Dentro de La caja negra

Escribe| David Marroquí Newell


 

La caja negra. Los perros vuelan bajo de Alek Popov

 

 

 

 

 

 

 

 

Editorial: Automática Editorial (2020)
Nº de páginas: 320
ISBN: 978-84-15509-53-0
Traducción de Viktoria Leftérova y Enrique Maldonado
Idioma original: búlgaro

Llaman al teléfono: hay un paquete en la aduana esperando a ser recogido. Un paquete normal y corriente, con un embalaje común, y valga la redundancia, muy corriente. Al abrirlo, una caja negra; y dentro, un polvo grisáceo. Sobre la caja puedes leer el nombre de tu padre. Semana y media antes habían avisado dando la funesta noticia de su muerte. Pero ahora está ahí, frente a ti, dentro de una caja negra. Podría haber sido cualquier otra cosa; es más, podría ser cualquier otra persona. Pero su nombre está visiblemente escrito. Es tu padre quien ha viajado dentro de una caja cruzando el Atlántico hasta tus manos. Bueno, sus restos.

La llegada de la caja negra va a repercutir de diferentes formas en Ango y Nedko, dos hermanos nacidos en Bulgaria con un futuro incierto tras la caída de la Unión Soviética. Su padre, catedrático en Matemáticas, ha estado impartiendo clases en diferentes universidades de los EE.UU. A pesar de no estar muy unidos a él, su repentina y prematura muerte será un punto crucial dentro de sus vidas y que cada uno afrontará a su manera.

Han pasado quince años desde la muerte de su padre y la deriva de los dos hermanos, tan diferentes el uno del otro, acaba por juntarlos. Tras acabar sus estudios, Nedko consigue un codiciado visado de trabajo en EE.UU. y se marcha a Nueva York, donde se forja una exitosa carrera profesional en el mundo de los negocios trabajando en una de las mayores consultorías de Wall Street. A lo largo del viaje que supone su todavía joven vida, ha llegado al punto de darse cuenta que tal vez haya tocado techo, afirmación que le desconsuela, pero el organigrama capitalista y la crisis económica que pasa el país choca con su condición de inmigrante nacido en el seno de una familia obrera. Por todos los medios intenta rehuir de esta idea. De una manera fortuita, escucha una frase que se hace eco en su mente y que él supone que es una información de vital importancia para lograr su sueño de hacerse rico. Mientras, sus jefes le mandan de vuelta a Sofía a buscar a un socio de la empresa que ha dejado de dar señales de vida mientras realizaba una operación de mediación en la adquisición de una fábrica.

En cambio, Ango, el mayor de los dos, ha pasado toda su vida en Bulgaria. Tras los fracasos de su matrimonio y su emprendimiento editorial, decide apostar su suerte en Nueva York, donde le espera su hermano, sin la emoción que cabría esperar en un encuentro fraternal. Desde luego, la vida en los EE.UU. no es lo que Ango esperaba. Pronto se va a ver envuelto en una trama criminal que envuelve al sindicato de paseadores de perros de Nueva York y una incipiente y exitosa empresa de comida para perros. Entretanto, vive un amor turbio con una extraña joven que esconde un pasado inquietante, donde nada queda claro y no todo es lo que aparenta. Porque hay algo que hay que dejar claro sobre esta novela, y es que las apariencias engañan, y las apariencias será algo a tener en cuenta dentro de La caja negra.

A través de unos personajes extravagantes y situaciones rocambolescas, Popov nos va a ir desplegando todo su armamento literario donde va a primar el humor negro y el juego a dos voces. Los dos hermanos se turnarán a la hora de narrar para desarrollar la historia, combinando así la trama de ambos en una única que resolverá la novela.

Alek Popov aterriza en España de la mano de Automática Editorial, llevando a cabo una apuesta relativamente arriesgada —y digo «relativamente» porque es un autor desconocido en España, pero que ha sido traducido ya a más de doce idiomas—, descubriéndonos a un autor al que éramos totalmente ajeno. Soy el primero que se sorprendió cuando le llegó la novela, y aún más sorprendente fue su lectura. La caja negra es una novela satírica que nos muestra el cinismo del mundo capitalista en el que vivimos. La propia obra no deja de ser cínica, pero juega a su vez con una importante crítica social, sobre todo a los valores occidentales burgueses, que impregnan, al fin y al cabo, todas las capas de nuestra sociedad. Como él mismo ha reconocido alguna vez, el humor y la sátira son contrarios al elitismo, y La caja negra no deja de estar exenta de ambas cosas. Algunos le han comparado con el novelista estadounidense Kurt Vonnegut, de quien no niega su influencia.

«Porque el inmigrante siempre será un inmigrante», dirá el catedrático Banov a su hijo al comienzo de la novela, cuando, dando un paseo por una playa estadounidense, éste le muestra su interés por emigrar a EE.UU., abducido por el estilo de vida americano y un danzante piercing en un ombligo. La conversación trata sobre el respeto. Esta obra de Popov nos muestra también las dificultades que tiene un inmigrante a la hora de desarrollarse y crecer en un país extranjero. Es muy difícil tener éxito, pero aún teniéndolo, siempre te verán como alguien de fuera, que no pertenece a ese lugar. Esto lo veremos en todo momento durante el desarrollo de la historia. Personajes que tienen relativo éxito en sus países de origen o con carreras universitarias y profesionales desarrolladas, se tienen que conformar con lo que puedan y abrirse paso en un mundo que les es, en la mayoría de los casos, hostil. Sin embargo, vemos el contraste a la hora de hablar del éxito y el dinero. Cuando Nedko vuelve a Bulgaria, su éxito dentro de los grandes negocios en el país americano le dota de cierto prestigio en su país de origen.

Este es otro de los pilares básicos de La caja negra: el concepto del éxito. El éxito de la sociedad capitalista actual se encuentra impregnando la obra. Podemos observar cómo tratan la imagen, por ejemplo, los personajes que se mueven en la órbita de las entidades corporativas y cómo la trasladan al resto de personajes y la sociedad. El dinero está presente continuamente, valorando a cada cual a través de lo que cuesta su vestimenta o su automóvil; incluso lo que comes y la cuenta que vas a pagar. Es un eje central, por ejemplo, en Nedko, uno de los personajes principales. Es un mundo, nuestro mundo, hecho de imagen y apariencias.

Pero este libro no está hecho sólo de la copa de los árboles. Este libro está hecho también de raíces. La caja negra está llena también de exploración de los valores. Precisamente no podemos hablar de los valores de la obra sin hablar de las raíces y del cambio. El mundo es continuo cambio, cosa que alude también la novela, pero el cambio no se produce solo. Hay un motor económico que produce ese cambio, y dentro de ese motor, unas personas que dirigen las empresas y ponen en marcha los motores. Dentro del libro podemos encontrarnos a Kurtz, un hombre que está en la cúspide empresarial y social y que se dedica a realizar los cambios necesarios en los países emergentes. El problema es cuando vamos a toparnos con nuestras propias raíces y vamos a contrastar los valores de la sociedad que queremos implantar con la sociedad que se usurpa. Hay una evidente cuestión de clase en todo esto, y cabe destacarla en un pequeño fragmento en el que se habla de ética y ética corporativa: «Hay mucha rabia en el mundo, chaval. Por culpa de gente como nosotros que se cree alienígena». Si hay una línea que podría describir el contraste sería la siguiente: «No está loco, señor. Es rico. Los ricos pueden hacer lo que les da la gana. Los pobres no podemos y por eso nos vuelven locos».

Pero también me parece una cuestión importante y central destacar el tratamiento de la muerte. Desde la llegada de la caja negra a su casa en Sofía, Ango tiene una cierta preocupación, a veces mezclada con anhelo y recelo, de que su padre realmente no está muerto. A veces tiene ensoñaciones en las cuales piensa a su padre como alguien al cual, tal vez, no conoce para nada y que ha visto la oportunidad de haberse inventado una nueva vida y que haya mandado unas cenizas cualquiera. Estas preocupaciones son compartidas entre los dos hermanos, aunque apenas hablan de ellas. La muerte de su padre es un tema casi tabú entre ellos. La caja le da a la muerte anonimato, un anonimato de la muerte que pasa desapercibido durante la obra pero que va reapareciendo de vez en cuando, planeando sobre la historia como un presentimiento de lo que realmente somos o en lo que, por accidente, de la noche a la mañana, nos podríamos convertir: en una común caja negra.

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