Tabla de salvación: Lilliam Moro en la lírica cubana contemporánea

Escribe| Luis García de la Torre


Tabla de salvación

Editorial: Betania (2018)
N° de páginas: 72
ISBN: 978-84-8017-101-5

Hoy me llega Tabla de Salvación de Lilliam Moro. ¡Por fin una buena noticia sobre la isla de Cuba! Y me llega directo de la Colección de Poesía 2018 de la Editorial Betania en Madrid. Nunca un libro me fue tan bien titulado por acción en correspondencia con este entorno helado del mes de junio en Santiago de Chile.

Desde hace una hora releo y en esta medida todo lo suyo me ha ido salvando. De la «Parte I Declaración de Intenciones», repasé más de seis veces seguidas el primer poema «Arte Poético» con su… y que nos corte la respiración.

Impactado de los versos celebro la buena noticia de otra publicación de la gran escritora cubana.Vuelvo al rato nuevamente a él, y yo que no creo en Dios, que ni en mis peores momentos lo invoqué, al encontrar en sus páginas el texto «Acción de Gracia» noto que me gustaría, sé que no lo lograré, pero me encantaría el mayor tiempo posible agradecer el poder disponer de mis cinco sentidos, conversarle al final de cada uno de mis días, Perdóname si no siempre escribo y hablo lo que debo, e intentar tener tanta sabiduría que tanto dolor / tiene un sentido para ti que yo no alcanzo a comprender / y por lo cual te doy un voto de confianza.

Mi mouse vuela reencontrándose con «El otro y yo». Escaneo mi mente buscando dónde he leído tanta valentía, en cuáles versos qué poetisa fue tan sincera ante todos que subjetiva maestra la culpa de la pasividad, soy ignorante o parcial: solo aquí en Lilliam.

Continúo el impulso y llega «Contra la Historia» y «Por Favor». soy definitivo: quiero ser literariamente la poetisa, lean desde la página 17 a la 19 y sabrán por qué.

En la «Parte II Homenajes», la escritora cubana nos revela tremenda dupla al versificarse en un arte cercano, con pasiones y amores: donde la trama y el estilo y la vida estos versos sobre la muerte de la escritora modernista Virginia Woolf; con el hilo de Velázquez para dejar en claro que toda obra va a la vida y no hay nadie que pueda desenredar los hilos; con Ana Magdalena Bach como objeto lírico indiscutible, o más osada aún como ser supremo la cual hasta supera al genio ya que a veces Dios está en la sopa caliente que se ofrece al otro lado de una puerta; en el apóstrofe constante de la antítesis de la persona y la lírica de Amando Fernández en la luz y las tinieblas las llevabas contigo / porque quizás donde ahora estés no se pregunta y sobran las respuestas / Sólo nos une ahora este silencio hecho de conjeturas / tu voz en mi memoria es un susurro; y para terminar versa sobre la pintura de Turner el Temerario, en la cual me arriesgo a emparejar en relevancia al objeto con el motivo lírico que para mí es el tiempo Con su pasado heroico camino del desguace, / queda sólo el color con que su imagen / se detiene en la historia, / una historia que ya ni su Graciosa Majestad recuerda.

Llegado a la mitad del poemario bebo desde ya un buen vino chileno, y corretea la idea de tantos cubanos fuera de nuestra estancia madre, la isla:«Parte III Ávila en el Corazón». Conozco de muchos pasos compatriotas por ahí, el adverbio me acomoda terrestre por tan obligada dispersión. Ahora Ávila, y releo el paso por su poeta místico, sus características murallas, las palabras dichas en sus vientos, su tarde, sus cafés, sus andares, un desamor nocturno en su andén y el paseo de San Roque. Maestra Lilliam en su poema también politizo a Cuba, y aquí subjetivo tengo en su obra respuestas: La realidad es demasiado escueta / para que podamos soportarla. / Dentro del corazón continuamente se entremezclan, / aparecen a cara descubierta o intercambian disfraces / la bondad y la sombra / la serenidad y el horror / el amor y el olvido, / mientras los días pasan comiéndonos el alma. / Abrirse paso entre la bruma, / difícil avanzar con tanto lodo / al corazón de la luz, / al corazón de las tinieblas. Y sé que hay cubanas hoy en cualquier parte: ¿Qué nos queda intentar, / dónde meternos, te decía, / si el sol, acorralado por el gélido ambiente, / se mantiene impotente como un sueño frustrado? / ¿en dónde guarecernos, / cómo cuidarnos de nosotras mismas / mientras la tarde, el café, las palabras / ya no bastan, amiga, para seguir viviendo / como si no pasara nada?

«Parte IVCorazones Desbocados»: reúne cinco poemas que comienzan con los versos Hemos andado por la vida / comiéndonos el mundo, y se concluye en medio de la Nada / y el desconcierto de no encontrar a Dios. Corto y pego el principio y el fin del quinteto, léase la licencia como tal, porque me fusionan el discurso lírico y psicológico que determinan las temáticas reunidas en esta sección. Son cinco poemas perfectamente construidos. Si fuera, no sé, por ejemplo yugoslavo y leyera estos poemas diría que la poesía cubana es gigante y punto.

Y me remueve al final el Epílogo y «Elegía de Madrid» completamente. «En Oración para Empezar el Día» y en «Tu Nombre» leo sublime el error, repito, de no haberme educado en alguna fe. Quiero esa esperanza lírica que ya no tuve.

Lilliam Moro, usted, poetisa cubana contemporánea con más de cincuenta años en el verso hoy en su poemario Tabla de Salvación confirma lo que se sabía: que pertenece en base y altura a la lírica cubana de vanguardia, que esta obra recoge algunas de las circunstancia de su vida, y que en la poesía ha nadado ferozmente; y también quizás lo que no se sabía: que su palabra va salvando a borbotones a gente por ahí.

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