Cinco poemas traducidos de «Painting Rain» de Paula Meehan
Traduce | Alejandro V. Bellido
Paula Meehan (1955) es una poeta y dramaturga irlandesa cuya obra ha sido traducida extensamente sobre todo al alemán y al francés. Ha sido galardonada con prestigiosos premios tales como el Marten Toonder Award for Literature, The Butler Literary Award for Poetry, el Denis Memorial Award o el PPI Award for Radio Drama.
Ha publicado cinco poemarios que le han valido el puesto de Ireland Professor of Poetry y la inclusión en algunas de las antologías más destacadas de poesía irlandesa. Su último libro de poemas, Painting Rain (Carcanet, 2009), que ha sido incorporado a distintas cátedras universitarias, nos muestra una poesía en la que el ritmo ocupa un lugar preferente y que sirve de cauce para una poesía en la que pasado y presente recorren todo el libro; tanto para reflejar experiencias traumáticas cercanas —«Habitación con baño, Edimburgo», «Zealot», «Zapatos»— , como para evocar experiencias de la niñez, propia —«Primera sangre»— y ajena —«Mala hada»—, siempre con un matiz amargo que da la crudeza del mundo adulto. El pasado se retoma en el poema también para rememorar los momentos felices de la infancia, a menudo poblados de figuras familiares que marcaron a la poeta y enmarcados por la naturaleza de su Dublín , que simboliza aquel tiempo perdido —«Hannah, abuela»—.
Painting Rain es un libro diferente, que tiene una manera muy particular de acercarse a la experiencia y al extraño mundo que nos rodea. Alejandro V. Bellido ha hecho una selección de algunos de los poemas de este libro y los ha traducido para que ellos hablen por sí solos de Paula Meehan y de Painting Rain.
Zealot
Ahí te veo corriendo para coger el bus,
pisando el cuerpo de tu hermano herido,
a tu hermana rota y a tu amante,
que prepara ahora una maleta pequeña.
Y ahí vas tú hacia la reunión,
moviendo papeles, mientrasresuenan emociones en tu cabeza;
y la huella sangrienta de tu pie:
Todo eso es lo que queda
tras la tempestad
Zealot
There you go rushing for the bus
over the body of your wounded brother,
your broken sister, a small bag;
there you go to the meeting,
papers flapping, motions humming in your head;
your bloody footprint:
all that’s left
in the aftermath.
Primera sangre
Una sombra proyectada por el tendedero hacia la pared parpadeante
El calor de las llamas, el olor a algodón chamuscado,
humo, fuego y alarma. Alguien, mi madre,
tapando con sábanas el fuego.
La primera vez que vi la sangre; su mano, desgarrada, tratando de extinguir el incendio.
Desde entonces, siempre
un caballo, un jinete, un demonio de nariz puntiaguda,
cabalga por el techo, el armario, el raíl del dibujo
para venir a cazarnos con fuego, con sangre.
First blood
A shadow cast by the clotheshorse onto the flickering wall
heat of the fire, smell of scorched cotton.
Smoke, flame, alarm. Someone, my mother,
throwing the sheet into the fire.
My first sight of blood, her hand ropped on the fireguard.
Always after
a horse, a rider, a pointy-nosed devil,
riding the picture rail, the ceiling, the wardrobe
coming to get us with fire, with blood.
Mala hada
La noche de su bautismo:
La música tronaba, los coches y las furgonetas rugían,
sonaban las sirenas, los cláxones y la música
toda la noche. Nadie podía conciliar el sueño.
Apuñalaron a uno y se rompió una ventana,
rayaron un coche con una llave. A un chico
le reventaron en la cara una botella
y hubo alguien que vomitó en el jardín.
Ahora que paso por su puerta pienso en ello,
habrá cumplido ya los nueve años y su cara será una tímida luna
tras el temblor de la persiana.
Bad Fairy
The night of her christening:
the music blared, the cars and vans roared,
horns, sirens, beats,
all night, nobody could sleep.
There was a stabbing and a window got broken.
A car scratched with a key. One boy
got a bottle in the face
and someone puked in the garden.
I think of that now passing her house.
She must be all of nine
her face a shy moon
behind the twitching blind.
Habitación con baño, Edimburgo
Ayer pasé la noche en una habitación en la que había muerto alguien;
en una cama estrecha con sábanas de polialgodón,
una ventana sobre calles mojadas y desiertas,
Un espejo empañadocon mi cara emborronada,
desconocida para mí. Me revolvía, daba vueltas; sudores fríos
y luego un calor de espina. Me congelaba, ardía. Caí
En un sueño profundo que no era mío, en algún hoyo
del averno, un olor a éter, piernas abiertas y húmedas
llenas de sangre. ¿La mía? ¿O la del feto abortado?
No sabría decir. Sentí mi espíritu bajar como la marea
Y escapar de mí. Sin duda, estuve tomando el último respiro.
Oí llorar a una criatura: medio humana, medio salvaje.
Me levantó y me enseñó la red
De estrellas fuera, refugiada de la muerte de alguien más
Single Room with Bath, Edinburgh
I slept last night in a room where someone died;
a narrow bed with polycotton sheets,
a window over wet deserted streets,
a tarnished mirror where my face pied
and strange to me. I tossed, I turned; cold sweats
then a prickly heat. I froze, I burned. I fell
into a dream that wasn’t mine, some hell
hole, a smell of ether, legs open and wet
with my blood. My own? Or the aborted near term child?
I could not tell. I felt my spirit ebb
and drift from me. For certain I was taking my last breath.
I heard a creature cry: part human, part wild.
It brought me to my senses, woke me to the web
of stars outside, refugee from someone else’s death.
Mi abuela Hannah
Para Hannah McCabe
Día más frío, aunque de noviembre;
cerca de mi oreja, su voz:
Tú a los curas no les digas nada.
¿Tenía yo doce años? ¿Trece?
Tienen la mente sucia.
Guárdate tus pecados para ti.
No vaya a ser que se emocionen.
Malditos viejos desgraciados.
Tan cerca como si fuese a ver los pájaros y las abejas
de rodillas frente a la Madonna,
Nuestra Señora de los Hechos de la Vida,
junto al confesionario-
la puerta de roble cerrándose como la tapa de un ataúd
de madera tratada con esmero,
encerada y pulida.
En la caja bien tallada que es este poema
su voz muere.
Ella cierra los ojos
y baja el ceño hacia sus manos entrelazadas.
Reza con fuerza:
de mujer a mujer.
Hannah, Grandmother
……………………………………………….For Hannah McCabe
Coldest day yet of November
her voice close in my ear-
Tell them priests nothing.
Was I twelve? Thirteen?
Filthy minded.
Keep your sins to yourself.
Don’t be giving them a thrill.
Dirty oul feckers.
As close as she came to the birds and the bees
on her knees in front of the Madonna,
Our Lady of the Facts of Life
beside the confessional-
oak door closing like a coffin lid
neatly carpentered
waxed and buffed.
In the well-made box of this poem
her voice dies.
She closes her eyes
and lowers her brow to her joined hands.
Prays hard:
woman to woman.