Tres textos de «Ser joven es terrible», poemario inédito de Emilia Guzmán

Emilia Guzmán (Buenos Aires, 1994) nace con el sol en Tauro y ascendente Géminis, regida por Mercurio, el planeta de los comerciantes, los maestros y los ladrones. Escribidora y observadora, de proveniencia dudosa e inconsistente, amante de las medusas, las orquídeas y el español (especialmente las palabras querella, panza, ciruela y algodón).

Su infancia transcurre en Italia, donde contempla seriamente un futuro como médica forense o diseñadora de modas. Cuando vuelve a Buenos Aires, conoce el español y decide que quiere escribir cuentos tristes como los de Poldy Bird.

Llega a México en el 2010 y ahí estudia la Licenciatura de Letras Hispánicas en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM). Posteriormente, el máster en Edición en la Universidad Pompeu Fabra la llevó a vivir a Barcelona en el 2018 y desde allí, escribe principalmente poesía, cuentos y whatsapps.

Sus relatos han resultado finalistas en el Premio Energheia 2019 y en el XVII Certamen Pilar Baigorri 2020. Actualmente se encuentra trabajando en su primer libro dentro de este género, el cual explorará la infancia y la fantasía.

Con su primer poemario Popurrí, gana el XXX Concurso Nacional de creación literaria del ITESM (México). Su obra poética ha sido incluida en la antología Espasmo: Muestra de poetas de Monterrey nacidos entre 1986-1997 (UANL, 2017) —de ahí fue elegido «Sobre la poesía» para abrir esta muestra de sus textos—  y en la revista Guacamayo de la editorial Ojos de Sol.

Algunos de los poemas a continuación son parte del poemario inédito Ser joven es terrible que no es en realidad tan pesimista como suena. Los whatsapps en cambio, son secretos e incriminantes y la autora insiste en mantenerlos privados.[symple_tabgroup][symple_tab title=»SOBRE LA POESÍA«]

A veces pienso:
¿Será que la poesía tiene más que ver con el poder que con el arte?
¿Será que lo que quiere es confundir?
Desafiar la continuidad de las cosas quebrando secuencias,
¿construir una nueva que conjugue los caprichos de la lengua y la cabeza?

Lo más mundano, lo más banal, lo ridículo, adquiere de pronto cualidades exóticas.
Para justificarse no necesita más que la etiqueta y la voluntad encaprichada de un
degustador de palabrerías.

Mire usted qué sencillo si me decidiera yo, decidida como soy,
a buscar dos palabras arbitrarias, con alguna r suculenta o una s húmeda y escurridiza.
Diría:
…………………………………«Renacuajo viscoso
rascacielos corpulentos que con las alturas de sus paredes vidriadas me han provocado ya
……………………………..comezón en la garganta».

Diría yo que los vellos delgados de la espalda amada se han esparcido,
susurrando atrocidades,
señalando nuevos senderos
como ramas largas e infinitas que le alfombran los muslos tiesos y los costados de la cara
y se alumbran con el sol del mediodía.

Le pondría al sexo una cara ancha y rectangular, enrojecida, sudada y con los ojos de
vidrio ámbar supurando de excesos y secretos.

Y en el medio de todas las s y las r que tan sabrosas resultan al paladar, entrenado en la
exquisitez de las cosas sin motivo, no podría usted percibir en todo ese circo al animalito
desagradable, nocturno y grasoso, a los edificios que tapan la vista y amontonan a la gente
en cubículos y ascensores y a los muslos peludos de la amante gorda y temporal.

Le podría hablar de porquerías y usted quedaría fascinado por la elegancia.

Así es como funciona, la poesía digo, o al menos así funciona conmigo.
Y lo más entretenido de lo subjetivo es que aquí todos tenemos voz y todos tenemos voto.
Y como a mi me gustan las multitudes, me uno a ustedes a hacer poesía. O escribirla o
engendrarla. Lo que mejor satisfaga sus ansias de innovación.

Aquí puedo hacer lo que quiera:
Dictadora de un lenguaje.
Filosofa de los sonidos fascinantes de la palabra chancleta.
Guía excelentísima de los viajes que emprende la lengua en la jaula bucal.
Degustadora de arbitrariedades y confusiones.
Creadora de distracción y destruc ción.
Porque La poesía es ridícula,
y aquí, finalmente, podré dejarme de rodeos y ser ridícula yo también.

De Espasmo: Muestra de poetas de Monterrey nacidos entre 1986-1997 (2017) [/symple_tab][/symple_tabgroup]

[symple_tabgroup][symple_tab title=»UN DESEO…«]

En un mundo alterno
desconocido
perpendicular a este.

que capaz existe debajo de las calles,
en las alcantarillas
o adentro de los espejos de ciertas casas
y al que solo puede llegarse sin querer cayéndose
en un pozo:

es una noche espléndida.
Antes, fue un día blanco y luminoso.
Ahora bailamos apretados y tomamos vino dulce,
en un jardín con árboles de esmeraldas
ranas brillantes como farolas.

No hay que irse a dormir nunca.
Nos miramos a los ojos y estos
relampaguean.

Es una noche espléndida de un verano que no termina…
El mundo parece infinito
y todo lo hermoso, incuestionable.

De Ser joven es terrible (Inédito) [/symple_tab][/symple_tabgroup]

[symple_tabgroup][symple_tab title=»GIGANTA«]

Soy enorme,
una giganta.
Camino y siento mis pies como anclas.

Me da miedo
vergüenza
estropear los jardines
espantar a los niños
ahuyentar a los pájaros.

Desde muy niña pude adivinar
la fragilidad de las cosas
cómo se arruinaban
se abollaban
se hundían
con mi tacto.

Quise no volver a tocar nada.
Nunca.

Pero no se puede vivir en este mundo sin transitarlo,
aunque sea para ir al baño.

A veces hay que
subir escaleras,
sentarse en el teatro,
en el metro, en las montañas rusas.
A veces hay que festejar los cumpleaños,
nadar en mares verdosos,
recostarse sobre un césped
juntar caracoles
besarse.
llorar desconsoladamente,
pedir deseos en las fuentes,
tomarse algunas fotos obligadas,
agacharse
para atarse los cordones,
para saludar a los niños
y a la gente pequeñita…
etc
etc
etc.

De Ser joven es terrible (Inédito) [/symple_tab][/symple_tabgroup]

[symple_tabgroup][symple_tab title=»EXPLORACIÓN DEL HOGAR«]

El hogar solo existe
en el espacio secreto
entra la idea y la palabra

El hogar no tiene puertas
ni ventanas, ni pasillos
ni recuerdos de remodelaciones.
No tiene cochera, no tiene jardín.
Tiene en cambio una sensación
de baldosas frías
de una galería sombreada
de cloro en los ojos
de un árbol de higos y un tapial blanco
al que me asomo para comerlos
de almohadas frescas y camas profundas
de olor a pecho y de manos ahumadas
de reflejos en espejos que cambian
y de un yo cambiante frente a un mismo espejo
de nieve detrás de una ventana
y el primer recuerdo de:
«Yo aquí y el mundo afuera»
«Yo aquí dentro y afuera cada cosa
dentro de sí misma».

Nace la idea de refugio
de nido, de búnker, de cueva, de morada
en el momento exacto en que comprendemos
que existir es, al principio y al final,
irremediablemente solitario.

Pero nunca una dirección, un número en la puerta, una coordenada.
El hogar es un secreto impronunciable.

De Ser joven es terrible (Inédito) [/symple_tab][/symple_tabgroup]

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