Una muestra de «No estés en esa isla sin levantar la mano», antología de Hugo Luna

Hugo Luna

El poeta argentino Hugo Luna.

 

Hugo Luna (Concepción del Uruguay, Entre Ríos, 1959). Escribe y milita en poesía desde inicio de los ochenta. Ha sido distinguido en concursos locales, nacionales e internacionales. Igualmente publicado en diversos medios, impresos y digitales.

Se encuentra editado bajo la modalidad de Edición de Autor y en tiradas reducidas. Algunos de sus libros son No Nada Nunca (junto a Alejo Carbonell, 1994), En la nieve (2006), Solo claridad (2010), El apetito de la belleza (2015), Antes del pájaro después del pájaro (2016), Reflexiones de un cisne (Ediciones Al filo, 2017), Coreografía del absurdo (Lago editora, 2021), Amo esa voz (Lago Editora 2022) y la antología No estés en esa isla sin levantar la mano (Lago Editora, 2024)

Ha participado de encuentros literarios en Asunción del Paraguay (2001), en una serie de encuentros de escritores organizados por SADE filial C. del Uruguay y la Secretaría de Extensión Universitaria y Cultura de la UNER (UNER), entre los años 2004 y 2008. Además de ciclos de lectura y Festivales como el de Córdoba y el de Poesía y Prosa de la Costa.

Todos los poemas que constan en esta publicación forman parte de No estés en esa isla sin levantar la mano (2024) de Hugo Luna, publicado en Argentina por Lago editora, título en el que se reúne en una selección personal buena parte de la producción poética del autor argentino.


Queda un clamor de voces rotas

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Queda un clamor de voces rotas. Los ojos han desaparecido en el
horizonte. Vaya mandíbula del crepúsculo.
Los pájaros duermen mientras cantan sus memorias.
Es el comienzo de otro orden.
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De Amo su voz (2022), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

Hay un canto

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.                                           Hay un canto en mí que no puede salir de mí porque
.                                                                                                        no se han creado
.                                                                                     aún las palabras necesarias.
.                                                                                                        Giovanni Papini
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Hay un canto. Comienza en tono agua. Amanece cuando la noche
.                                                                         cede entre pajonales y gritos
y secretos.
Quien canta parece dormir desde antes que el sueño se conociera
entre los hombres.
El corazón se esfuerza por ser un xilofón prudente
y retiene esas notas para otro momento.
Los cristales y las campanas pretenden compilar
un canto robado a otro poeta.
Todos los poetas se enorgullecen de sus olvidos
y dejan el canto que hay en mí en las cornisas del día cuando el sol es
un charco hirviente en la calle
del horizonte.
Si este canto golpeara a tu puerta, lo mejor sería
que miraras para otro lado o que posaras tus oídos en el vuelo
de las mariposas.
Si este canto mío enmudeciera lo haría en silencio de tronco de árbol
que muere cuando los bosques se incendian.
Mi canto tiene la resistencia de las flores cuando
la adversidad le toma fotos y las diseca en herbarios sin memoria.
Mi canto se acompaña con palmas y canciones
populares que todavía tararean los muertos.
Todos los enamorados interpelan al cielo
y las estrellas: cómo se llama ese canto que
en la arena de la playa desconocida deja huella
y se concentra en caracoles y conchas y espuma.
Yo me acuno con este canto mío desde el nacimiento de su armonía
hasta el desbarranque de los cuerpos. Me gusta que el río sepa mejor
que yo acerca de este canto que desemboca en lo inmenso y se vuelve
estuario en su intimidad.
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De Coreografía del absurdo (2020), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

La más estrepitosa y cantarina verdad

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.              Yo no quiero ser pobre, estar acuciado. / Pero tampoco quiero ser rico.
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He sido acusado de resentido
seguramente con razón
Incluso los ricos pueden tener
tal (d)efecto, lo que
para mí es una virtud
Me reconozco pobre
no ya porque he pasado tardes enteras
bajo un techo lleno de lluvia
en un invierno de muertos
tampoco en su carga simbólica
la pobreza no es literatura
La carne se muestra en el hueso
en la privación de dos níqueles
el kilo de puchero
Es como dice Lawrence, el orgullo
se viste en el follaje
o no dice así?
Los ricos sabrán qué son
Yo soy pobre
y cada vez que sopla el viento
cada vez el viento dice presente entre ramas
sube o baja con la savia
la más estrepitosa y cantarina verdad de la vida
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De Dos poemas, recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

Cualquier palabra

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Cualquier palabra
puede ser abandonada
Cualquier nombre
toma cuerpo prestado
lo transforma
Mira en caleidoscopio
con el equilibrio de la araña
con los ojos de la mosca

crea la perspectiva necesaria
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De Agua bebida de la memoria (2014), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

Estar

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elijo cerca tuyo. en esa verja oxidada por las lluvias de abril. guardar
la palabra equivocada. la palabra disfrazada en lo ecuánime. el arma
blanca de la palabra. pero todos sabemos cuál es el tiempo de las
posibilidades. todos hemos mirado su concentración en la tarde. cuál
es el margen del presente. su límite. oh vecindad de la distancia. un
paso. uno el destierro.
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De Solo claridad (2010), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

Locura

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estoy perdiendo el registro de la palabra

la palabra hombre se me confunde con
la palabra hombro con la palabra hembra

qué me querrá decir el inconsciente

otros accidentes menos ingeniosos
me dejan en ridículo
ante la palabra ojo

ya no sé cómo hacen mis dedos
para hallar el camino en el laberinto del teclado

tengo en mis pensamientos la mitad
de la palabra mesa
y tan sólo dos patas de su funcionamiento

algo me dice que el control del lenguaje
está en manos de un extraño
que conduce mi centro.
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De Reflejos sobre el zinc (2007), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

Empírico

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hay quienes escriben poemas para
no suicidarse
en la absoluta intemperie del desamor
sentados en los bancos de las plazas las mismas
en las que San Martín galopa en su caballo
las mismas que de tarde son sólo bullicio
los hay
que lo hacen para enamorar
y seducen a las aves con su pluma refractaria
de incendio incendio de palabra quemante
yo escribo para sustentarme en la nada
me interesa la hoja que me corta
tanto como la que escribo
me interesa me penetra como decía don Witold
si es malo el poema un poco me avergüenza
si es bueno el poema me avergüenza otro poco
la poesía desnuda hasta los huesos
no se puede ver blanca ni hueca
es un esqueleto de palabras
es lo corpóreo y falta

escribir no me salva.
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De Reflejos sobre el zinc (2007), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

Poema contra la necedad

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las vías los bulevares trazan perfectos
la urbanística social

del horizonte de rieles para uno
de los lados (y sólo uno)
podes mirar y pertenecer sin rendir cuentas

el centro de la ciudad
es el fruto de un árbol seco

en los potreros del ferrocarril
exhibe sus documentos un mono pérfido

allí están los restos del estado protector
la chatarra de una historia que hoy no sirve a nadie

pero insisto
los pobres estamos de los brillos del hierro cantor
para allá

en la mudez del cemento yace también el secreto
que todo pueblo conoce

tractores vendedores ambulantes gitanos circos
chapas galpones caballos heridos por el relincho libertario niños
descalzos mujeres de la vida (eufemismos también y desde luego)
carros que sólo tira el viento

esto ya está fuera del poema
destinado a lectores que conocen del tema:
dejen de mentir a la gente
mientras Dubai construye islas en el mar
nosotros nos caemos de la tierra.
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De Reflejos sobre el zinc (2007), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

Congoja

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Congoja: baile sin nadie, solitario ritual iniciático de la tristeza
originario de las tribus rioplatenses luego conocido como tango.
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De No nada nunca (1994), recogido en No estés en esa isla sin levantar la mano (2024)

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