Iván Oñate y sus dardos en el esplendor del viento

Escribe | Aníbal Fernando Bonilla


Rumbbb...Trrraprrr rrach... chaz over de Iván Oñate

Editorial: El Ángel Editor
Año de publicación: 2022
Nº de páginas: 189 páginas
ISBN: 978-9942-834-79-9
Autor: Iván Oñate
Prólogo: Rafael Soler
Idioma original: Castellano


La obra literaria de Iván Oñate (Ambato, 1948) es diáfana y anchurosa. Inherente a la composición en verso y en prosa. Si bien, su nombre ha sobresalido en condición de poeta, no se puede desdeñar el aporte narrativo con El hacha enterrada (1987, cuentos, nueve ediciones) y La canción de mi compañero de celda (cuentos, 1995). Sobre El hacha enterrada se puede aludir que la retórica —plasmada en fluido lienzo— es de atrayente acercamiento lector, con un manejo impecable en su ordenación interna y externa, así como de ponderada utilización simbólica del lenguaje (Aguilar Monsalve, 2004), entremezclándose la noche cubierta de enigmas, las pesadillas que mortifican a seres terrenales, la excitación incomprensible ante el derramamiento de sangre, personajes invencibles/invisibles en el inexorable devenir del alba, la tesitura del absurdo, los límites de la montaña y la caza, el anuncio del infierno a través de la candente flama, sombras transeúntes en el ambiente tenebroso de cementerios populares, en fin, un ritual multicolor a través de la palabra como valioso recurso. Relatos que a su vez intercalan supersticiones dislocadas en la pura fantasía, en donde los personajes, en términos de Alicia Ortega (2011):

[…] intuyen que los espacios de sus rutinas cotidianas esconden un lado apenas sugerido entre los pliegues del orden visual. El espacio visible esconde fisuras por donde se filtra una realidad otra, menos tangible y perteneciente a una dimensión onírica y mágica. En los puntos de contacto entre esas dos realidades se definen historias de vidas hechas de coincidencias y búsquedas, de miedos y premoniciones. (p. 183)

En todo caso, es innegable el tratamiento profuso y pulcro destinado a la poesía y desde la cual se desprenden títulos como: Estadía poética  (1968); En casa del ahorcado (1977); Anatomía del vacío (1988); El fulgor de los desollados (1992); La nada sagrada (1998); El país de las tinieblas (2008); Cuando Morí (2012); Epistemología de la nada (2017); “Rumbbb… Trrraprrr rrach… chaz” over (2022); entre otros.

Para Oñate «Uno no elige la poesía, la poesía le elige a uno» (Castañón, 2020), en consonancia a que ésta debe tender a la renovación propositiva, siempre con exigencia y metódico trabajo, ante el alumbramiento inspirador. En tal tono riguroso es que ha ido recorriendo camino este vate, que autocalifica a su poética como existencial, en una constante jornada de entera vitalidad y paradójicamente, también, de agotamiento.
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Los designios del amor y del vacío

Uno de los encuentros directos que tuve con la poesía del maestro Iván Oñate fue gracias a La nada sagrada. Poemario que «está escrito a puñetazos, arrancándose las vísceras, con llanto rabioso e inútil, pero también con ternura y tristeza», de acuerdo a Marco Antonio Campos (2013, p. 158).

Es en su prólogo en que Oñate (1998) refuerza lo anotado en líneas anteriores: «no quiero dejar de recordar que uno nunca elige su poesía; es ella quien determina el cómo, cuándo y dónde ha de desplegar su fuego» (p. 10). Y, es dicho fuego el que arde en cada texto que viene con independencia semántica, pero, que a la vez, imbrica una ramificación versal sólida en su conjunto. Antes que un enfrentamiento con la deidad («El melancólico dios de los muertos, / de los parias / y de las putas viejas», p. 49), es una invocación/evocación que pugna entre el vacío y la desnudez del hombre, que, sigiloso escucha el río tras el derrumbe de sus latidos.

El Ser cabalga con la furia de la «lluvia bastarda» (p.46) en un atroz espejismo que delata el aroma de las derrotas. Se descifra la búsqueda del sendero que conduzca a la eternidad anhelada por siglos. Se escucha la balada demente que interpreta el bardo al filo del mar, a la espera del verdadero amor que sane las heridas. Tango bendito extraviado en los meandros del pensamiento, junto a la concupiscencia y el tormento. Huella que contiene el pretérito y que se obstina por los instantes felices. Llamarada de juventud ante el quiebre de los años. Cada estremecimiento nuevo es un catártico torrente que se impregna en el papel como fervoroso recado cuya frontera es apenas el destierro o la muerte (finitud de la existencia haciendo llaga, estigma y rastro metafórico). Poemas entre la rebelión, el sol y la nostalgia: «[…] los materiales de un poeta / son la humillación y la angustia. / La convicción inexorable / de un destino desdichado» (p. 58).

Raúl Serrano Sánchez (2011) considera que en La nada sagrada se «fusiona los retazos del pasado del cual el poeta da cuenta por medio de los mitos que dominaron su adolescencia (la de su generación) y que provienen del cine y del rock» (p. 99). Esto confirma una marcada intertextualidad (entre voces artísticas, literarias, vivenciales) que atiende a registros del hablante recogidos desde su propio sentir experimental. «Libro áspero, bronco, tierno, en La nada sagrada hay líneas intensamente recordables que resumen toda una vida» (p. 158), corrobora Campos.
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Una antología necesaria

“Rumbbb… Trrraprrr rrach… chaz” over (2022), es la antología —con el sello de El Ángel Editor— en la cual Oñate muestra su cosmovisión poética (con tan sugestiva denominación onomatopéyica proveniente de un verso vallejiano, con el añadido «over»). Un rugido in extenso del león que atraviesa los recodos más tristes de la selva. Acaso el autor se pregunta si el poeta es víctima o victimario, o si el poema es en definitiva una vana trampa. Lo que sí es palpable en este «cuaderno abierto» (p. 37) es la voz irónica que se desgarra/desgrana en buena parte de los textos, que, sin que sea una regla inamovible, tienden a un tejido amplio. Textos que son como dardos que dan en el centro del corazón, con remates categóricos. El golpe ungido por el bienhechor poeta. Ya lo indica Xavier Oquendo Troncoso (2022) en el epílogo: «Oñate es un enorme poeta del fuego y de la tierra más que del aire y del agua» (p. 188).

Él traza filigranas de oro o de bronce en cada poema, para que los sueños tengan morada. Encandila con su aliento creativo, nada exento de mirada confesional: «Nadie sabrá / que arrimo la oreja contra la puerta / y al otro lado escucho / a mi propio eco que solloza» (p. 67). Se observan las habitaciones ocupadas por transeúntes febriles o amantes turbados, guerras perdidas, la fatiga tras la ventana que exhibe a la lluvia, la añoranza como tenue rastro del París bohemio o de la novia de cabellos sueltos, el delirio en las aguas negras o en el pavimento, la paz como entelequia. Declaración profesa sin ambages con el afán de llegar desde el territorio de sonidos voraces «hasta el silencio más oscuro» (p. 86). Aquí reposan con devoción «[…] los huesos de Vallejo» (p. 79), en la patria demolida de los desamparados. Conjugación de ardor y brisa.

El escribiente celebra su rito «de encender / una solitaria luz de una solitaria pieza / en el viaje solitario y sideral de este planeta» (p. 80), siempre contando para el efecto con la leal soledumbre. Hay una indagación incontrolable/inconfesable sobre el misterio alrededor de la existencia misma.

A los hombres es a quienes va dirigida esta compilación, desde la hendidura y la confrontación: «A esos animales incendiados / Huyendo de la vida / Como antorchas desesperadas» (p. 173).
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El poeta, entre la sencillez y la grandeza

Bajo la admirada sombra borgeana retenida en sus espejos como reflejo perenne, Oñate produce arte poética en una experiencia rítmica muy ajena a la casualidad, ya que su orfebrería en el lenguaje es una sucesión armónica intencionada para favorecer los designios establecidos en el deseo verbal. Valeria Guzmán (2014) asevera que

Iván Oñate es un poeta que conoce su oficio, sabe cómo estructurar un poema tanto como conoce el modo de dejar un libro abierto, cual una llaga, para que sea un libro de arena. Este poeta se regodea en la cadencia porque construye sus versos con la gravedad paroxítona del español pero también con la gravedad de su corazón. (p. 550)

Iván Oñate demuestra que la verdadera poesía no se decanta en lo ornamental, sino en la sencillez para interpretar lo oculto, o la extrañeza de lo improbable. He ahí uno de los elementos de su grandeza escritural.

 

Referencias bibliográficas

Aguilar Monsalve, L. (2004). La narrativa ecuatoriana contemporánea a partir de la década de 1970. Revista Kipus, I semestre, 17, 55-68.

Campos, M. A. (2013). Iván Oñate, La nada sagrada. Revista Kipus, I semestre, 33, 158-159.

Castañón, F. J. (2020, noviembre, 11). Iván Oñate: ‘uno no elige la poesía, la poesía le elige a uno’. Entreletras. Recuperado de: https://www.entreletras.eu/entrevistas/ivan-onate-uno-no-elige-la-poesia-la-poesia-le-elige-a-uno/

Guzmán, V. (2014). Los siete sellos cuando morí de Iván Oñate como un apocalipsis. ANALES de la Universidad Central del Ecuador, 372, 548-551.

Oñate, I. (1992). El fulgor de los desollados. Ediciones Libri Mundi Enrique Grosse-Luemern.

Oñate, I. (1997). El hacha enterrada (5ª ed.). Eskeletra Editorial.

Oñate, I. (1998). La nada sagrada. Corporación Cultural Eskeletra.

Oñate, I. (2022). Rumbbb… Trrraprrr rrach… chaz” over. Antología poética. El Ángel Editor. Colección Monstruos.

Oquendo, X. (2012, febrero, 22). Xavier Oquendo entrevista a Iván Oñate. Círculo de poesía. Recuperado de: https://circulodepoesia.com/2012/02/xavier-oquendo-entrevista-a-ivan-onate/

Ortega Caicedo, A. (2011). El cuento en el período. En A. Ortega Caicedo (Coord.), Historia de las literaturas del Ecuador, Volumen VII (pp. 175-218). Universidad Andina Simón Bolívar-Corporación Editora Nacional.

Serrano Sánchez, R. (2011). La lírica en el período: segunda parte (1985-2000). En A. Ortega Caicedo (Coord.), Historia de las literaturas del Ecuador, Volumen VII (pp. 85-120). Universidad Andina Simón Bolívar-Corporación Editora Nacional.

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