A partir de los restos del día
Escribe| David Marroquí Newell
Editorial: Anagrama (1994)
Nº de páginas: 256
ISBN: 9788433914293
Idioma original: inglés
(Los restos del día – Kazuo Ishiguro)
Stevens es un mayordomo inglés que ha trabajado durante treinta años en la mansión Darlington. Ha servido a Lord Darlington hasta la muerte de éste. En 1956, un adinerado estadounidense se hace con la mansión y, con ella, el servicio a cargo de Stevens. El mayordomo tiene un reto por delante. Su nuevo patrón, el señor Farraday, va a pedirle que organice el servicio con menos empleados de los que él está acostumbrado a trabajar. Los tiempos han cambiado. Aprovechando la ausencia del señor Farraday y a propuesta de éste, tomará unos días de descanso que aprovechará para hacer un viaje por el país con el suntuoso coche de su señor. Recorrerá Inglaterra y utilizará el viaje como pretexto para visitar a la antigua ama de llaves de Darlington Hall y así suplir la falta de personal por experiencia. Será la primera vez que viaje por el país.
La obra de Ishiguro está relatada a partir del personaje principal, Stevens, quien narra los sucesos en primera persona a través de su diario de viaje. Es un monólogo interior donde la voz y el focalizador se presentan sin intermediarios. Intercala conversaciones y diálogos, pero nada está sujeto al presente, sino a los recuerdos del personaje, utilizando la analepsis como recurso principal de la novela. La narración la lleva a cabo Stevens y lo que percibimos es todo completamente subjetivo. Mezcla sensaciones y confunde muchas veces los recuerdos. Lo que sabemos del mundo es lo que nos muestran los ojos del mayordomo, por lo que en ningún momento el narrador es fiable. Su intención es describir el viaje, pero acabará remontándose en sus reflexiones a sus comienzos en el oficio como mayordomo y los recuerdos de su padre. Descubrirá en sus reflexiones diversos secretos ocultos por su propia mente. Stevens es un personaje engañoso. Sus vivencias son caóticas, por lo que la narración se impregna de esta confusión. Todo lo que relata pasa por el filtro previo de su conciencia.
La construcción del personaje es muy coherente. Stevens es una persona absolutamente disciplinada y entregada a su trabajo. Pierde toda su humanidad mientras está trabajando. Su problema es que siempre está trabajando. Es incapaz de separar su vida personal de la laboral. Esto se va a ir repitiendo a lo largo de la obra y cualquier cuestión personal la reviste de profesionalidad. Esto le va a dar una excusa a sí mismo. Su personalidad la veremos retratada en los tramos de viaje en los que se encuentra con otros personajes con los que interactúa con toda naturalidad o cuando escribe sus reflexiones en el diario y toma conciencia de los hechos que ha ido realizando. Su vida se basa en el trabajo, la obediencia y la dignidad.
La dignidad es uno de los puntos principales de la novela. Esta temática no se revela de forma clara a lo largo del libro, ya que Ishiguro nos oculta con habilidad sus intenciones. En Los restos del día sí se reflexiona sobre ella continuamente, incluso en algunos momentos del libro, como una cuestión de carácter personal que se ramifica a la política y la conciencia social. Para Stevens la dignidad es simplemente saber ocupar su lugar en el mundo, aceptarlo y cumplir con ese papel que se le ha asignado por el resto de su vida. Su percepción irá cambiando a medida que pone orden a sus recuerdos y cambia su interpretación sobre los hechos. Nos encontraremos con la naturaleza confusa o subjetiva del ser humano y su complejidad; también podríamos decir que otra cuestión principal es el tiempo y su efecto en lo personal y en la sociedad, cómo nos va cambiando a medida que acumulamos experiencias vitales.
Stevens habla del tiempo pasado y observamos una comparación entre los sucesos políticos y las prácticas sociales, cómo se transforman hasta el tiempo presente, cómo cambia la percepción de la sociedad sobre ellos. La mayoría del relato del protagonista está basado en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial y sus efectos, cómo influyó en la política que precedió a la Segunda Guerra Mundial y el cambio que hubo en los valores de las personas tras estos dos devastadores conflictos bélicos.
Varias de las novelas de Ishiguro están ambientadas en el pasado. Vivió las terribles consecuencias del estallido de la bomba atómica en Nagasaki. Una de sus novelas, An Artist of the floating world (1986) transcurre justo en su ciudad natal pocos años después de la catástrofe. El tema de la Segunda Guerra Mundial, sus motivos y efectos en la política y en la sociedad es algo que evidentemente le ha marcado para escribir Los Restos del Día.
Cuando llega el otoño debemos hacer un recorrido desde nuestra experiencia; en qué hemos invertido nuestro tiempo y cuál ha sido nuestra influencia en el mundo. Después toca descansar. Con ésta reflexión podríamos resumir Los Restos del Día. Vivimos la vida con lo que nos toca lidiar, cada uno responde a ella lo mejor posible en relación a sus valores personales y bajo la influencia de la sociedad y de todos aquellos que nos rodean. Elegimos condicionados por las circunstancias.