«Formas del sueño» y otros cuatro poemas de Winétt de Rokha
Probablemente el nombre de Luisa Anabalón Sanderson sea del todo desconocido para muchos lectores, incluso para los más asiduos a la poesía chilena. En realidad, se trata del verdadero nombre de Winétt de Rokha (Santiago, 1894 — Ibídem, 1951), cuya imagen siempre se ha emparentado –por no decir ensombrecido– erróneamente con la de su compañero de toda la vida, Pablo de Rokha, quien la evocó dentro de sus torrenciales versos como musa, mas se trata de una poeta cuyo registro lírico propio merece conocerse en adelante.
Apenas a los 21 años publicó su primer libro Lo que me dijo el silencio (1915) con el primero de los varios seudónimos con que se identificó en sus libros (incluso algunos masculinos), Juana Inés de la Cruz. Luego aparecieron Horas de sol (1915), Formas de sueño (1927)—ya con el seudónimo Winétt de Rokha—, Cantoral (1936) y Oniromancia (1943), El valle pierde su atmósfera (1949), el cual estaba contenido en Arenga sobre el arte (1949), firmado por su esposo. Además, su obra fue recogida en Suma y destino (1951) y Antología (1953), bajo la editorial Multitud que cobijó todas las publicaciones de de Rokha. La misma que, durante los últimos años de vida del poeta paso a llevar el nombre de su esposa. Mientras que la recolección de su obra teatral, narrativa y periodística se reunió en Mundo de figuras (1952).
En 1953, dos años después de su muerte, Pablo de Rokha le dedicó el manuscrito Fuego negro. Incluso, muchos años antes Winétt es la mujer perfilada en el famoso poema «Círculo», posiblemente uno de los textos de amor más estremecedores que se han compuesto en nuestra lengua. Como contraparte, ella lo describió en «Balada de la arquitectura única», por citar uno de sus poemas, en el que retrata la compleja personalidad del escritor licantino. Es más, el epitafio que ambos comparten desde 1968 en el Cementerio general de Santiago de Chile, tiene cincelado en piedra unas palabras atribuidas al poeta: «Aquí duerme y crece para/siempre la más hermosa flor/ de los jardines del mundo».
Ambos, militantes de por vida en el Partido Comunista de Chile, volcaron su energía con frecuencia en combinar poesía y política, en una época ideologizada a flor de piel, en que mezclarlas podía tener repercusiones como el destierro, la proscripción o incluso la cárcel. En el caso de Winétt de Rokha, su predilección por ciertos temas vinculados a la Unión Soviética, aunque también de compromiso social con las injusticias y con la reivindicación de un rol más justo con las mujeres, se perciben sobre todo desde mediados de la década del treinta. No obstante, si bien es cierto que, en ocasiones, comparten temáticas y miradas en común, más que una influencia del uno en el otro se podría hablar de una retroalimentación plasmada a lo largo de más de tres décadas juntos que, incluso, a partir de su ausencia prematura, volcó en él su versión más pesimista y desgarradora de un mundo que se fue desmoronando de a poco durante los siguientes 17 años.
En los últimos años se han hecho esfuerzos por dar a conocer su obra, como la edición de Fotografía en lo oscuro: selección poética (2008) a cargo de Ediciones Torremozas en España y el mismo año El valle pierde su atmósfera. Edición crítica de la obra poética por Editorial Cuarto propio en Chile. Tres años más tarde, la Fundación de Rokha reeditó Oniromancia (2009), a través del antiguo sello familiar Multitud. Incluso, la Universidad de Chile abrió un sitio web dedicado a difundir su obra (http://www.winett.uchile.cl/). Además, recientemente fue traducido al inglés el volumen Oneiromancy (2019).
Los poemas que compartimos a continuación han sido tomados en su totalidad de Suma y destino (1951), dentro del cual el texto «Formas del sueño» quizá se trate de uno de los poemas más significativos dentro de la trayectoria de la autora, puesto que condensa su etapa de mayor experimentación vanguardista, es especial cuando se acercó al ideal estético del surrealismo. Cabe destacar que, en algunos casos, pese a que hemos transcrito tal cual como se presentan los versos con su distribución espacial en la edición original, nos vimos en la obligación de actualizar varios acentos que hoy han caído en desuso.
Balada de la arquitectura única
…….La orquesta oceánica de tus cantos,
esparce montañas, ríos, árboles en imágenes.
…….Vuelcas hacia la tierra tu jarra
desbordante de estrellas crepitadoras.
…….Flauta de caña tu garganta,
hoja de acero tu cuerpo vibrador,
copihue de sangre tu corazón montañez,
lirio negro tu espíritu antenario.
…….Roble a la intemperie, te azotan todos los vientos.
…….Gemidor y contradictorio, eres el eje
de la época y de las cosas oscuras.
…….Dios y Satanás arrullan tu alma,
engendrada en el vientre de la montaña.
…….Invernal y amarillo, todo lo alumbras,
con los pinceles geniales de tus dedos.
…….Cuervo graznador hacia el Poniente,
tu voz lúgubre parece alzarse
detrás del biombo occidental de los sepulcros.
…….Domador de los últimos símbolos,
domador de la palabra,
domador de la materia,
como el temible Dios de Moisés.
…….Tus pupilas imprecisas,
me enervan, aún, como incandescentes luceros.
…….Rudo como tronco de árbol,
alto como granizo al sol,
niño como tus hijos,
monstruo inexplicable y atormentado,
tierno, inconmensurable hombre de antaño.
De Suma y destino (Editorial Multitud, 1951)
Cartón de Matisse
…….Mi corazón mediterráneo
no interrumpe la melena gris del muelle,
mi ansiedad absorbe, delirante,
la aurora medicinal del viento.
…….Corona la herradura de la bahía
la esquila milenaria de las nubes;
las olas borrachas de inmensidad,
cantan destrenzadas.
…….Como la gaviota del barco muerto,
salgo de lo azul y prolongo
la palabra blanca en la arena.
…….Mi rostro de canción no se entiende,
y mi tiempo está abrazado
de caminos en circunferencia,
como una impiedad poseída del espíritu celeste.
De Suma y destino (Editorial Multitud, 1951)
Formas del sueño
…….Aquellos grillos húmedos
que tocan su grito sólo
en los rincones,
de trecho en trecho de la sombra,
y no se ven por pequeños y oscuros,
y porque sólo son gritos,
así fue mi canción de tiniebla,
red interminable y que aún no abriga
mis manos y mis años.
…….Emoción agazapada y especial
que saliera por debajo de las cosas,
rechinar de maderas carcomidas,
como quien frota en vidrios tibios con los dedos mojados,
estrellamiento de vajillas,
o largo, interminable rodar de ruedas,
llanto de niño,
estertor de mujer amante,
runruneo de gato soñador.
…….Esas actitudes que quiebran la luz
y se hunden en el perfume,
o se van salpicando alas sobre aguas o musgos,
y se quedan, por último, mudas, como un faro apagado.
aquí, junto al lecho, mirando las almohadas pálidas,
las vitrinas multicolores de una sobrecama de balneario.
…….Cuando el cabello enrojecido
sube y se prende a las velas variables
que se internan en la incógnita del horizonte,
cuando lo arrastra la marea
y lo azota como cochayuyos alegres,
cuando sale al encuentro de la tarde
y gira, y gira, y gira como mi anillo en un hilo azul,
entonces, bajo la capa oscura,
cruzo la ciudad sin equilibrio
y el ruido eléctrico
fatiga mi distancia.
…….Y como han caído del techo dos arañas besándose,
han marcado en un hoyuelo de luz
una mancha sin sombra roja.
…….Abro la ventana hacia la noche afligida del puerto,
lejos, muy lejos,
las sirenas de los barcos invisibles,
y ese rumor sordo que abraza y absorbe
la despreocupada conciencia.
…….¿Qué repercusión de astros
azota este balcón suspendido?
…….Mis manos son transparentes
como pétalos de flores rosadas,
pequeñas pajaritas de papel
que fueran a volar, de un momento a otro,
a merced del viento brillante
que carcome los cerros floridos.
…….Una vez, bajando la montaña,
lujosamente vestida de helechos,
de cascadas imprevistas y nieves canosas
olvidé el principio y el fin de mi existencia,
el principio emocional frente a los fenómenos externos
y el fin de todo alborozo en el alma.
…….Bajo la tierra donde ya su cuerpecito anonadado
levantó los alelíes silvestres,
se acurrucan todos mis sufrimientos;
nuevecita como flor de arroyuelo
cayó en el vértice fatal.
…….Una gota de tinta amarga y enorme
se agranda sobre el pavimento.
…….Entre el cielo y el mar, nada,
sólo el polvillo de aguas claras y livianas,
un canasto de violetas
y la altivez escarlata del crepúsculo!
…….Mástiles, flechas de humo,
cementerio de caracoles,
armonía de algas navegantes.
…….Yo, más allá de los continentes sumergidos,
mas allá de la nebulosa que la cubre totalmente,
más allá del asombro de su agonía,
más allá de sus quejidos extraviados
en la noche última.
…….Toda la luz rosada caerá de sus manos
y mi corazón ahuecado se llenará de su sonrisa,
como la inmensa greda
que contiene 1os océanos.
…….Mis brazos han caído muertos
a lo largo de mi figura
de setenta líneas dispersas,
porque no tengo brazos como velámenes transitorios,
ni como alas de golondrinas caminantes,
ni como campanarios festivos,
son anclas,
que se han ido
…………….al fondo
………………………del mar…
…….Hacia un abismo que se viene abriendo
como un lirio morado y muy grande
me arrastra el peso de ellos
que no se han levantado nunca
como 1os árboles.
…….Paseo mi mano amarilla
trizada de luces abstractas
por mis cabellos de vieja-niña, entumecidos,
y siento piedad, piedad de madre
que espera envejecer sus parientes
y aún espera…
…….Maduró el estampido de la montaña,
y la tierra herida
se queja como una parturienta.
…….Últimos días, días de escarcha y de penumbra,
largamente, largo sueño sin medida,
cuerpo de felpa y de blancuras quebradas,
abatimiento de la carne quemada y polvorienta.
…….Jugo de muchas frutas en los labios áridos;
fotografías de auroras y crepúsculos en los ojos humanos
margarita de fuego prendida entre los senos
esta angustia que nace, se agiganta y se agota.
…….¿Dónde, desde qué abismos de incertidumbre
sucede este desdoblar y desdoblar de los horarios
con un deseo interminable
de abrazar el candor morado de la suerte?
…….Recuerdo que el abrazo infinito
nos hizo más prudentes y más callados,
diez años vagabundos, emigrantes,
poblando de almas la curva poderosa del mundo.
…….En la ventana abierta adentro
de aquella mujer honesta.
van cayendo, una a una, las amapolas guillotinadas,
como lagrimas de sangre seria,
como mariposas en los trigales del tiempo.
…….Ah! querido, cómo miras todavía
con tu vieja ternura sin tiempo
el montoncito de mis medias,
esas palomas negras,
agachaditas, que se quisieran ir.
…….Hacia atrás los espejos quebrados
y el aceite derramado de mi alegría,
sonrío con la sonrisa de trigo maduro y simple
que a veces sorprendo entre los labios rumorosos
de mi hijo más chico.
…….¿Dónde ha quedado mi vida?
…….Sobre aquel violín de los caminos,
sobre aquel musgo hecho de briznas de cansancio
encerrando a aquellas aguas.
…….Cantero triste, mi corazón
golpea piedras noche y día,
amontona arenas y tierra de oro.
…….Caminaba el tren por los cerros,
meciendo su talle de culebras,
yo era vaivén, fragor y alegoría
y los árboles eran como venados que corriesen
con sus bosques de Invierno
en las sienes desamparadas;
cuando los molinos a la distancia
se hundieron en mí misma,
me llenaba entera de recuerdos:
pensativo, alto, dibujando banderas,
bulliciosas, inquietantes,
cubriendo con cariño la ingenuidad desnuda de las muñecas.
y el más chiquito
con su boquita de durazno
diciendo lo primero.
…….La agonía arrebolada
las gaviotas aletean bajo el ala de mi sombrero
y crecen los días lejanos,
la recién casada,
los veranos cargados de frutos y de luz
y aquella tarde en que subimos la colina del cementerio
y parecíamos una acuarela de montañeses españoles,
la mantilla negra hacia más agudo mi estilo
y más violetas las ojeras recientes.
…….Y é1 con su modo de barco
que iba subiendo,
hundida la mirada de diamante
en la aldea como gallina clueca
echada a la orilla del pretérito.
…….Viejas iglesias olvidadas,
viejas iglesias derruidas con campanarios sin campanas,
paredes con yuyos y lagartijas,
cristos de madera rancia
oliendo a tía vieja.
…….Arrodillada, volteando el corazón calcinado.
…….El río en las leguas, las piedras aventureras
y esos caballos muertos que cruzan el oriente
chapoteando las aguas heridas,
y nosotros, arrojando naranjas
que hacen ruido hondo
como pájaros que caen en la noche desde lo alto.
…….Canta el agua en los cuerpos desnudos,
y la voz habla en la garganta,
el signo de las campanas parece envolvernos en alas.
fiestas de mosquitos
bajo el último quitasol del día.
…….Y luego el mar, tan azul,
azul como la jarra en que bebo agua
de mañana mirando las rositas rosadas.
…….Se alargan los tentáculos de mis dedos
como sombras de torres inmensas en la nada.
…….Amaneció a la otra orilla del mar,
un cántico de amargas gaviotas ojerosas salpica mi biombo,
se desprende la cáscara sumisa
de mi mirada.
…….De espaldas sobre la colina
los vientos-cuervos jorobados
devoran mis entrañas.
…….Ni un signo negro,
ni una luz crucificada en el espanto,
alteran el sonido
de la madeja de mis cantos estáticos.
…….Va y viene la ciudad,
las vitrinas y los automóviles,
más aprisa
segundo a segundo.
…….Gusto los helados
y esa placidez de huerto de la horchata
bañando los labios futuristas.
…….Cansancio de mi cuerpo,
cansancio blanco,
yo te llevara a los desiertos donde la mirada se abate,
donde nada se muda sino la arena por la arena;
yo te llevara sobre el canto de un barco,
mar afuera,
siguiendo la nube vagabunda.
…….¿Quién dijese que aquella luna
redonda y risueña,
colgada del cielo
semejante a una medalla,
fuera la luna?
…….La luna del ahorcado en el faro1 postrero,
la luna de los melenudos de antaño,
aquella que rodó como una moneda de oro
alrededor de mi cuna?
…….Palabras que horadan la muralla del tiempo,
que aun cuando todo haya sido
guardarán mi voz deshilachada.
…….Me rompieron el alma esmerilada y rebelde.
…….Semilla en las tierras harnereadas
de las pupilas que no podrán mirarme.
…….Cuando la apariencia dormida
de mi lengua —antena del silencio—
allá en la 7.a Avenida,
a la izquierda,
en el nicho Nº 13,
mantenga el orden cronológico
de los sepulcros,
el lastre inútil de las palabras
hará que el abejorro ciego de mi poesía
runrunee flojamente sobre mi polvo entumecido.
…….Voy hacia la nada,
allá donde la mirada toma el aspecto de los astros,
allá donde las manos no tienen tacto,
y sin embargo se es todo ojos,
voy hacia la nada,
romperé el hielo, abriré la sombra sonora,
despeinaré a1 guardador de los abismos.
…….Risa maldita que surges de mi adentro,
risa sin hondura, risa estéril,
vuélvete hacia la pared,
abarcadora,
en este instante, hora en que todo se ha perdido,
río como las teclas amarillas
de un piano vencido.
De Suma y destino (Editorial Multitud, 1951)
Trenzas de humo
…….Porque los exaltados nubarrones
descienden en la soledad del amanecer,
y los altos tejados inyectan su veneno de hastío,
y sobrepujan
a la onda exterior y superficial del día.
…….¿De dónde han venido aquellas mariposas
tan amarillas,
a deshojar un collar de ébano
alrededor de mi garganta,
que es un lirio entre dos abismos?
…….Allá los corderos mudos,
sacrificados en el marco de la mañana;
allá los volcanes libres y los pensamientos,
los caracoles rubios besando las bocas
de las campanillas jugosas.
…….La danza inmediata de aquel viento que huele a muerte,
encuclillándose a mis pies, ahora,
palpándome las sienes con una gasa desprendida.
…….La claridad en los ojos risueños
como el advenimiento del Pentecostés.
…….Mi corazón se precipita
a la orilla de los horizontes sin medida,
deteniendo hélices,
con un puñado de ópalos en acción,
y, como si todo, absolutamente todo
ocurriera,
estoy en las fronteras del sentido habitual,
mirando cómo las piedras,
(sin que nadie las escuche pensar),
lavan su cara
con la inmovilidad del tiempo.
…….Pareciendo mi ser una hoja de platino.
De Suma y destino (Editorial Multitud, 1951)
Lenguaje sin palabras
…….Venía escribiendo tu nombre en hojas de amaranto,
tu nombre espada y cruz y océano de cadencia y tumulto marino,
cuando perdí la llave única,
entre reliquias, espejos, palomas y corazones rotos…
y ahora, escrito está en el correr de muchas aguas.
…….¡Salir del sueño, pisar lozas quebradas y arañas que escriben los muros.
beber rocío amargo de albas despeinadas,
volverse como las monedas con sello eterno en la espalda,
y después, de nuevo, con tentáculos de alma enferma
ir acariciando la apariencia del mundo muerto y de la muerte!…
…….Sobre la idea el YO, como oscuras, hojas de yedra,
a pesar de mi misma, a pesar del dolor variable de las estaciones,
construyendo realidades indescriptibles, brotadas tan
…………………..solo como quitasoles sin historia,
en el regazo ardiente de mi conciencia.
…….Monólogo defensivo, gota de alma que cae desde un telón de fondo,
piedra de río negro y tardío entre azules cóncavos,
piedra que viene a caer y a chocar contra mi esqueleto,
precisamente, en este instante en que las ventanas no existen.
…….Giro a la ribera de mi organismo,
porque las golondrinas escuchan mi pensamiento,
invadido y sangrante de aquella historia
de rosa de fiebre que se liquidan entre los labios.
…….Palabras que, por cabalgar la verdad
alcanzan la ficción y se anticipan, amargas,
a la verificación de los olvidos;
(yo quisiera llevaros por mis palabras,
que se hacen palabras entre las palabras,
y con las cuales voy queriendo hacer este nudo
de cadenas e interrogaciones).
…….Detener la marea, que inunda, sola y oscura,
encauzar el espíritu disperso,
aprender a mirar cómo el águila es posible que mire lo invisible.
…….Cuando el dolor justifica el papel rojo,
ya es más del mundo y menos del fantasma tenebroso,
que no habrá de hundirse jamás en las tinieblas.
…….¿Habéis sentido alguna vez el ruido en soledad hecho,
de unos recuerdos humanos por las galerías,
esos pasos que a la hora del sol gotean luz, en los castillos que no existieron,
y pasión frente a los tableros redondos,
donde se incendian las pupilas más vencidas?
…….Mi paisaje por eso es negro:
cortinajes y academias pesadas de tiempo y alfombra polvorosa,
desteñidos sillones de azul muelle, tornasolados,
mariposas de eterno temblor, intactas, en donde el azahar no madura,
ritmo entre la oscuridad y lo oscuro.
…….Describo mi trayectoria,
como música tibia, presencia, pena, pan de visita triste,
lágrimas como uvas de sombra,
detenidas en el extremo sutil de las pestañas,
¡cómo me apodero entonces de la noche sorda,
coagulada de nieblas!
Todas las horas asumen un solo color,
una sola temperatura, una sola cadencia, y un solo eco,
clavado en las estrellas.
…….Por eso, abro, también, la ventana
y mi mano,
como un pájaro celeste se equilibra, surge, aletea, cae,
trazando un círculo debajo del cielo y muere,
¡oh! como el símbolo secreto, abracadabrante y desnudo
de la obsesión ramificada,
personalmente inútil, rota, extendida, con negras perlas del crimen.
…….El papel recoge tumultuosas visiones
que desmigajan la narración sin ilación aparente…
escudos que son letreros cavernosos
en una superficie incolora, que van agrandando,
el volumen de la desesperación.
…….Vivo, quemándome,
vivo pisando cenizas ardientes.
…….El sol del Verano hiere mi pie1 contemplativa.
…….El dolor es una flor de sombra.
…….Y cierro la ventana a las moscas de metal amarillo que me golpean.
…….Intermitente, agobiada, presurosa,
salí de la niñez dolorida,
a la adolescencia atormentada, en donde el deseo mordía la llama del deseo,
y ahora: hijos en faena.
…….«Había una belleza
de hogar claro, sano, florido de yuyos puros y alondras,
pero un día la manchada,
se revolcó en las auroras del tiempo
y asechó y escarbó
y destiló un veneno de culebra sin título
en el corazón del hombre:
la mentira cubría la estampa pintarrajeada
de engaño».
…….Camina por aquí, por ahí,
la veo, la oigo, veo aquellos ojillos pequeños
debajo del dibujo trunco,
el ademán aceitoso de mulata,
la nariz pinchada,
por los dientes parejos de animal con dientes,
en los que quebraba la sonrisa maldita…
…….¡Oh! tanta ceniza derramada por la satánica ceniza,
pacotilla que enloda las altas montañas del sueño,
nuevo azul de quimera, que emerge, nuevo,
y tu desamor a la siga de los manantiales,
¡oh! girasol frente a1 muro,
otros hongos, otra aurora de fuego, con otros remotos porvenires,
y tu recuerdo, de codos en el balcón,
frente a frente a1 camino,
—racimo de aguas negras en Clara agua de olvido.
…….TODAS LAS HORAS ASUMEN UN SOLO COLOR,
UNA SOLA TEMPERATURA, UNA SOLA CADENCIA Y UN SOLO ECO,
CLAVADO EN LAS ESTRELLAS.
…….Feliz canción fugaz anida en la ventana,
es el amor que llega de perfil, realizando su estampa aguda,
audaz como otras veces, sombra de sombras,
acurrucado en mis rodillas, solapado, cruel, angustiado.
…….Recuerdos que debieron echar llamas, muriendo;
pero la hermosa mentira, que es verdad,
crece su reserva sentimental en los terrenos devastados, aventados al vendaval.
…….Mi manuscrito es claro, con los brazos abiertos,
como el cielo por la mañana:
«Ya estoy aquí, decías, de nuevo, yo, dentro de ti»;
pero yo veía tu cara y no tu alma,
y no podía creer que podía creer lo que miraba,
porque estaba dividida en dos racimos,
de so1 y sombra, en dos racimos dividida.
…….Y las palabras se hacían plumas a1 caer
sobre mi resignación de manantial herido.
…….Muchos siglos que los ojos dormidos, que son los míos,
guardarán tu ser cambiado,
aquellas noches lúgubres de la Primavera que murió en Primavera,
llenas del horror de tu delirio,
la noche ya doblada y ese interminable coche
que te traía a través del espanto.
…….Lejanamente, en la inútil presencia del pasado,
sonámbula, tratando de salir a la superficie de un sueño.
Nunca ya habré de borrar el asombro
y el amargo y funeral sabor de lo indescriptible.
…….«Nuestro amor venía de antes
y su tiempo debería haberse medido
después de morir».
…….Sólo un presente me invade integra,
¿dónde empezó la verdad, esta verdad, y dónde la verdad tronchada?
¿comprendéis lo amargo de la juventud
que envejece el espíritu?
……..«Estabas confuso y oscuro, esperándola,
la inquietud de la culpa del alma te hacía discontinuo,
te gritaba en el rostro, el bruto,
la llamaban tus involuntarios terrores,
y la sorda voz del equivocado;
sin comprender aun, lo que comprendía, como se comprende el llanto, yo te miraba».
…….«Uncida a la puerta de la puerta,
sentía venir el horror
apretando el corazón contra el muro
que temblaba».
…….«Y caí a la pasada de la desgracia,
porque tiritaba la tierra de adentro,
herida en el vientre».
…….¡Qué extraña la palabra «SOL», el Dios del mundo!
¡Siento que resurges desdoblándote, entre tus estadios y ferreterías,
como si te miraras en tus abismos!
…….Escucho cimbrarse en lontananza
mis sueños rotos —velas de un querido navío perdido—
veo los ruidos negros del viento,
absorbiendo los miedos, los muertos entre los cerezos,
y aquel ardiente olor tibio de las abejas,
en el minuto en que mis pies pudieran fotografiar lo último,
cuando los candelabros esmaltan la sombra…
De Suma y destino (Editorial Multitud, 1951)
Un comentario en “«Formas del sueño» y otros cuatro poemas de Winétt de Rokha”