Reseña: «Sacrificio», de Román Piña
Escribe| José Manuel Romero Santos
Editorial: Salto de página (2015)
Nº de páginas: 128
ISBN: 9788416148158
sacrificio
(Del lat. sacrificĭum).
1. m. Ofrenda a una deidad en señal de homenaje o expiación.
5. m. Peligro o trabajo graves a que se somete una persona.
6. m. Acción a que alguien se sujeta con gran repugnancia por consideraciones que a ello le mueven.
7. m. Acto de abnegación inspirado por la vehemencia del amor.
(Diccionario de la Real Academia Española)
Horacio Topp es el hombre más feliz del mundo.
Horacio Topp es una celebridad, el más famoso conferenciante de motivación y autoayuda, un Nick Vujicic, sin brazos ni piernas, pero con una voluntad bíblica.
Horacio Topp, el hombre más querido del mundo, ha desaparecido.
Esta es la trama. No diremos más. Lo que nos interesa a nosotros va por otros derroteros…
Hay varias cosas a tener en cuenta en lo que respecta a esta novela corta de Román Piña (Palma, 1966), narrador astuto donde los haya. La primera y más importante es que Sacrificio no es lo que parece. De lo que se trata es de dudar: todo sacrificio está precedido de su particular dosis de duda.
En segundo lugar, Sacrificio no es la historia de una sola, sino de muchas renuncias. Renuncias en varios niveles: está el editor en principio idealista que acabará mandando a paseo sus escrúpulos después de descubrir la dura realidad del trabajo de edición, está la prostituta (sacrificadora por definición) que pierde su identidad por un precio, está el modelo a imitar, el viejo adalid que resulta no ser tal y que venderá su alma al diablo, convertido en el hombre más odiado, pero también y por eso, quizá, libre.
Decíamos que los sacrificios de esta novela se producen en varios niveles: el más interesante, probablemente, es el que tiene lugar a este lado de la realidad, el que lleva a cabo el propio Román Piña: bajo una apariencia de novela popular (detectives, humor, sexo, amor y desengaño), Piña esconde un secreto. La apariencia excesiva, como la del best-seller de Topp, es (esta es mi tesis) solo eso: apariencia. Todo lo que hace Piña lo hace de forma premeditada. Es todo un engaño, un juego metaliterario: lo que a primera vista puede provocar una decepción en el lector culto se revela una estrategia preconcebida. El autor parece preguntarnos: «¿te arriesgarás a seguir leyendo?» Quien sí arriesga es Román Piña: primero nos guiña el ojo con Ifigenia, nos habla de Luciano de Samosata, de Salinger (como el tal Onsurbe, insobornable, gran detractor de la voluntad de sacrificio); al minuto siguiente nos muestra una escena de tórrido sexo, forzada, forzosamente de mal gusto, anticlimática. El lector astuto no puede comprender, duda: «¿me atreveré a hacer el sacrificio de seguir leyendo?» Al lector de best-sellers le ocurrirá, probablemente, lo contrario: dudará ante la intelectualidad sugerida por las referencias grecolatinas, rebuscadas técnicas como la del manuscrito encontrado o las cajas chinas y los guiños salingerianos.
En cualquier caso, si hay algo común a estos sacrificios es el precio: lo que está en juego, siempre, es la reputación. Siempre.
Dejando de lado las consideraciones pedantes, Sacrificio es una novela de detectives protagonizada por Pablo Noguera, un relato erótico protagonizado por Ifigenia, una historia de supervivencia protagonizada por Horacio Topp, un juego metaficticio protagonizado por Román Piña. Arriésguense y lean.
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