteo en alguna parte, sin leer.
Y eso le resta credibilidad al gobierno.

189 libras al sol de hoy, con cero ganas de salir de la casa.
Y eso le resta credibilidad al gobierno.

Tiene Sin parar de Wiso G en cassette.
Y eso le resta credibilidad al gobierno.

Un sueño de empezar desde abajo en el narcotráfico.
Y eso le resta credibilidad al gobierno

De que lo pillen y celebre la ocasión de negarse a cooperar con las autoridades.
Eso le resta credibilidad al gobierno.

De hacer tiempo adentro con relativo éxito hasta fugarse.
Eso le resta credibilidad al gobierno.

De cambiarse el nombre y organizar comunidades en el interior del país.
Eso le resta credibilidad al gobierno.

De anunciar su candidatura a la gobernación de forma independiente.
Eso le resta credibilidad al gobierno.

De morir heroicamente, luego de secuestrarse a sí mismo.
Eso.
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De El universo de cosas con que quedarnos (2017)

La isla es mental

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ahora habitamos la isla como una postal
y los turistas nos escriben al dorso
y aprendemos a vivir con sus familias en el extranjero
hasta que la fecha de envío palidece
y nos intercambian
por pasadías en cabañas bajo nieve

ahora escribimos literatura infantil desde otro continente
y basta con decir dragón
para que aparezca una bestia de la cual protegerte

ahora nos persiguen las autoridades en una serie de televisión
por falta de papeles
y te pillan capeando en los afiches de una nueva campaña
antidroga
y apareces encapuchada
de rodillas esposada en una celda sin bombilla
y mi personaje desconsolado sueña con tu cuerpo
resquebrajado
en el fondo de una fosa común

ahora escribo la escena de tu deceso
al dorso de un marca-página con tu foto
que fungió de recordatorio para una misa en tu nombre
y te regreso a la isla en un avión de carga
donde nos estrellamos los dos
como si dios hubiese cogido un buche de escarcha
y soplara el avión al agua.
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De La Carencia (2008)

Mi tatuaje de Bruiser Brody

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Me lo hice porque Brody era un luchador profesional americano
que luchaba en Puerto Rico
como rudo. Una noche,
previo a que sonaran la campana
en el cuadrilátero, lo apuñalaron en el camerino.

El luchador que lo apuñaló era de San Lorenzo. Primo
de policías. Padre de una niña
que murió ahogada en una piscina.

El jurado lo absolvió.

Brody, que también era papá, murió mucho
antes de llegar al hospital.
O los luchadores locales esperaron mucho tiempo
para llamar a la ambulancia que lo transportaría del coliseo hasta el hospital.

Esto provocó que muchos luchadores extranjeros
dejaran de venir a Puerto Rico a luchar. Desde entonces
la lucha libre profesional en Puerto Rico es mucho menos
profesional.

A veces en esta historia le voy al hombre
que apuñalaron. Otras veces
le voy al hombre que se salió con la suya.
Pero solo me tatué la cara del hombre que mataron porque yo no soy doblecara.

Y rara vez me salgo con la mía.

Este es el significado de mi tatuaje— que no tiene sentido o tiene
todo el sentido del mundo
que un hombre se gane la vida luchando de amentira
para que lo maten de adeveras. Me lo hice
en un momento muy significativo en mi vida. O bueno, me lo hice.
Y luego quise que significara algo.
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De Con el material existente (Inédito)

Noctámbulo para siempre (I)

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La noche en Vermont es como el fondo de una cacerola o como la noche
en un poema de un poeta
río piedrense que logró no morirse de joven
para matarse de viejo. Mamá,

ayer llamé a la casa de mi infancia en borinquen
porque aquí me quiero morir
menos que allá.
Y eso me hizo sentir triste. En mi vida

jamás había visto una noche así de opresiva
suena demasiado a como un poema patrio supone sonar. Mamá,
ayer cuando llamé a la casa, me sentía igual de disparatado
que el día que compré mi boleto de ida. O sea,

yo me siento orgulloso de donde nací. Pero donde nací
demasiadas noches son como la noche en un poema
de un poeta suicidado
por las mismas manos con las que lo escribió.
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De Con el material existente (Inédito)

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