Algunos inéditos del primer proyecto de poemario de Antonio Jerónimo
Antonio Jerónimo (Acayucan, 2005) es un poeta mexicano y estudiante de Odontología.
En 2024 publicó el poema «Niño muerte, niño pájaro» en la Antología de poesía mexicana Instante de olvido. También ha publicado poemas en formato digital en revistas de la Editorial Mítico.
Inspirado en poetas como Anne Sexton, Silvia Plath y Rosario Castellanos, Jerónimo explora la nostalgia, la búsqueda de la identidad y de las relaciones humanas a través de sus textos.
Todos los poemas de Antonio Jerónimo que incluimos a continuación son inéditos, aunque pertenecen a una recopilación de textos que al momento lleva por título Luna de jilgueros.
Ciclos
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Antes de nacer
. Ya conocían mi nombre,
. El seno tambaleante
. Me trajo a la costa
. Como un oleaje.
. Yo no decidí
. En que marea sofocarme
. Ni en que obelisco
. Mis dedos colocar.
Con el miedo como huésped
. Y el desconocimiento afilado
. Traté de correr
. En esos blandos cimientos.
. Decidí que tomaría tiempo
. Como una cicatriz
. Como un ciclón condensado
Como un sembrío
. Después a todo mundo
. Desprendí de mi sendero
. Como una sindesmotomía
. Como una filtración.
Ahora,
. Tengo la cabeza aturdida
. Pero el corazón desbocado.
. Ahora
. Sé que tomaré tiempo
. Ahora
. Sé lo que intenté.
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Inédito
Dos décadas
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No se ha solificado la memoria fantasmal
que yace sobre la oclusión de la noche.
fluyendo como el alba floral y los espejos ebrios,
el eco muerto adora mi desconexión nerviosa,
Como el extraño que no ha saciado su hambruna de afán,
Ahora soy la hendidura que atraviesa el tendón
que causa la ruptura, la hemorragia, el espasmo banal.
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Inédito
Luna de jilgueros
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¿Y qué es lo que canta en las noches?
. ¿Si los pájaros han muerto?
Plumas disipadas en el cielo
. Pronto se teñirán de azufre.
La muerte y yo
. Dialogamos constantemente
. Me asegura que esta juventud
. Algún día me acibará
¿y por qué sentencian mis palabras
. cómo perdición?
El mundo ya estaba necrosado
. Cuando yo llegué.
Mi primera bocanada de aire
. Se lleno de carbono.
Y sé, que de una u otra forma
. Yo busque tirarme
. en estos jirones de tierra
pero no has cambiado
. ¿por qué no extirpas
. La cacofonía que
. te desarmoniza?
Y no te has atrevido
. A plantar luciérnagas
. O a cosechar cuervos
. Ni a caminar sobre magma.
Tampoco me atrevo
. A acompañarte en ese campo
. Tupido de abrojos
. Ni a caminar sobre la nevada colina
. Cuyo frio se plasma en mis huesos.
. ¿y qué es lo que se supone que debo salvar ahora?
. Se que los jilgueros cantan
. Y la luna brilla.
Esa calle me atrapó
. Encapsulado como un animal
. A diferencia de mí; el animal es inteligente
. A comparación de mí; ellos saben cómo regocijarse
. Incluso en la tormenta mas violenta
. Incluso en el desierto más vacío.
. Yo soy serótino
. pierdo incluso, lo que a mi vida le pertenece
. pierdo incluso lo que forjé.
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Inédito
Una muerte azul
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Conjuré mi cuerpo sin volumen
mis labios crispados
mis huesos transparentes.
Conjuré su amor a mi corazón de viajero
nadie respondió.
Mi linterna se apagó
nadie respondió.
No contestaste mi llamado,
grité -imploración a tu nombre-
y bese cada una de tus letras, no contestaste
morí en el purgatorio de piedras
que me recuerdan tus noches.
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Inédito
Trazos
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Los jazmines que brotan
tan rápido como la respiración y horca de la noche.
La tierra empapada de la caótica mañana
que enmudece a los hombres
y fusila la esperanza.
Abro la ventana y hay lluvia
Abro los ojos y hay vida
Ha comenzado un apareamiento
entre el vacío y el abismo.
En cualquier momento habrá oscuridad.
Y el cielo enervado
se custodiará
por su mérito orgullo.
Abro la puerta y están los despojos
Abro los ojos y hay vida
Abro mi condena y estoy yo.
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Inédito
De una mesa pequeña
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La agonía elige el naufrago de la extraña casa
Y las semillas de la distancia empiezan a florecer.
Una pequeña mesa de madera muerta
se construye del árbol inmolado, que aúlla a mi silencio.
Una pequeña mesa de madera se afinca
en el horizonte de tus plegarias
para que mi fugitiva alma,
no tenga tanto espacio en que vagar.
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Inédito
Pájaros huérfanos
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Cuando el día comience a parir la noche
y los pájaros abrasen la oscuridad,
cuando el rostro sin esperanzas
se disperse en la luna y enseñe sus pedazos
y los años perdidos se rebelen en mis ojos,
sabre quien soy, sabre quien fui.
Cuando llene otra hoja con las azules tardes
y el reloj muestre la misma hora,
cuando mi estomago no vuelva tener hambre
cuando las desolaciones cubran mi cabeza
y callen mi incoloro estrépito,
Sabre quien soy, sabre quien fui.
Los pájaros huérfanos pisotean los cables,
Se colocan mejor que las palabras que salen de mi lengua
o que los dígitos que mis falanges plasman,
incluso el brezo en septiembre es más firme
que mis huesos, incluso más firme que el viento.
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Inédito