Reyes y emperadores: Wallace Stevens en español
Nacido en Reading, Pennsylvania, en 1879, Wallace Stevens es uno de los más respetados poetas estadounidenses. Es considerado un esteta magistral que hizo uso de un vocabulario extraordinario y de una rigurosa precisión en la creación de sus poemas. Pero también era un filósofo que exploró sin descanso la noción de poesía como la fusión definitiva entre la imaginación creativa y la realidad objetiva. Dadas la complejidad técnica y temática de su obra, Stevens fue en ocasiones considerado como un poeta premeditadamente complejo. Pero también era reconocido como un eminente pensador abstracto y provocativo, continuando esta reputación hasta su muerte. En 1975, por ejemplo, el notable crítico Harold Bloom, cuyos textos sobre Stevens incluyen el imponente Wallace Stevens: The Poems of Our Climate, le llamó «el mejor y más representativo poeta estadounidense de nuestro tiempo». Su fallecimiento se produjo el 2 de agosto de 1955 en Hartford, Connecticut.
A continuación os presentamos dos poemas de Wallace Stevens traducidos al español por José Manuel Romero.
El emperador del helado
Llama al que lía los cigarros grandes,
al fornido, y pídele que bata
en cuencos de cocina lujuriosas cremas.
Deja que las mozas se entretengan con vestidos
de esos que acostumbran a llevar, y deja a los muchachos
que vengan con flores en periódicos caducos.
Deja que la vida supere al simulacro.
El único emperador es el emperador del helado.
Coge del armario de entablado
al que faltan tres perillas, esa manta
en que una vez ella bordara unas palomas
y extiéndela de forma que cubra su cabeza.
Si asoman sus callosos pies tan solo
lo hacen para demostrar cuan fría está, cuan hueca.
Deja que la lámpara señale como un faro.
El único emperador es el emperador del helado.
The Emperor of Ice-Cream
Call the roller of big cigars,
The muscular one, and bid him whip
In kitchen cups concupiscent curds.
Let the wenches dawdle in such dress
As they are used to wear, and let the boys
Bring flowers in last month’s newspapers.
Let be be finale of seem.
The only emperor is the emperor of ice-cream.
Take from the dresser of deal,
Lacking the three glass knobs, that sheet
On which she embroidered fantails once
And spread it so as to cover her face.
If her horny feet protrude, they come
To show how cold she is, and dumb.
Let the lamp affix its beam.
The only emperor is the emperor of ice-cream.
Un conejo como rey de los espectros
Qué difícil pensar cuando acaba ya el día,
cuando la sombra sin forma se pone sobre el sol
y nada queda salvo luz en tu pelaje—
Aquel gato todo el día derramando su leche,
gato gordo, lengua roja, mente verde, leche blanca
y agosto el más dulce de los meses.
Estar, en la hierba, en el más dulce momento,
sin ese monumento de gato,
el gato que en la luna se olvida;
Y sentir que la luz es una luz-conejo,
En la que todo está hecho a tu medida
y nada necesita explicación;
De modo que no hay nada en que pensar. Procede de sí misma;
Y el este irrumpe en el oeste y el oeste se desploma,
No importa. La hierba es abundante
Y abundante de ti. Son tuyos los árboles en torno,
Es tuya la amplitud entera de la noche,
Un tú que roza todas las orillas.
Ahora eres un tú que alcanza las cuatro esquinas de la noche
El gato rojo refugiado en esa luz-pelaje
y tú impulsado, impulsado hacia lo alto,
Impulsado más y más hacia lo alto, negro como piedra—
te posas, tu cabeza un grabado en el espacio,
y el pequeño gato verde como un bicho en la hierba.
A Rabbit as King of the Ghosts
The difficulty to think at the end of day,
When the shapeless shadow covers the sun
And nothing is left except light on your fur—
There was the cat slopping its milk all day,
Fat cat, red tongue, green mind, white milk
And August the most peaceful month.
To be, in the grass, in the peacefullest time,
Without that monument of cat,
The cat forgotten in the moon;
And to feel that the light is a rabbit-light,
In which everything is meant for you
And nothing need be explained;
Then there is nothing to think of. It comes of itself;
And east rushes west and west rushes down,
No matter. The grass is full
And full of yourself. The trees around are for you,
The whole of the wideness of night is for you,
A self that touches all edges,
You become a self that fills the four corners of night.
The red cat hides away in the fur-light
And there you are humped high, humped up,
You are humped higher and higher, black as stone—
You sit with your head like a carving in space
And the little green cat is a bug in the grass.