«Ǝ», el cosmos a través de Jesús Lévano
Escribe | David Marroquí Newell
Editorial: Maestra Editorial (2020)
Nº de páginas: 56
ISBN-13 : 979-8646240355
Jesús Lévano (Lima, 1992). Dirigió el centro cultural El Triángulo Cadmio en la UNMSM. Fundó junto a Jorge Castillo, Fernando Huaroto y Kevin Castro la editorial C★C★ Editores. Y fue director durante 6 años del portal de literatura Poetas del fin del mundo. Ha publicado Ǝ (2020). Escribe un libro llamado Historia del mundo.
Jesús Lévano es un poeta del fin del mundo, cuando el fin del mundo es un comienzo y ni siquiera existen los comienzos ni los finales. Es la única manera de definir a este poeta que, con su libro Ǝ, se ha iniciado públicamente en el mundo de los versos. Su libro vendría a funcionar como el comienzo del proyecto poético que ha titulado Historia del mundo, un proyecto ambicioso en el que tratará de contar, a través de la poesía, la historia completa del universo, desde sus inicios hasta su desconocido final, si es que hay un final. Y es que el tiempo es un mero y además, más que un constructo en la poesía de Jesús Lévano, un constructo que ni siquiera serviría para medir nada, ya que el tiempo no es una linealidad, sino circular, y todo está ocurriendo o es eterno:
«(…) Carl Sagan dijo: No encontrarás a nadie parecido en cien mil millones de galaxias. Y te he buscado desde el amanecer de 1943 hasta el amanecer del 3915 (…)»
Fragmento en poema «TRES»
«(…) y que en 800 años su risa sea patrimonio del univers● y que en 1500 años su risa sea una b●mba atómica y que en 2900 años su risa destruya la Vía Láctea y que en 5985 años su risa haga contacto extraterrestre y que en 1 trillón 200 mil años❀ su risa haya dado la vuelta al cosm●s y al encontrarse con su risa en el año 1930(…)»
Fragmento en poema «CUATRO»
Ǝ se divide en dos partes: «Prefacio» y «Epílogo: 500 millones de años». En el prefacio, la poesía es un estallido en la mente del poeta, representando el inicio del universo y el tiempo de manera desarticulada. Este caótico cosmos no tiene una estructura fija, simplemente es, dentro de unos siete poemas sin nombre, cuyas nomenclaturas se alternan entre números arábigos, números romanos o en letras latinas. Esto nos da una idea de la estructura desestructurada que sería ese universo estallando y expandiéndose a través del tiempo y el espacio, desperdigando su materia y concentrándola en un infinito Big Bang de versos, letras y símbolos que actúan como letras, estrellas y planetas a la vez, y que invaden y llena la vista y la mente del lector. Uno se siente expandiéndose junto al universo-poema que se crea frente a él, con una velocidad tal como las cifras de años se suceden en las páginas y logrado a través del fluir de conciencia con el que el poeta nos hace discurrir poema a poema hasta llegar a los últimos poemas, donde cambia la forma junto a las nomenclaturas de los poemas. Es entonces cuando la voz poética cambia, como si se hiciese consciente de la propia poesía, de sí mismo, y saliera de ese entramado cósmico.
5
Yo era un niño feliz
siempre he sido un niño felizHASTA QUE LLEGÓ LA POESÍA.
6
CUANDO LLEGÓ LA POESÍA
la poesía FUE.
Con esto nos encaminamos al último poema de esta sección, que va a preceder a los próximos quinientos millones de años que quedan por venir. El poema «VII» enlaza, como si fuera una continuación natural del «6» (volvemos a ver el cambio en la forma de nombrar los números de los poemas), con un verso que nos vuelve a meter de lleno en la intensidad: «Un árbol frondoso en medio de un incendio de cactus». Esta vez, ya fuera del flujo cósmico del Big Bang, nos personificamos en un alter ego del poeta, nos humanizamos y entramos en su vida. Me gustaría destacar unos versos de este poema, en donde vemos de nuevo el juego con el tiempo, esa fractura con la realidad que representa la visión de sí mismo cayendo una distancia en un tiempo surreal, durante el cual se le es revelada una gran verdad vital: el intranscendente paso por la vida.
(…)
Un día caí desde un segundo piso y pude ver a Dios extendiendo sus brazos
y diciendo →Hijo Mío, El Día De Hoy No Vas A Morir
y pude ver mi cuerpo caer 6 metros en 25 minutos
y mientras caía hablaba con Dios
y le preguntaba qué cosas me pasarían en el futuro
si sería presidente
si llegaría a trascender
si podría hacer algo super genial en la vidaDios se quedó callado
mi madre se calló
también.
Aquí cerraríamos la primera parte del libro y entraríamos en «Epílogo: 500 millones de años». Cambiamos de nuevo ligeramente el tono de la obra. Nos encontramos en un momento indefinido del espacio tiempo. No sabemos si este espacio pertenece al pasado, al futuro o a una realidad alternativa; tampoco importa, porque para el poeta, el tiempo es tan irreal como real pudiera ser cualquier objeto tangible. La voz poética comienza a hablarnos de lo que ocurrirá en un futuro más allá de donde ella se encuentra y nos cuenta de dos civilizaciones compuestas de niños: los niños mono y los niños serpiente. Son dos historias en paralelo, en lo que podríamos definir como una poesía de ciencia ficción, donde vemos la evolución de ambas civilizaciones representadas a través de estos niños y cómo van evolucionando. En un primer momento, la hegemonía de los niños mono se ve desplazada por la aparente superioridad tecnológica de los niños serpientes. Los niños mono se ven desterrados a la pura naturaleza, donde se encuentran desvalidos y con una vida centrada plenamente en la mera supervivencia; en cambio, los niños serpiente desarrollan grandes tecnologías y tienen una capacidad de aprendizaje y creación sin límites. Pero me resulta importante el pequeño fragmento que vamos a destacar aquí a continuación, donde vemos en lo que podría resultar el devenir de los acontecimientos.
(…) Los niños mono no despreciarán el día, se ocultarán de él porque no les da las cosas que necesitan. y lo que necesitan es protección.
Los niños serpiente despreciarán la noche porque no les da las cosas que necesitan. y lo que necesitan es luz solar, vitamina D y la sensación de un OJO creador de 4600 millones de años de existencia directamente en los ojos. (…)
Vemos dos actitudes diferente en estas dos civilizaciones de niños: los niños mono sólo buscan protección, pero basan su vida en el respeto a lo que tienen alrededor; los niños serpiente desprecian la noche porque no pueden sacar nada productivo de ella y todo de lo que no se puede sacar nada productivo, debe ser destruido. Las actitudes de vida van más allá. Los niños serpiente están dedicados al conocimiento absoluto, todo en pos de la ciencia. Los niños serpiente son conocimiento y despreciarán todo aquello que no sea ciencia y conocimiento, olvidando los saberes naturales; mientras los niños mono aprenden de manera natural, con la experiencia de las cosas, y no nacen sabiendo, sino que aprenden mediante el contacto con el mundo natural. Ellos crearán arte y dedicarán tiempo y recursos naturales a la vida y al espíritu. En el siguiente fragmento, podemos apreciar cómo los niños serpiente van olvidando ese conocimiento puro y natural en favor de lo creado por ellos mismos, y que esto, y la voz poética ya lo sabe, será su fin.
(…) el niño serpiente es el conocimiento. el niño serpiente abandonará la literatura jugando. olvidando en el día todo lo que conoció en el día. la búsqueda del conocimiento puro eliminará el recuerdo de su conocimiento inicial. y su olvido será el inicio de su deceso. y será comentado por los bebés serpiente en los libros sobre El final de los niños serpiente (…)
Para no alargar más esta reseña, pues yo creo que el libro merece la pena ser leído, cabe mencionar la riqueza que aporta a los lectores y lectoras de la obra esta segunda mitad del libro. Las interpretaciones de las dos civilizaciones, que en un momento dado entrarán en contacto, se prestan a diversas interpretaciones. La dicotomía juega un papel fundamental: ciencia y arte, noche y día y los propios niños mono y niños serpiente. Todo son cosas diferentes, enfrentadas, pero las dos caras de la misma moneda. Por diversas referencias que encontramos en esta parte del libro, también cabe la interpretación de que los dos mundos diferentes que acabarán chocando con dos maneras opuestas de ver la vida son el encuentro de Europa y América; una Europa que ya estaba poniendo un pie en la dinámica de sacar beneficio, de imponer su manera de vida y de pensar y de buscar sólo lo utilitario y que, indefectiblemente, nos está llevando al desastre. En cambio, la alegoría a la vida, a la naturaleza, al respeto y al amor que se reivindica en los niños mono. Esta tesis se deja entrever también en el momento en el que descubren su capacidad artística los niños mono. Hay una referencia, en este fragmento, a la posición geoespacial de ambas culturas:
con el sonido de
corazones
de miles de almas que
bailan a la noche y
que proviene
→DEL OTRO LADO DEL MUNDO.
La referencia a la colonización se hace cada vez más clara a medida que nos vamos acercando a las escenas finales de los encuentros entre los niños mono y los niños serpientes. Hay alusiones directas a ello, lo que nos muestra , también, la visión de un poeta comprometido con la realidad y con la historia, valor añadido en estos tiempos que corren, pues es siempre muy necesaria la crítica y celebro a los autores con una postura clara y un posicionamiento político en lo artístico.
El poeta propone, los lectores y las lectoras deciden y reflexionan. Se me ocurren, además de las mencionadas, otras tantas, interpretaciones, pues la historia de la humanidad es como es, y esto mismo se puede extrapolar a nuestras sociedades actuales, al propio desprecio que la cultura supone hoy día en los países capitalistas, y cómo los poetas, pintores, cineastas, etc, personas que cultivan el arte para cultivar la ilusión por la vida, se ven abocados a la lucha por la supervivencia.
Vemos que existe una separación física entre niños mono y niños serpiente; al igual que existe una separación en la relación que tienen ambos con el tiempo. Los niños mono son nocturnos, y los niños serpientes, diurnos. Esta relación es perfecta si se quiere realizar un análisis desde la visión jungiana de las estructuras antropológicas del imaginario colectivo y la división simbólica entre sus dos regímenes, pero esto lo dejaremos para otro momento.
Quiero finalizar centrándome en el autor de esta obra, la cual es un poemario con el que cualquiera podría deleitarse leyéndolo. Es fácil de comprender e interpretar los sentidos de los textos y a la vez nos invita a pensar. También tiene unas referencias estéticamente bellas y su poesía, que comienza en una oda a la construcción del cosmos, termina con un alma completamente diferente, tocando las emociones del lector a través de la poesía más narrativa en la historia que compone toda la segunda parte. Aparte de esto, Jesús Lévano juega con las palabras y encontramos continuamente palabras desordenadas, juegos de lenguaje y caligramas, palabras y letras que caen cuando dicen que van cayendo. La poesía de Jesús Lévano es, a la vez, emotiva , crea poesía y se divierte; y lo que es más importante, quiere divertir al lector o lectora, quiere transmitir un lenguaje, una historia, una verdad y la emoción a través de sus versos.