Poemas de Blas de Otero en el día de su centenario

Blas de Otero nació en Bilbao hoy hace cien años y no queríamos dejar pasar la oportunidad de recordarle a través de su poesía. Por ello le rendimos homenaje con cinco de sus poemas, en donde queda reflejado su compromiso social, con el ser humano, la poesía y su sentir religioso.

Blas de Otero fue uno de los mayores poetas de la posguerra española en los años cincuenta. Comenzó con una poesía existencialista. Su yo poético cambiaría pronto cambió el «yo» por el «nosotros», aunque el existencialismo se va a seguir dando a través de su religiosidad, donde mitigó su soledad. A lo largo de la vida tuvo varias crisis emotivas y, de hecho, llegó a tener una depresiva que le llevó a recluirse en el sanatorio de Usúrbil. Fue este cambio al «nosotros» lo que le dio una nueva dimensión a su poesía, con un descubrimiento de la solidaridad humana que terminó con su crisis y le mantuvo en una paz espiritual. Mitigó su soledad con el encuentro con los otros, el ser un hombre entre los hombres. Formó parte del fenómeno y la corriente de la poesía social que se empezaba a dar en este periodo de los años cincuenta.

A pesar del gran reconocimiento como artista que ha tenido durante la democracia y ahora, Blas de Otero sufrió la censura al final de la dictadura de Franco. Blas de Otero fue un poeta que cantó la democracia y su enfrentamiento con el franquismo fue constante. La libertad, la democracia, fue un sueño que nunca llegó a ver ya que murió en Majadahonda en 1979. Sin embargo estuvo preparado y participó de manera activa en mítines, conferencias y recitales para las primeras elecciones.

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Juicio final

Yo, pecador, artista del pecado,
comido por el ansia hasta los tuétanos,
yo, tropel de esperanza y de fracasos,
estatua del dolor, firma del viento.

Yo, pecador, en fin, desesperado
de sombras y de sueños: me confieso
que soy un hombre en situación de hablaros
de la vida. Peque. No me arrepiento.

Nací para narrar con estos labios
que barrera la muerte un día de éstos,
esplendidas caídas en picado
del bello avión aquel de carne y hueso.

Alas arriba disparo los brazos,
alardeando de tan alto invento;
plumas de níquel. escribid despacio.
Helas aquí, hincadas en el suelo.

Este es mi sitio. Mi terreno. Campo
de aterrizaje de mis ansias. Cielo
al revés. Es mi sitio y no lo cambio
por ninguno. Caí. No me arrepiento.

Ímpetus nuevos nacerán, mas altos.
Llegare por mis pies, para que os quiero?
a la patria del hombre: al cielo raso
de sombras esas y de sueños esos.

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Cantar de amigo

Quiero escribir de día.
De cara al hombre de la calle,
y qué
terrible si no se parase.
Quiero escribir de día.
De cara al hombre que no sabe
leer,
y ver que no escribo en balde.
Quiero escribir de día.
De los álamos tengo envidia,
de ver cómo los menea el aire.
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Posición

Amo a Walt Whitman por su barba enorme
y por su hermoso verso dilatado.
Estoy de acuerdo con su voz, conforme
con su gran corazón desparramado.

Escucho a Nietzsche. Por las noches leo
un trozo vivo de Síls-Maria. Suena
a mar en sombra. Mas ¡qué buen mareo,
qué sombra tan espléndida, tan llena!

Huyo del hombre que vendió su hombría
y sueña con un dios que arrime el hombro
a la muerte. Sin Dios, él no podría
aupar un cielo sobre tanto escombro.

Pobres mortales. Tristes inmortales.
España, patria despeinada en llanto.
Ríos con llanto. Lágrimas caudales.
Este es el sitio donde sufro. Y canto

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En el principio

Si he perdido la vida, el tiempo,todo
lo que tiré, como un anillo, al agua,
si he perdido la voz en la maleza,
me queda la palabra.

Si he sufrido la sed, el hambre, todo
lo que era mío y resultó ser nada,
si he segado las sombras en silencio,
me queda la palabra.

Si abrí los labios para ver el rostro
puro y terrible de mi patria,
si abrí los ojos para desgarrármelos,
me queda la palabra.

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Encuesta

Quiero encontrar, ando buscando la causa del sufrimiento.
La causa a secas del sufrimiento a veces
mojado en sangre, en lágrimas, y en seco
muchas más. La causa de las causas de las cosas
horribles que nos pasan a los hombres.
No a Juan de Yepes, a Blas de Otero, a León
Bloy, a César Vallejo, no, no busco eso,
qué va, ando buscando únicamente
la causa del sufrimiento
(del sufrimiento a secas),
la causa a secas del sufrimiento a veces…
Y siempre vuelta a empezar.
Me pregunto quién goza con que suframos los hombres.
Quién se afeita a favor del viento de la angustia.
Qué sucede en la sección de Inmortalidad
cuando según todas las pruebas nos morimos para siempre.
Sabemos poco en materia de sufrimiento.
Estamos muy orgullosos con nuestro orgullo,
pero si yo les arguyo con el sufrimiento no saben qué decirme.
Mire usted en la guía telefónica,
o en la Biblia, es fácil que allí encuentre algo.
Y agarro la Biblia telefónica,
y agarro
con las dos manos la Guía de pecadores…, y se caen al suelo
todos los platos.
Desde los siete años
oyendo lo mismo a todas horas, cielo santo
santo, santo, como de Dios al fin obra maestra!
Pero, del sufrimiento, como el primer día:
mudos y flagelados a doble columna. Es horrible.

 

Un comentario en “Poemas de Blas de Otero en el día de su centenario”

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