Una muestra de «Leonor», el cuarto poemario de Pablo Andrés Rial

Leonor (2025) de Pablo Andres Rial (Portada y ficha)

 

Pablo Andrés Rial (Buenos Aires, 1984) es un docente, poeta, dramaturgo y periodista argentino.

Es autor de los poemarios La casa de barro (Ediciones Arroyo, 2023), Aves desplumadas (Ópera Editorial, 2023) y Forzado a viajar (Paserios Ediciones, 2023), publicado en México. Aquí una muestra de la poesía del autor que compartió con nosotros hace un año.

También, escritos suyos han formado parte de varias antologías.

Actualmente colabora realizando reseñas y entrevistas en revistas de Argentina, España y México.

Los fragmentos que presentamos a continuación pertenecen a su próximo poemario, Leonor (Caleta Olivia, 2025), que será publicado en los próximos días en Argentina.

En la contratapa de este libro la poeta Andrea Marone comenta: «Leonor y Benicio —dos voces de una complicidad en fuga— son los protagonistas de esta textualidad afectiva que, a la manera de cartas, propone construir un diálogo en verso. Los temas que enhebran la correspondencia ensayan derivas filosóficas del cotidiano que, revestido de nostalgia, busca construir un saber sensible en la oposición entre un joven existencialismo y un humanismo de la madurez».


Fragmentos de Leonor

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Leonor:
Me confunde el susto con la angustia
y la angustia con el frío.
Soy brote débil que busca repatriar
al inacabado cuerpo lánguido que aquí pesa
recuperarlo
hacer el engorroso trámite para tenerlo cerca
y darle la despedida que se merece
porque ya nada encierra.
Es un lago seco en ausencia del viento.
No hay más que sentir el vértigo de una caída
la fuerte tormenta pronto lo limpiará todo.
Recién ahí podré envejecer
en las espaldas de los árboles
sereno al fin
recién ahí podré sonreír y atravesar con una caricia
al temor de la inexistencia.

Querido:
Debo decirle que lo viejo alguna vez
se volverá joven y ya joven, morirá viejo.
Y cuando eso suceda, no pretenda acercarse
ni siquiera a mirarse desde la distancia.
Ya estará podrido, abichado, sin remedio.
Créame, se escribe acerca de lo que se vive
incluso aunque no lo haya vivido.
Será mejor así.
Se trabaja como si se fuera a vivir toda la vida
y se preocupa como si no se fuera a morir mañana.
Evite soñar demasiado y procure recordar poco.
Las imágenes le traen mareos
como si fuera un navegador sin experiencia.
Deshacerse de lo que nunca fue
resulta difícil
deshacerse de lo que fue será imposible.
Tenga presente que ni la poesía ni su vida es para
pensar
es para no pensar.
Podría ir a algún lugar:
decida la hora y cuánto será de viaje
hágalo caminando
vaya hacia un hermoso lugar
sin árboles muertos
ni madres enfermas
sin amigos olvidados
ni nada que lo amenace
sin aprobaciones
ni competencias
sin calor
ni frío.
Aunque por si acaso
lleve un abrigo y sus ojotas.
Piénselo. Piénselo.
Está lejos de cualquier lugar
y debe atender la distancia
entre su cuerpo y usted.
No debe temerle a los paseos.

Acaso se ha olvidado de la noche en los museos.
¿Se acuerda?
“arte” decía ¡arte arte!
y el arte no era nada.
Solo una fila de gente esperando a ingresar
para después decir “hemos visto arte”
¡Arte arte!
¿Lo recuerda?
Arte decía y sonreía
como la gente que llora feliz
con su tragedia.

Leonor:
Aún lo conservo en la memoria
y pienso que debo dejar las obligaciones un momento
contemplar a una bandada de pájaros
pero todo ha cambiado
y por más que la mesa siga con su mantel color salmón
ya nadie llama a cenar
una vela permanece siempre prendida.
Las personas ya han dejado de volar en un cielo
despejado
soy padre de mi padre y le canto una canción
le doy consejos y me preocupo por su futuro
y pienso que debo cambiar los planes de los planes
arrastrar las alas de las noches
haciéndolas dormir en un lugar seguro
donde no haya camas ni paseos
que corten las risas del enfermo
y le digan lo sano que volverá a estar.
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De Leonor (Caleta Olivia, 2025)

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