« Canto a su amor desaparecido » (en la voz de su autor)
Raúl Zurita publica Canto a su amor desaparecido en 1985 durante la dictadura del general Pinochet en Chile. Este poema, que es el principal de la obra que lleva su nombre, está dedicado a todos los muertos y a los desaparecidos, ya no solo de la dictadura chilena, sino a todos los que han perdido su vida en el mundo asesinados mientras y tras la imposición de las dictaduras homicidas.
El poema, que no hemos podido reproducir aquí exactamente como fue publicado en papel por cuestiones de formato pero que invitamos a leerlo si tienen la ocasión, plantea el recuerdo y el extrañamiento de una mujer por un ser amado, un amor que se ha perdido, o que más bien se han llevado. Este rapto del amor refleja la depuración de las dictaduras por su ideología o simplemente por no simpatizar con el régimen. Se puede apreciar como se describen momentos en los que se realizan detenciones y agravios de los verdugos a sus victimas. Los versos de amor se van mezclando con la muerte, describiendo el enterramiento de los amantes y de los propios países donde se dan y se repiten continuamente los mismos sucesos de terror que el poeta ha visto en su misma tierra. Los amantes quedan confinados, juntos, en el mundo de los muertos, cantando aún su amor bajo la tierra de todos los países. Son enterrados con otros millones de inocentes asesinados y son enterrados en este poema en el que Raúl Zurita plantea nuestro propio mundo como un planeta repleto de nichos de los desaparecidos, en su mayoría, de los olvidados.
Este poema desaparecido adquirió gran importancia no solo en la obra de Raúl Zurita y en la literatura chilena, sino que también ha sido de gran inspiración en el mundo por ese mensaje explícito de denuncia contra la represión y las agresiones. Tanto es así que ha influido en la creación de asociaciones como Canto a su Amor Desaparecido (link), en México, con el mismo nombre del poema, para buscar a familiares desaparecidos relacionados con el crimen organizado.
Este poema ha sido recitado en varias ocasiones por el propio autor, quien nadie como él es capaz de darle la gran fuerza que poseen sus versos. Por ello aprovechamos esta ocasión para, además de leerle, escuchar «Canto a su amor desaparecido» de viva voz.
Canto a su amor desaparecido
Ahora Zurita —me largó— ya que de puro verso y desgarro pudiste
entrar aquí, en nuestras pesadillas; ¿tú puedes decirme dónde está mi
hijo?
- A la Paisa
– A las Madres de la Plaza de Mayo
– A la Agrupación de Familiares de los que no aparecen
- A todos los tortura, palomos del amor, países chilenos y asesinos:
Canté, canté de amor, con la cara toda bañada canté de amor y los muchachos me sonrieron. Más fuerte canté, la pasión puse, el sueño, la lágrima. Canté la canción de los viejos galpones de concreto. Unos sobre otros decenas de nichos los llenaban. En cada uno hay un país, son como niños, están muertos. Todos yacen allí, países negros, áfrica y sudacas. Yo les canté así de amor la pena a los países. Miles de cruces llenaban hasta el fin el campo. Entera su enamorada canté así. Canté el amor:
Fue el tormento, los golpes y en pedazos
nos rompimos. Yo alcancé a oírte pero la
luz se iba.
Te busqué entre los destrozados,
hablé contigo. Tus restos me miraron y yo
te abracé. Todo acabó.
No queda nada. Pero muerta te amo y nos
amamos, aunque esto nadie pueda enten-
derlo.
- Sí, sí miles de cruces llenaban hasta el fin el campo.
– Llegué desde los sitios más lejanos, con toneladas de cerveza adentro y ganas de desaguar.
– Así llegué a los viejos galpones de concreto.
– De cerca eran cuarteles rectangulares, con sus vidrios rotos y olor a pichí, semen, sangre y moco hendían.
- Vi gente desgreñada, hombres picoteados de viruela y miles de cruces en la nevera, oh sí, oh sí.
– Moviendo las piernas a todos esos podridos tíos invoqué.
– Todo se había borrado menos los malditos galpones.
– Rey un perverso de la cintura quiso lomarme, pero aymara el número de mi guardián puse sobre el pasto y huyó.
– Después me vendaron la vista. Vi a la virgen, vi a Jesús, vi a mi madre despellejándome a golpes.
- En la oscuridad te busqué, pero nada pueden ver los chicos lindos bajo la venda de los ojos.
- Yo vi a la virgen, a Satán y al señor K.
- Todo estaba seco frente a los nichos de concreto.
- El teniente dijo «vamos», pero yo busco y lloré por mi muchacho.
- Ay amor
– Maldición, dijo el teniente, vamos a colorear un poco.
– Murió mi chica, murió mi chico, desaparecieron todos.
Desiertos de amor.
Ay amor, quebrados caímos y en la caída
lloré mirándote. Fue golpe tras golpe, pero
los últimos ya no eran necesarios.
Apenas un poco nos arrastramos entre los
cuerpos derrumbados para quedar juntos,
para quedar uno al lado del otro. No es duro
ni la soledad. Nada ha sucedido y mi sueño
se levanta y cae como siempre. Como los
días. Como la noche. Todo mi amor está aquí
y se ha quedado:
– Pegado a las rocas al mar y a las montañas.
– Pegado, pegado a las rocas al mar y a las montañas.
– Recorrí muchas partes.
– Mis amigos sollozaban dentro de los viejos galpones de concreto.
– Los muchachos aullaban.
– Vamos, hemos llegado donde nos decían —le grité a mi lindo chico.
– Goteando de la cara me acompañaban los Sres.
– Pero a nadie encontré para decirles «buenos días», sólo unos brujos
– con máuser ordenándome una bien sangrienta.
– Yo dije —están locos, ellos dijeron —no lo creas.
- Sólo las cruces se veían y los dos viejos galpones cubiertos de algo.
- De un bayonetazo me cercenaron el hombro y sentí mi brazo al caer al pasto.
– Y luego con él golpearon a mis amigos.
– Siguieron y siguieron pero cuando les empezaron a dar a mis padres corrí al urinario a vomitar.
- Inmensas praderas se formaban en cada una de las arcadas, las nubes rompiendo el cielo y los cerros acercándose.
- Cómo te llamas y qué haces me preguntaron.
- Mira tiene un buen culo. Cómo te llamas buen culo bastarda chica, me preguntaron.
– Pero mi amor ha quedado pegado en las rocas, el mar y las montañas.
- Pero mi amor te digo, ha quedado adherido en las rocas, el mar y las montañas.
- Ellas no conocen los malditos galpones de concreto.
- Ellas son. Yo vengo con mis amigos sollozando.
- Yo vengo de muchos lugares.
– Fumo y pongo con los chicos. Sólo un poco del viejo pone y saca.
- Es bueno para ver colores.
- Pero nos están cavando frente a las puertas.
– Pero nos están rajando, te digo.
– Oh sí lindo chico.
– Claro —dijo el guardia, hay que arrancarlo de raíz.
– Oh sí, oh, sí.
– El hombro cortado me sangraba y era olor raro la sangre.
– Dando vueltas se ven los dos enormes galpones.
– Marcas de T.N.T., guardias y gruesas alambradas cubren sus vidrios rotos.
– Pero a nosotros nunca nos hallarán porque nuestro amor está pegado a las rocas, al mar y a las montañas.
– Pegado, pegado a las rocas, al mar y a las montañas.
– Pegado, pegado a las rocas, al mar y a las montañas.
– Murió mi chica, murió mi chico, desaparecieron todos.
Desiertos de amor.
Nos descargaron cal y piedras encima. Por un segundo temí que te hicieran daño.
Ay amor, cuando sentí el primer estrépito me pegué todavía un poco más a ti.
Fue algo.
Sí, seguro fue algo. Sentí las piedras aplastándote y yo creí que gritarías, pero no. El amor son las cosas que pasan.
Nuestro amor muerto no pasa.
Es dulce y no. Fue el último crujido y ya no hubo necesidad de moverse. Todo ahora se mueve.
Tus pupilas ahora están fijas, pero cuatro ojos infinitamente abiertos ven más que dos.
Por eso nos vimos.
Por eso nos hablamos, y con tu espinazo sostienes el mío. Y aunque nadie lo verá, yo alguna vez pensé que sería bueno esto, que está bien, que sería.
Me derrumbé a tu lado creyendo que era yo la que me arrojaba.
El pasto estará creciendo me imagino.
En verdad me gustan más las piedras creí,no, el pasto.
Creí que eras tú y era yo. Que yo aún vivía, pero al irme sobre ti algo de tu vida me desmintió.
Fue sólo un segundo, porque después te doblaste tú también y el amor nos creció como los asesinatos.
Ahora todos son caídos menos nosotros los caídos.
Ahora todo el universo eres tú y yo menos tú y yo.
Tras los golpes, ya idos, nos desplazamos un poco y destrozada yo fui lo único que sentiste acercarse.
Nadie sabrá el destino, porque tú eres el que busco, el que cuido. Llorona de ti tal vez seamos una sola cosa. Yo ahora lo sé pero no importa.
– Ay, grandes glaciares se acercan, grandes glaciares sobre los techos de nuestro amor.
– Eh ronca, gritó mi lindo, los dinosaurios se levantan. Los helicópteros bajan y bajan.
– Donde nacen los viejos galpones, las paredes muy altas con torres de T.V.
– Tú podrías aparecer en las pantallas, oh sí amor.
– En mis sueños enciendo el dial y allí apareces en blanco y negro.
– Digo: —ése es el chico que soñaba, ése es el chico que soñaba.
– Cuando despierto sólo hay heridos en un largo patio y cueros cabelludos colgando de las antenas.
– Oigan amigos —les grité— esas épocas ya pasaron. Sólo se rieron de mí.
– Marcaron a los muchachos y a bayonetazos les cortaron el pelo.
– ¿Fumas marihuana? ¿Aspiras neoprén? ¿Qué mierda fumas rojo asqueroso?
– Pero son lindos. Aun así yo me reglo de verbos, mojo la cama y fumo.
– Yo me enamoro de ellos, me regio y me pinto entera. Envuelta en lágrimas los saludo,
– pero todos sueñan hoy el sueño de la muerte, oh sí lindo chico.
– Grandes glaciares vienen a llevarse ahora los restos de nuestro amor.
– Grandes glaciares vienen a tragarse los nichos de nuestro amor.
– Las nicherías están una frente a la otra.
– De lejos parecen bloques.
– Todo lo vi mientras fuerte me daban pero me viré, y mi guardián no pudo retenerme.
– Allí conocí los colores y vi al Verdadero Dios gritando dentro de los helados galpones de concreto,
– aullando dentro de los fantasmas galpones de concreto,
– mojándome entera dentro de los imposibles galpones de concreto.
– Mula chilena —me insultaba mi madre— ya llegará también tu hora.
– Me viré por muchos lugares y vi a mis viejos sin salir de allí.
– Son como Dios.
– Pero ellos no saben que su cachorra se está muriendo de amor y golpes en los viejos galpones.
– Ahora me buscan pobres viejos ateridos.
– Preñándonos de gruesos escupitajos, juntos, jóvenes y viejos reventaremos.
– ay amor reventaremos
– ay amor reventaremos
– la generación sudaca canta folk, baila rock, pero todos se están muriendo con la vista vendada en la barriga de los galpones.
– En cada nicho hay un país, están allí, son los países sudamericanos.
– Grandes glaciares vienen a recogerlos.
– Blancos glaciares, sí hermano, sobre los techos se acercan.
– Murió mi chica, murió mi chico, desaparecieron todos.
Desiertos de amor.
Loré así y canté. Aullando los perros perseguían a los muchachos y los guardias sitiaban.
Lloré y más fuerte mientras los cuerpos caían. Blanco y negro lloré el canto, el canto a su amor desaparecido.
Todo el desespero lloré. El pasto sube hasta las nicherías. Los muchachos paisa le dije ten; ten mi pena y se apaga.
Nostalgia cantamos por los países y por el país chileno.
Procesión fue y sentencia, cruzamos los otros nichos y frente al del país nuestro estalló el salmo.
Toda la pena.
Todo el salmo cayó entonces sobre su amor que no estaba. De nostalgia cantó por ellos, por los países muertos puse no, no dolía.
Los países están muertos. Un Galpón se llama Sudamérica y el otro África.
Tormento me dio la vista, dije abriéndome. El responso cantamos. Entera mi mala estrella canté entonces el canto a mi amor que se iba. Muchas cruces se llamaban e iban.
Todos paisanos dije llorando se ha ido. Se fue, y yo no peno ni no peno.
La Internacional de los países muertos creció subiendo y mi amor puse.
Todo el amor paisa, todo el lloro mío sumé y sonó entonces la General de los países muertos.
Así desangré yo la herida y al partir rojo sonó el canto a mi amor desaparecido. Todas estaban como abriéndose igual que fosas esas letritas, el grito, el país puse no, no dolía.
– Cantando, cantando a su amor desaparecido.
– Cantando, cantando a su amor desaparecido.
– Sí hermosa chica mía, lindo chico mío, es mi karma ¿no?
– Todos los países míos natales se llaman del amor mío, es mi lindo y caído. Oh sí, oh sí.
– Todos están allí, en los nichos flotan.
– Todos los muchachos míos están destrozados, es mi karma ¿no?
– Me empapo mucho y te quiero todo digo.
– Cantando, oh sí, cantando a su amor desaparecido.
– Cantando, oh sí sí, cantando a su amor desaparecido.
Argentina, Uruguay y los países chilenos del amor mío desaparecido.
Por escalera se sube de un país a otro. Por ascensores se sube o por aviones del amor mío que también baja las penumbras y a veces sube.
Allí andamos yo y tú. Allí andamos, entre los nichos tú y yo que hablamos: —¿Me comiste? ¿porque tenías hambre chileno me comiste?
Te quería, te quería tanto, dice, que toda la noche negra silbó y yo te sostuve con mi mano y lo viste.
Es cosa sólo de muertos.
Sí, es sólo cosa de los muertos el ver cada una de estas letras abriéndose en nichos.
Letras, letritas, dice, tumbas del amor ido dice. Yo te sostuve con mi mano y lo viste. Países idos dice.
¿No te apenaste? Flores del Central país cambiaron y era que yo me moría.
De tu lado me morí y me pusieron arriba como los países argentinos están ubicados sobre los chilenos.
Todos van subiendo unos sobre otros. Nichos del galpón Sudamericano, y muertos se llaman. Nos murieron —digo— de la pena y se llaman.
Del amor desaparecido también se llaman los países. Enmurallados yacen como nosotros.
Masacraron a los chicos y los países se quedaron. Nosotros somos ellos, tiré. Fue duro.
Algunos se apodan Países del Hambre, o bien USA en el nicho africano, digo. Más atrás están los otros. Amor mío; somos nos comidos.
Fin. Y entonces:
……..Reventada de amor toda la enamorada que quepa te cantó allí. Fue más hondo todavía; más abajo de los hoyos negros, del grito, de la pesadilla. Allí la mujer en amor te contó esta historia; es descripción, mapas y países ennichados, pero toda su enamorada te cantó allí. Corte. Tu desierto de amor. Corte. Y entonces:
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