«Viajes innecesarios», el debut literario de María del Carmen García Aparicio

María del Carmen García Aparicio (Cochabamba, 2001), aunque desde que tenía apenas un año creció y ha vivido en Zamora, España. Estudió Arqueología en la Universidad de Jaén y Sevilla, respectivamente. Hace poco finalizó el Máster en Historia y Antropología de América en la Universidad Complutense de Madrid.

Comenzó a escribir a los 16 o 17 años, en un inicio en silencio, sin mostrar a nadie lo que creaba. Con el tiempo se atrevió a compartirlo con amigos cercanos y más tarde a participar en concursos, donde algunos de sus textos fueron seleccionados para ser leídos. Ese pequeño acto de exposición marcó un antes y un después en su relación con la escritura.

Durante el curso 2024-2025 decidió abrir por fin el cajón y ordenar lo que llevaba tiempo escribiendo. De ahí nació Viajes innecesarios (Editorial Cuadranta, 2025) un primer intento de reunir lo que guarda en su interior. Desde entonces ha compartido su poesía en micros abiertos de Madrid, espacios en los que poco a poco ha ido perdiendo el miedo y encontrando su voz.

Los poemas de María del Carmen García Aparicio que presentamos a continuación provienen de Viajes innecesarios (2025), editado hace pocos meses en España.


Diálogos

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Me dijo que abrió sus grietas y que dejó que el polvo entrase
para darse cuenta de que tenía que curarse la herida.
Que las luces no estaban para alumbrarla
porque ella brillaba más que todas juntas,
que en el verano del noventa y pico ella no existía, pero yo la inventaba.

Me dijo que quería ser eterna, ser morena,
de esas que se echan cincuenta y nueve cremas en la cara
y que se cuidan, aunque igualmente para mí se veía guapa.

Me dijo que era arte, y que no tenía máscara alguna.
Que era voz, aunque callara
y se bien que lo era, porque su sonrisa la delataba.

Me dijo que le daba igual llegar a la fama, porque cada día se sentía estrella.
y sonreí afirmando que a mí su luz me iluminaba.
Y que patético todo esto que sentí en un minuto, mientras me hablaba.

Me dijo que le gustaba así, que era suficiente,
y yo pensé en decirle algo parecido,
pero no encontraba metáfora alguna que venderle.
Entonces tiré de abrazos que pienso que lo dicen todo.
No sé si se me entendió…

Me dijo que nos volveríamos a ver,
y dudé,
porqué estoy harta de las promesas que acaban en lugares inexistentes.
Entonces le contesté que en algún destino nos encontraríamos,
no sabía si Roma o Paris o en cualquier chino de la esquina.

Me dijo adiós, con la mano,
porque las palabras le pesaban un montón,
era decir una para pulsar la alarma del llanto.

No le dije que guardaba los sentimientos más profundos para ella,
entonces le devolví el saludo y viajamos las dos.
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De Viajes innecesarios (Cuadranta, 2025)

Valiente

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Lanzó los dados al piso,
tiró los posos…
quería descubrir el futuro,
ver si combinaba con sus ideales perfectos.

Trajo la mano para sí,
y lleno la garganta de voz,
hay días que quiere gritar.
No miento si digo:
lleva meses queriendo encontrar su lugar perfecto.

Pero no sé,
no sé si puede ser tan utópico
o solo quiere que sea un refugio.

Le aconsejan descubrir sus pasos,
danzar durante el camino,
disfrutar y descubrir.
Aunque a veces el bucle no le deja,
le frena de lleno y le decepciona.

Se he cansado de tirar los dados,
de jugar a esconderse,
de ser y no ser,
de ocultarse a sí misma.
Se he cansado de envolverse entre trozos de cristal,
de soltar y lamentar.

Se he cansado de huir,
de escapar.
Parece que solo enfrentándose puede llenarse de luz.
Puede que la valentía le espere al otro lado de su lucha.
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De Viajes innecesarios (Cuadranta, 2025)

Triana

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Fue a descalzar la vida sin rostro,
sin peros.
Quería desvestirla del todo el sinsentido y quererla de blanco.

Se propuso labrarle y coserles el tiempo a los abrigos donde refugiarse.
Sentía frío, nostalgia,
a veces llevaba pasos,
rompía moldes.

Ahora solo la quería blanca y vestida.
No era de esperar que le diera mucho,
siempre le decía que la tranquilidad primero.

Supuso que el caos acababa ahí,
donde se sentaban las estrellas al mirar abajo y planeaban su vuelo.

Casi llena de espejos,
de alegrías.
La paz era su fortuna aquel día.
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De Viajes innecesarios (Cuadranta, 2025)

Calma

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No parecía mirar,
aunque estaba buscando su forma de diálogo.
No parecía estar,
pero caminaba firme.

Sonaba a magia,
el arte, su arte y el papel.
Bailaba un genio,
la danza, su danza y el compás.

La noche: un mito,
el día: fuego y realidad.
Sueño, verso y respiro.
Volar, huir, escapar.

Sonaba su magia,
a oro blanco, a pincel,
fina línea, azul mar.
Pausa y disfraz.
Ahora si miraba a su infinito:
verde oscuro, calma y tranquilidad.
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De Viajes innecesarios (Cuadranta, 2025)

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