Parráfrasis de un antipoeta

Escribe | Roberto Bayot Cevallos


La noticia de la muerte de Nicanor Parra hace un par de semanas, tras una vida que sobrepasó un siglo, significó la pérdida del mayor, el más longevo y el último de una generación de hermanos que cambiaron la percepción que tenían los chilenos de sí mismos, ya que es prácticamente imposible que cualquier persona que haya vivido en Chile no conozca la obra, la letra de una canción, una melodía, una cueca, una arpillera o un poema de algún miembro del clan de artistas. El patriarca de los Parra llevó al extremo la obsesión que un día lo convenció: torcer todo lo que lo rodeaba para hacer poesía. O mejor dicho, antipoesía. Un proyecto literario que si se suma desde la publicación de Poemas y antipoemas (1954) hasta las exposiciones de su poesía objetual se produjo en más de seis décadas, en las que su obra e imagen pública estuvieron marcadas por la dialéctica de aquella frase que Shakespeare puso en boca del Príncipe Hamlet: «ser o no ser».

Un hombre que hizo de la iconoclastia el motor de su obra, con la perspectiva de todas las evoluciones que había alcanzado a lo largo de su vida, hace pocos años se definió como «un anarquista renovado». No sólo propuso la reinvención de la poesía en castellano, desacralizándola y liberándola, según su visión, hasta el punto de considerarla en su conocido Manifiesto (1963) como «la revolución de las ideas» y «un artículo de primera necesidad», sino que hizo lo mismo con el humor en Chile, recogiendo la jerga popular de sus compatriotas en sus textos, pese a lo cual sólo hasta que el país regresó a la democracia en 1990 y existió otro contexto para interpretarlo se empezó a reconocer sus méritos. Paradójicamente, un texto atípico dentro de su estilo es con el que más se lo emparenta fuera de las fronteras de Chile, «El hombre imaginario».

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El hombre imaginario

El hombre imaginario
vive en una mansión imaginaria 
rodeada de árboles imaginarios 
a la orilla de un río imaginario

De los muros que son imaginarios 
penden antiguos cuadros imaginarios 
irreparables grietas imaginarias 
que representan hechos imaginarios 
ocurridos en mundos imaginarios 
en lugares y tiempos imaginarios

Todas las tardes tardes imaginarias 
sube las escaleras imaginarias 
y se asoma al balcón imaginario 
a mirar el paisaje imaginario 
que consiste en un valle imaginario 
circundado de cerros imaginarios

Sombras imaginarias
vienen por el camino imaginario
entonando canciones imaginarias 
a la muerte del sol imaginario

Y en las noches de luna imaginaria 
sueña con la mujer imaginaria 
que le brindó su amor imaginario 
vuelve a sentir ese mismo dolor 
ese mismo placer imaginario 
y vuelve a palpitar 
el corazón del hombre imaginario.[/symple_toggle]

 

Su muerte se produjo, casi por antipoética coincidencia, horas antes de que el expresidente y actualmente mandatario electo de Chile, Sebastián Piñera presentase al gabinete ministerial que lo acompañará en su próximo gobierno, antes de lo cual dedicó unas palabras y un minuto de silencio en memoria del antipoeta; el mismo que mientras ejercía su primer periodo en el 2010, durante un acto en una feria del libro, incluyó a Parra en una lista de grandes poetas chilenos que habían fallecido o que en otra ocasión dos años después confundió su nombre llamándolo «Nicolás».

El reconocimiento definitivo en el extranjero le llegó en 2011, cuando le fue concedido el Premio Cervantes, siendo hasta ahora el autor de mayor edad en recibirlo a los 97 años. Dos décadas atrás había obtenido el Premio Juan Rulfo en México y una antes el Premio Reina Sofía de poesía Iberoamericana. Es probable que la recepción de su obra no hubiera sido la misma sin el envión definitivo que le dio el escritor Roberto Bolaño, su epígono más universal, quien consideraba a Parra su mayor influencia literaria junto a la de Jorge Luis Borges. Bolaño, quien reivindicó la figura del antipoeta, en un artículo sentenció la rebeldía que lo deslumbró desde su juventud: «El que sea valiente que siga a Parra. Sólo los jóvenes son valientes, sólo los jóvenes tienen el espíritu puro entre los puros (…) Parra escribe como si al día siguiente fuera a ser electrocutado».

¿Pero de dónde surge la antipoesía? Fue una variación que le dio Parra al neologismo «antipoeta», incluido por su compatriota Vicente Huidobro dentro su poema creacionista Altazor (1931), considerado por su propio autor y el canon literario como uno de los libros de vanguardia poética de principios del siglo XX. A partir de ese momento se da inicio a la formulación de un juego metaliterario que acompañó a Parra toda su vida, en varios niveles de evolución, de sarcasmo y en diversos formatos. En una entrevista televisiva, que luego fue recogida en el documental La maleta de Nicanor, zanjó: «esto del antipoeta es una palabra que pertenece nada más que al marketing de la poesía».

El antipoeta Parra fue tan admirado como resistido, con frecuencia afirmó que su objetivo era decir la mayor cantidad de cosas con pocas palabras. Su obra, un sendero de objetos reciclados que entre sus páginas adquieren una nueva connotación, plagado simbólicamente de ataúdes, cruces y entierros, tienen la potencia y el poder de síntesis de un aforismo si se extraen versos al azar, que representan el cambio de época que él introdujo con su antipoesía, un pacto humorístico fragmentario sin el cual sería incomprendido su rol, muy apegado a la particular voz poética que él patentó de a poco.

En el texto «La montaña rusa» describe el efecto que significó la irrupción de la antipoesía («Durante medio siglo/ La poesía fue/ El paraíso del tonto solemne./ Hasta que vine yo/ Y me instalé en mi montaña rusa»); en «Advertencia» reta al lector a integrarse a sus códigos («Yo no permito que nadie me diga/ que nadie entiende los antipoemas/ Todos deben reír a carcajadas»); en «La poesía terminó conmigo» una vez más da cuenta del ciclo que él inaugura («La poesía se ha portado bien/ Yo me he portado horriblemente mal/ La poesía terminó conmigo»); en «Manifiesto» consagra el feísmo como leitmotiv («La poesía tiene que ser esto:/ una muchacha rodeada de espigas/ O no ser absolutamente nada»); en un artefacto condensa la máxima antipoética («Todo/ es poesía/ menos la poesía») o en otro se autodenomina como «El gran desendecasilabador», por su renuencia a la métrica.

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Manifiesto

Señoras y señores 
Ésta es nuestra última palabra. 
—Nuestra primera y última palabra—
Los poetas bajaron del Olimpo.

Para nuestros mayores
La poesía fue un objeto de lujo
Pero para nosotros 
Es un artículo de primera necesidad: 
No podemos vivir sin poesía.

A diferencia de nuestros mayores 
—Y esto lo digo con todo respeto—
Nosotros sostenemos 
Que el poeta no es un alquimista 
El poeta es un hombre como todos 
Un albañil que construye su muro:
Un constructor de puertas y ventanas.

Nosotros conversamos 
En el lenguaje de todos los días 
No creemos en signos cabalísticos.

Además una cosa: 
El poeta está ahí 
Para que el árbol no crezca torcido.

Este es nuestro mensaje. 
Nosotros denunciamos al poeta demiurgo 
Al poeta Barata 
Al poeta Ratón de Biblioteca. 
Todos estos señores 
—Y esto lo digo con mucho respeto—
Deben ser procesados y juzgados 
Por construir castillos en el aire 
Por malgastar el espacio y el tiempo 
Redactando sonetos a la luna 
Por agrupar palabras al azar 
A la última moda de París. 
Para nosotros no: 
El pensamiento no nace en la boca 
Nace en el corazón del corazón.

Nosotros repudiamos 
La poesía de gafas obscuras 
La poesía de capa y espada 
La poesía de sombrero alón. 
Propiciamos en cambio 
La poesía a ojo desnudo 
La poesía a pecho descubierto 
La poesía a cabeza desnuda.

No creemos en ninfas ni tritones. 
La poesía tiene que ser esto: 
Una muchacha rodeada de espigas 
O no ser absolutamente nada.

Ahora bien, en el plano político 
Ellos, nuestros abuelos inmediatos, 
¡Nuestros buenos abuelos inmediatos! 
Se retractaron y se dispersaron 
Al pasar por el prisma de cristal. 
Unos pocos se hicieron comunistas. 
Yo no sé si lo fueron realmente. 
Supongamos que fueron comunistas, 
Lo que sé es una cosa: 
Que no fueron poetas populares, 
Fueron unos reverendos poetas burgueses.

Hay que decir las cosas como son: 
Sólo uno que otro 
Supo llegar al corazón del pueblo. 
Cada vez que pudieron 
Se declararon de palabra y de hecho 
Contra la poesía dirigida 
Contra la poesía del presente 
Contra la poesía proletaria.

Aceptemos que fueron comunistas 
Pero la poesía fue un desastre 
Surrealismo de segunda mano 
Decadentismo de tercera mano,
Tablas viejas devueltas por el mar. 
Poesía adjetiva 
Poesía nasal y gutural 
Poesía arbitraria 
Poesía copiada de los libros 
Poesía basada 
En la revolución de la palabra 
En circunstancias de que debe fundarse 
En la revolución de las ideas. 
Poesía de círculo vicioso 
Para media docena de elegidos: 
«Libertad absoluta de expresión».
Hoy nos hacemos cruces preguntando 
Para qué escribirían esas cosas 
¿Para asustar al pequeño burgués? 
¡Tiempo perdido miserablemente! 
El pequeño burgués no reacciona 
Sino cuando se trata del estómago.

¡Qué lo van a asustar con poesías!

La situación es ésta: 
Mientras ellos estaban
Por una poesía del crepúsculo 
Por una poesía de la noche 
Nosotros propugnamos
La poesía del amanecer.
Este es nuestro mensaje,
Los resplandores de la poesía
Deben llegar a todos por igual 
La poesía alcanza para todos.

Nada más, compañeros 
Nosotros condenamos 
—Y esto sí que lo digo con respeto—
La poesía de pequeño dios 
La poesía de vaca sagrada 
La poesía de toro furioso.

Contra la poesía de las nubes 
Nosotros oponemos 
La poesía de la tierra firme 
—Cabeza fría, corazón caliente 
Somos tierrafirmistas decididos—
Contra la poesía de café 
La poesía de la naturaleza 
Contra la poesía de salón 
La poesía de la plaza pública 
La poesía de protesta social.

Los poetas bajaron del Olimpo.

Los poetas bajaron del Olimpo. [/symple_toggle]

 

Joven antipoeta Nicanor ParraHay que remontarse a los inicios de la antipoesía, la que partió con una duda estética, una fatiga de materiales que incitaba a la reinvención en Poemas y antipoemas («os invito a quemar vuestras naves/Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto»), para luego erigirse como una ruptura con la lírica imperante de Vicente Huidobro, Gabriela Mistral y Pablo Neruda en «Manifiesto» («Nosotros condenamos/−Y esto sí que lo digo con todo respeto−/La poesía de pequeño dios/ la poesía de vaca sagrada/ la poesía de toro furioso»). Un posicionamiento desde la provocación y la sátira, aislado del discurso de otros poetas del panorama en Chile y en Iberoamérica, que con el tiempo ganó terreno y se bifurcó en cientos de cuestionamientos al poder en todas sus dimensiones, ya sea que éste estuviese representado a través de la élite literaria, la religión, el clero, la política, la represión de las dictaduras militares, la tensión entre el comunismo y el capitalismo durante la Guerra Fría, la ecología, la publicidad, la globalización, la jerarquía académica, el regreso a la democracia, etcétera.

Sin el influjo directo de la antipoesía, probablemente la literatura chilena se hubiera privado de una parte importante de la obra de Enrique Lihn, Claudio Bertoni o Juan Luis Martínez. Por su parte, Gonzalo Rojas, el otro poeta chileno ganador del Premio Cervantes y contemporáneo de Parra, supuestamente criticó sus postulados en su poema «La lepra». Ni qué decir de Rodrigo Lira, el más parriano de sus herederos, quien antipoéticamente fiel satirizó a varios poetas referentes en los ochenta, incluso al mismo Parra: «Y a pesar/ de lo prominente de la montaña/ rusa de canciones rusas,/ a pesar de la obra gruesa de la montaña/ rusa, y demás artefactos/ que se fueron levantando/ cual antenas de caracoles/ entre las otras montañas/ (…) la pobre poesía sigue siendo/ el paraíso del tonto solemne;/ los poetas “bajaron del Olimpo”/ y se desbarrancaron/ hasta que los cuerpos/ de socorro los atajaron/ en algún suplemento dominical de EL MERCURIO (…) Y ahora los poetas novissimos/ los quieren instalar/ en gloria y majestad/ en Machu Picchu o la punta del Aconcagua/ para telerreverenciarlos desde su edén infantil».

En el documental Cachureos (1982), de Guillermo Cahn, Parra se explayó en retrospectiva sobre lo que él consideraba el origen de la antipoesía a finales de la década del treinta, cuando tanto el modernismo como el surrealismo y el creacionismo eran las referencias poéticas en la lengua y que a su juicio vivían un declive:

Me di cuenta de que había que buscar alguna salida y no la encontraba en proposiciones filosóficas-literarias del momento ni tampoco retrocediendo dentro de la frontera del siglo XX. Había que retroceder un poco más, o sea, recurrir a lo que se podría llamar el método histórico-crítico, con objeto de ver en qué momento se había producido la arterioesclerosis de la poesía, el endurecimiento, la desvitalización y llegué evidentemente al Renacimiento (…) La poesía o la literatura que se venía haciendo, desde ese momento se podía clasificar de poesía de cuello y corbata o de poesía cortesana y retrocediendo un poco más se llegaba a la poesía medieval. (…) Era una poesía de feria, una poesía directa, una poesía popular que parece que estaba operando dentro de un ámbito protoplasmático plausible y yo me quedé pegado como mosca en la miel en este protoplasma medieval. Me puse a escarbar aquí y me di cuenta de que este producto, de que este plancton existía no tan sólo en la Edad Media, sino que aquí, a un metro de mi propia nariz. Y vi (…) que nuestro mundo cultural está constituido por dos líneas de acción. Lo que se llama la cultura propiamente tal, la cultura académica u oficial, y por otra parte, una subcultura, que en realidad es la cultura propiamente tal, la gran cultura que es la cultura popular, la poesía popular, la vida popular que apareció ante mis ojos como mucho más auténtica (…) Descubrí este marco de referencia, esta fuente de energía espiritual y creo que (…) nunca me separé totalmente. Había un problema lingüístico que estaba resuelto en la poesía popular. El poeta no habla un idioma de su propiedad, una jerga particular sino que habla la lengua de la tribu.

Cabe contextualizar que, en paralelo a los primeros cuestionamientos de Parra sobre la poesía, en otras partes del mundo se desarrollaron reflexiones emparentadas de alguna forma con las que él proponía, al coincidir en que el agotamiento de la literatura como discurso encriptado por la retórica era un signo de la época. Por aquellos años, el polaco Witold Gombrowicz pronunció en Buenos Aires la conferencia Contra la poesía (1947), en la que fustigó el uso excesivo del discurso lírico en la poesía y su inutilidad para crear nuevas formas de expresión: «el poeta no toma como punto de partida la sensibilidad del hombre común, sino la de otro poeta, una sensibilidad “profesional” y, entre los profesionales, se crea un lenguaje tan inaccesible como los otros dialectos técnicos; y, subiendo unos sobre los hombros de otros, forman una pirámide cuya punta ya se pierde en el cielo, mientras nosotros nos quedamos abajo algo confundidos». Por su lado, Jean Paul Sartre, en su etapa de mayor compromiso político publicó el ensayo ¿Qué es la literatura? (1948), donde planteó, tomando como ejemplo el canon de la literatura francesa para sustentar sus argumentos, que un autor debe estar comprometido con las problemáticas de su época, más allá de sus aspiraciones estéticas e individuales, para tener una influencia en su sociedad.

Antipoeta Quebrantahuesos

«El Quebrantahuesos». Fuente.

En 1952 apareció «El Quebrantahuesos» en las calles del centro de Santiago de Chile, un proyecto lúdico con el lenguaje, en la frontera entre lo absurdo y la vanguardia como método para satirizar la realidad, el que estuvo a cargo de un colectivo que integró Parra, junto a Enrique Lihn, Luis Oyarzún y Alejandro Jodorowsky. La instalación constaba de un diario ficticio con el que intervenían el espacio público a través de textos confeccionados en base a recortes con los que confeccionaban collages, el cual constituye un antecedente clave para entender lo que dos décadas más tarde serían los artefactos, como una alternativa poética en un formato innovador.

Pese a que Poemas y antipoemas (1954) es citado como su debut literario, 17 años antes había publicado Cancionero sin nombre, libro del que renegó en el futuro y que sólo sería reeditado con sus Obras completas & algo †. Con Poemas y antipoemas obtuvo el concurso del Sindicato de Escritores de Chile con el seudónimo de Juan Nadie y el nombre de Rodrigo Flores, en realidad un amigo suyo que se dedicaba a la ingeniería y al ajedrez. Al conocerse los resultados, Parra debió acudir a la sede de la institución para aclarar el tema, ya que muchos de los allegados de Flores se habían comunicado con él para felicitarlo en medio de su desconcierto. El texto está dividido en tres partes, las que recogen respectivamente poemas, antipoemas y una mezcla de ambos. En esta última se incluyeron textos fuera de las reglas de la métrica o la rima, donde prevalecía la narrativa a lo que tradicionalmente se entendía como poesía, entre los que destacan «Recuerdos de juventud», «La víbora», «Vicios del mundo moderno» o «Soliloquio del individuo».

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Soliloquio del individuo

Yo soy el Individuo.
Primero viví en una roca
(Allí grabé algunas figuras).
Luego busqué un lugar más apropiado. 
Yo soy el Individuo.
Primero tuve que procurarme alimentos, 
Buscar peces, pájaros, buscar leña, 
(Ya me preocuparía de los demás asuntos). 
Hacer una fogata,
Leña, leña, dónde encontrar un poco de leña, 
Algo de leña para hacer una fogata,
Yo soy el Individuo.
Al mismo tiempo me pregunté,
Fui a un abismo lleno de aire;
Me respondió una voz:
Yo soy el Individuo.
Después traté de cambiarme a otra roca, 
Allí también grabé figuras,
Grabé un río, búfalos,
Grabé una serpiente
Yo soy el Individuo.
Pero no. Me aburrí de las cosas que hacía, 
El fuego me molestaba,
Quería ver más,
Yo soy el Individuo.
Bajé a un valle regado por un río,
Allí encontré lo que necesitaba,
Encontré un pueblo salvaje,
Una tribu,
Yo soy el Individuo.
Vi que allí se hacían algunas cosas,
Figuras grababan en las rocas,
Hacían fuego, ¡también hacían fuego!
Yo soy el Individuo.
Me preguntaron que de dónde venía.
Contesté que sí, que no tenía planes determinados, 
Contesté que no, que de allí en adelante.
Bien.
Tomé entonces un trozo de piedra que encontré en un río
Y empecé a trabajar con ella, 
Empecé a pulirla,
De ella hice una parte de mi propia vida. 
Pero esto es demasiado largo.
Corté unos árboles para navegar, 
Buscaba peces,
Buscaba diferentes cosas, 
(Yo soy el Individuo).
Hasta que me empecé a aburrir nuevamente. 
Las tempestades aburren,
Los truenos, los relámpagos, 
Yo soy el Individuo.
Bien. Me puse a pensar un poco,
Preguntas estúpidas se me venían a la cabeza. 
Falsos problemas.
Entonces empecé a vagar por unos bosques.
Llegué a un árbol y a otro árbol;
Llegué a una fuente,
A una fosa en que se veían algunas ratas: 
Aquí vengo yo, dije entonces, 
¿Habéis visto por aquí una tribu, 
Un pueblo salvaje que hace fuego? 
De este modo me desplacé hacia el oeste 
Acompañado por otros seres, 
O más bien solo.
Para ver hay que creer, me decían, 
Yo soy el Individuo.
Formas veía en la obscuridad, 
Nubes tal vez,
Tal vez veía nubes, veía relámpagos,
A todo esto habían pasado ya varios días, 
Yo me sentía morir;
Inventé unas máquinas,
Construí relojes,
Armas, vehículos,
Yo soy el Individuo.
Apenas tenía tiempo para enterrar a mis muertos,
Apenas tenía tiempo para sembrar,
Yo soy el Individuo.
Años más tarde concebí unas cosas, 
Unas formas,
Crucé las fronteras
y permanecí fijo en una especie de nicho, 
En una barca que navegó cuarenta días, 
Cuarenta noches,
Yo soy el Individuo.
Luego vinieron unas sequías, 
Vinieron unas guerras,
Tipos de color entraron al valle,
Pero yo debía seguir adelante,
Debía producir.
Produje ciencia, verdades inmutables,
Produje tanagras,
Di a luz libros de miles de páginas, 
Se me hinchó la cara,
Construí un fonógrafo,
La máquina de coser,
Empezaron a aparecer los primeros automóviles, 
Yo soy el Individuo.
Alguien segregaba planetas, 
¡Árboles segregaba!
Pero yo segregaba herramientas,
Muebles, útiles de escritorio,
Yo soy el Individuo.
Se construyeron también ciudades,
Rutas
Instituciones religiosas pasaron de moda,
Buscaban dicha, buscaban felicidad,
Yo soy el Individuo.
Después me dediqué mejor a viajar,
A practicar, a practicar idiomas,
Idiomas,
Yo soy el Individuo.
Miré por una cerradura,
Sí, miré, qué digo, miré,
Para salir de la duda miré,
Detrás de unas cortinas,
Yo soy el Individuo.
Bien.
Mejor es tal vez que vuelva a ese valle,
A esa roca que me sirvió de hogar,
Y empiece a grabar de nuevo,
De atrás para adelante grabar
El mundo al revés.
Pero no: la vida no tiene sentido. [/symple_toggle]

 

Entre la edición de los dos libros se formó como profesor, primero de física y matemáticas para educación secundaria y luego universitaria en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile. Posteriormente, realizó estudios de posgrado en Mecánica racional en la Universidad de Brown (1943-1945) y de Cosmología en la Universidad de Oxford (1949-1951). Pese a que tuvo una vida pública siempre relacionada a su labor literaria, también desarrolló una carrera en la docencia universitaria hasta su jubilación a mediados de los noventa.

En su estadía en Inglaterra, a inicios de los cincuenta, descubrió en profundidad la obra de William Shakespeare, a tal grado que estuvo a punto de perder su beca por dedicar la mayoría de su tiempo a leer al dramaturgo y poeta isabelino, etapa que lo marcó el resto de su trayectoria, siempre balanceándose en las antípodas de los argumentos. El mismo Parra explicó en una ocasión cuál fue el descubrimiento que él aplicó a la visión de su propia obra: «la poesía de Shakespeare es una poesía de contrarios, de opuestos, él no está agitando una sola bandera, sino que permite que todas las banderas se expresen en la página en blanco. Él no se pone ninguna camiseta cuando escribe y esa es una condición básica de la antipoesía, la antipoesía no es una poesía ideológica».

En Versos de salón (1962) se produce realmente el cambio a una oralidad y cotidianidad en su obra. Desde esta publicación profundiza en su capacidad para crear un verso, regenerarlo y a partir de ahí construir un nuevo antipoema. Punto aparte dentro de su bibliografía, casi una rareza, se trata la antología Poesía rusa contemporánea (1971), que fue el resultado de un año de trabajo de Parra en Moscú durante 1964, en base a otra traducción literal al idioma, en colaboración con un par de asesores lingüísticos, la que muestra una panorámica de la poesía soviética hasta ese momento. El paso por la capital soviética le dará título a su siguiente poemario: Canciones rusas (1967).

Nicanor Parra y su hermana Violeta Parra

Nicanor Parra junto a su hermana Violeta. Fuente.

El mismo año, su hermana, la cantante y compositora Violeta Parra, se suicidó, una ausencia que a partir de entonces reaparecerá con frecuencia en el resto de su labor literaria. Ambos artistas mantuvieron siempre un vínculo muy profundo, a tal punto que el desparpajo, la irreverencia y la radicalidad que caracterizaron sus respectivas obras provenían de la simbiosis entre ambos.

Con Obra gruesa (1969), la primera recopilación de su antipoesía, recibió el Premio Nacional de literatura en Chile. En uno de los textos que lo conformaron escribió: «Creemos ser país/y la verdad es que somos apenas paisaje». En abril del siguiente año, en medio de la Guerra de Vietnam, viajó a Washington con motivo del Primer Festival Internacional de Poesía, organizado por la Biblioteca del Congreso de Estado Unidos. Aquella visita terminará por influir en lo que escribirá más adelante, ya que lo que aparentemente fue una confusión se convirtió en un asunto diplomático con graves  consecuencias: en un recorrido guiado por la Casa blanca fue invitado a tomar té con Pat Nixon, la primera dama estadounidense, y el momento fue registrado en una foto que desató el escándalo: le fue retirada su posición como jurado del Premio Casa de Américas en Cuba y tras meses de recibir públicamente insultos y graves acusaciones de sus colegas y de intentar explicar el incidente optó por alejarse de los círculos literarios en Chile, a la vez que endureció su postura crítica con la izquierda y la derecha.

Artefacto antipoeta Nicanor Parra

Artefacto publicado en el semanal The clinic. Fuente.

En 1972 incursionó en una extraña mezcla de composiciones provocadoras que constituyeron los Artefactos, un conjunto de postales en base al aforismo, el collage, el esténcil, el grafiti, el ambigrama, la pancarta de protesta o el simple texto manuscrito. Hoy considerado como poesía visual, se enmarca dentro de una línea genealógica que partió con Huidobro en sus poemas pintados, perfectamente podrían ser parte de una columna de humor gráfico, una caricatura, un eslogan publicitario o incluso un meme que se hace viral en las redes sociales. Cabe aclarar que Parra sólo fue el autor de los textos, más no de los dibujos que completan las propuestas gráficas del libro.

Algunos de los textos que acompañaron los dibujos de sus artefactos alcanzaron tal repercusión que se han instalado en el refranero chileno, tales como «La izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas», «Cuba sí, yankees también» o los versos pintados en los muros de Santiago por un grupo de entusiastas seguidores a comienzos de los noventa con la intención de promover su segunda candidatura al Premio Nobel de literatura. En ese momento, la voz de Parra empezaba a alcanzar su propósito de intervenir la calle tal como declaró en su Manifiesto: «La poesía de la plaza pública/La poesía de la protesta social», con aquel antecedente dos décadas antes. Probablemente, en el contexto en que aparecieron los artefactos en medio del gobierno de la Unidad Popular, fue el momento de mayor libertad creativa de Parra al desatar su irreverencia de forma directa contra decenas de objetivos, desde lo más cotidiano a lo más intocable para la época.

Nicanor Parra, el antipoeta hacia el Nobel

Jóvenes que promueven la candidatura al Nobel de Nicanor Parra.

El 11 de septiembre de 1973, tras una severa crisis económica, todo cambió radicalmente en Chile con el golpe de Estado militar, el bombardeo al Palacio de La Moneda y la muerte del presidente Salvador Allende. Tras unos días de enfrentamientos, el país entró en toque de queda, decenas de miles de personas pasaron a la clandestinidad, al exilio, fueron torturadas o ejecutadas. Se hicieron pesquisas, allanamientos y persecuciones, se reclutaron informantes, se recurrió a la censura y a la propaganda, se alimentaron hogueras con bibliotecas. Parra decidió quedarse en Chile a  diferencia de muchos de sus colegas.

Transcurridos cuatro años de la dictadura militar encabezada por Augusto Pinochet, se estrenó la adaptación de su obra Hojas de parra, la cual fue boicoteada con un incendio provocado en el recinto en el que se montaba, presumiblemente a cargo de agentes del régimen. Parra poco después se vio obligado a maquillar su discurso, con una metamorfosis substancial del lenguaje de lo que fue su producción anterior a uno en el que se camufló su mensaje, a través de la voz de los Sermones y predicas del Cristo de Elqui (1977). Este texto es el más narrativo y extenso de todos sus poemas, basado en la vida real de Domingo Zárate Vega, un obrero que decía haber recibido la visita de Cristo en el desierto chileno, quien entre las décadas del treinta y cuarenta se dedicó a redactar sus propios evangelios para venderlos mientras peregrinaba a lo largo de todo el país. El antipoeta vio en persona algunas de sus predicas callejeras cuando era un joven profesor en Santiago y quedó fascinado con el personaje sin saber qué hacer con él hasta los años de la dictadura, a quien incluso lo escenificó en lecturas semipúblicas que dejaban estupefactos o alterados a los presentes.

Durante esos años Parra no fue el único que debió encriptar su discurso, ya que fue algo recurrente en la literatura chilena generada durante la dictadura, como él mismo señala en otra entrevista. Quizás sí se trate del texto más provocador al nivel de denunciar su época disfrazándola con sutileza en otra pasada, ante la necesidad de eludir la censura con varias capas de lenguaje arrebatado y artificioso.

Transcurrido un lustro publicó una colección de nuevos artefactos con el nombre de Chistes parra desorientar a la policía poesía (1982) y la plaquette Ecopoemas (1982), reeditados un año después en una recopilación que recogía toda su producción de aquel período llamada Poesía política (1983). Uno de sus ecopoemas ya advertía un debate que está plenamente vigente en el mundo: «EXPLOSIÓN DEMOGRÁFICA/ SAQUEO DE LA NATURALEZA/ COLAPSO DEL MEDIO AMBIENTE/ vicios de la sociedad de consumo/ que no podemos seguir tolerando:/ ¡hay que cambiarlo todo de raíz!». En 1985 editó Hojas de Parra, que se mantenía inédito, en el que se incluyó el desconcertante poema visual Los 4 sonetos del Apocalipsis, conformado por supuestos versos endecasílabos ausentes de palabras, en el que el lenguaje alfabético ha sido sustituido por cruces, constituyendo un antecedente de lo que luego será su obra plástica de poesía objetual a la que se dedicarán exposiciones en el futuro como ocurrió con Trabajos prácticos (2002), Obras Públicas (2004) y Voy y vuelvo (2014).

Imágenes y artefactos Nicanor Parra.

Galería del centenario de Nicanor Parra con sus imágenes y artefactos en la Universidad Diego Portales. Fuente.

En Hojas de Parra se incluye «El hombre imaginario», el antipoema más ampliamente divulgado de toda su obra e instalado en la memoria de muchos de sus lectores. Al visualizar en perspectiva toda la diversa producción de una vida, se trata de un texto fiel a los postulados de Parra al mantener distancia de la retórica tradicional de la poesía a la que se reveló décadas atrás, al procurar la brevedad y sencillez en un mensaje directo, y a la vez atípico, al abordar desde un cuestionamiento metafísico uno de los temas más frecuentados en la poesía occidental: la pérdida de la persona amada. En el mismo libro consta «El poeta y la muerte», que de la misma forma recurre a un tópico poético como bien alude el título. No obstante, en este texto el autor asume la voz poética en un tono satírico y argótico que rompe con la solemne y trágica visión con que ha sido reiterado en la literatura, a su juicio.

Parra nos ha dejado un legado multiforme, voluminoso y díscolo que ha marcado un hito en la historia de la literatura iberoamericana. Es por esto que en revista Aullido queremos recordarlo con una selección panorámica de su obra a través de diez antipoemas correspondientes a distintas etapas de su trayectoria, elegidos de los dos tomos de sus Obras completas & algo †, un esbozo de sombra, una parráfrasis de un antipoeta.

Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales.

Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales. Fuente.

 


              ADVERTENCIA AL LECTOR

El autor no responde de las molestias que puedan ocasionar
.      sus escritos:
Aunque le pese
El lector tendrá que darse siempre por satisfecho.
Sabelius, que además de teólogo fue un humorista
    consumado,
Después de haber reducido a polvo el dogma de la Santísima
.      Trinidad
Respondió acaso de su herejía?
Y si llegó a responder, ¡cómo lo hizo!
¡En qué forma descabellada!
Basándose en qué cúmulo de contradicciones!

Según los doctores de la ley de este libro no debiera publicarse:
La palabra arcoíris no aparece en él en ninguna parte,
Menos aún la palabra dolor,
La palabra torcuato.
Sillas y mesas sí que figuran a granel,
¡Ataúdes! ¡útiles de escritorio!
Lo que me llena de orgullo
Porque, a mi modo de ver, el cielo se está cayendo a pedazos.

Los mortales que hayan leído el Tractatus de Wittgenstein
Pueden darse con una piedra en el pecho
Porque es una obra difícil de conseguir:
Pero el Círculo de Viena se disolvió hace años,
Sus miembros se dispersaron sin dejar huella
Y yo he decidido declarar la guerra a los cavalieri di la luna.

MI poesía puede perfectamente no conducir a ninguna parte:
«¡Las risas de este libro son falsas!», argumentarán mis
.     detractores,
«Sus lágrimas, ¡artificiales!»
«En vez de suspirar, en estas páginas se bosteza»
«Se patalea como un niño de pecho»
«El autor se da a entender a estornudos».
Conforme: os invito a quemar vuestras naves,
Como los fenicios pretendo formarme mi propio alfabeto.

«¿A qué molestar al público entonces?», se preguntarán los
.      amigos lectores:
«Si el propio autor empieza por desprestigiar sus escritos,
¡Qué podrá esperarse de ellos!».
Cuidado, yo no desprestigio nada
O, mejor dicho, yo exalto mi punto de vista,
Me vanaglorio de mis limitaciones,
Pongo por las nubes mis creaciones.

Los pájaros de Aristófanes
Enterraban en sus propias cabezas
Los cadáveres de sus padres.
(Cada pájaro era un verdadero cementerio volante.)
A mi modo de ver
Ha llegado la hora de modernizar esta ceremonia
¡Y yo entierro mis plumas en la cabeza de los señores lectores!

 

Tomado de Poemas y antipoemas (1954).


CAMBIOS DE NOMBRE

A los amantes de las bellas letras
Hago llegar mis mejores deseos
Voy a cambiar de nombre algunas cosas,

Mi posición es ésta:
El poeta no cumple su palabra
Si no cambia los nombres de las cosas.

¿Con qué razón el sol
Ha de seguir llamándose sol?
¡Pido que se llame Micifuz
El de las botas de cuarenta leguas!

¿Mis zapatos parecen ataúdes?
Sepan que desde hoy en adelante
Los zapatos se llaman ataúdes.
Comuníquese, anótese y publíquese
Que los zapatos han cambiado de nombre:
Desde ahora se llaman ataúdes.

Bueno, la noche es larga
Todo poeta que se estime a sí mismo
Debe tener su propio diccionario
Y antes que se me olvide
Al propio dios hay que cambiarle nombre
Que cada cual lo llame como quiera:
Ése es un problema personal.

 

Tomado de Versos de salón (1962).                 


CRONOS

En Santiago de Chile
Los
.      días
            son
                  interminablemente
.                                                         largos
Varias eternidades en un día.

Nos desplazamos a lomo de mula
Como los vendedores de Cochayuyo:
Se bosteza. Se vuelve a bostezar.

Sin embargo las semanas son cortas
Los meses pasan a toda carrera
Ylosañosparecequevolaran.

 

Tomado de Canciones rusas (1967).      


DISCURSO DEL BUEN LADRÓN

Acuérdate de mí cuando estés en tu reino
Nómbrame Presidente del Senado
Nómbrame Director del Presupuesto
Nómbrame Contralor General de la República.

Acuérdate de la corona de espinas
Hazme Cónsul de Chile en Estocolmo
Nómbrame Director de Ferrocarriles
Nómbrame Comandante en Jefe del Ejército.

Acepto cualquier cargo
Conservador de Bienes Raíces
Director General de Bibliotecas
Director de Correos y Telégrafos.

Jefe de Vialidad
Visitador de Parques y Jardines
Intendente de la Provincia de Ñuble.
Nómbrame Director del Zoológico.

Gloria al Padre
.                           Gloria al Hijo
.                                                     Gloria al Espíritu Santo
Nómbrame embajador en cualquier parte
Nómbrame capitán del Colo-Colo
Nómbrame si te place
Presidente del Cuerpo de Bomberos.

Hazme rector del Liceo de Ancud.

En el peor de los casos

Nómbrame Director del Cementerio.

 

Tomado de La camisa de fuerza (1962-1968), en Obra gruesa (1969).


TEST

Qué es un antipoeta:
Un comerciante en urnas y ataúdes?
Un sacerdote que no cree en nada?
Un general que duda de sí mismo?
Un vagabundo que se ríe de todo
Hasta de la vejez y de la muerte?
Un interlocutor de mal carácter?
Un bailarín al borde del abismo?
Un bromista sangriento
Deliberadamente miserable?
Un poeta que duerme en una silla?
Un alquimista de los tiempos modernos?
Un revolucionario de bolsillo?
Un pequeño burgués?
Un charlatán?
                       un dios?
                                       un inocente?
Un aldeano de Santiago de Chile?
Subraye la frase que considere correcta.

Qué es la antipoesía:
Un temporal en una taza de té?
Una mancha de nieve en una roca?
Un azafate lleno de excrementos humanos
Como lo cree el padre Salvatierra?
Un espejo que dice la verdad?
Un bofetón al rostro
Del Presidente de la Sociedad de Escritores?
(Dios lo tenga en su santo reino)
Una advertencia a los poetas jóvenes?
Un ataúd a chorro?
Un ataúd a fuerza centrífuga?
Un ataúd a gas de parafina?
Una capilla ardiente sin difunto?

Marque con una cruz
La definición que considere correcta.

 

Tomado de La camisa de fuerza (1962-1968), en Obra gruesa (1969).


ÚLTIMAS INSTRUCCIONES

éstos no son coqueteos imbéciles
háganme el favor de Velarme Como Es Debido
dase por entendido Que en la reina
al aire libre —detrás del garaje
bajo techo no andan los velorios

Cuidadito CON velarme en el salón De honor
    De la universidad
o en la Caza del Ezcritor
de esto no cabe la menor duda
malditos sean si me velan ahí
mucho cuidado con velarme ahí
Ahora bien —ahora mal— ahora
vélenme con los siguiente objetos:
un par de zapatos de fútbol
una bacinica floreada
mis gafas negras para manejar
un ejemplar de la Sagrada Biblia
Gloria al paDre
                        gloria al hijo
                                                gloria al e.s.
vélenme con el Gato Dominó.
la voluntad del muerte que se cumpla

Terminado el velorio
quedan en LIberTad de acción
ríanse —lloren— hagan lo que quieran
eso sí que cuando choquen con una pizarra
guarden un minuto de compostura:
en ese hueco negro vivo yo.

 

Tomado de La camisa de fuerza (1962-1968) en Obra gruesa (1969).


SIETE

son los temas fundamentales de la poesía lírica
en primer lugar el pubis de la doncella
luego la luna llena que es el pubis del cielo
los bosquecillos abarrotados de pájaros
el crepúsculo que parece una tarjeta postal
el instrumento músico llamado violín
y la maravilla absoluta que es un racimo de uvas.

 

Tomado de Emergency poems (1972).


XXIV

Cuando los españoles llegaron a Chile
se encontraron con la sorpresa
de que aquí no había oro ni plata
nieve y trumao sí: trumao y nieve
nada que valiera la pena
los alimentos eran escasos
y continúan siéndolo dirán ustedes
es lo que yo quería subrayar
el pueblo chileno tiene hambre
sé que por pronunciar esta frase
puedo ir a parar a Pisagua
pero el incorruptible Cristo de Elqui no puede tener
otra razón de ser que la verdad
el general ibáñez me perdone
en Chile no se respetan los derechos humanos
aquí no existe la libertad de prensa
aquí mandan los multimillonarios
el gallinero está a cargo del zorro
claro que yo les voy a pedir que me digan
en qué país se respetan los derechos humanos.

 

Tomado de Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1977).


EL PREMIO NOBEL

El Premio Nobel de Lectura
me lo debieran dar a mí
que soy el lector ideal
y leo todo lo que pillo:

leo los nombres de las calles
y los letreros luminosos
y las murallas de los baños
y las nuevas listas de precios

y las noticias policiales
y los pronósticos del Derby

y las patentes de los autos

para un sujeto como yo
la palabra es algo sagrado

señores miembros del jurado
qué ganaría con mentirles
soy un lector empedernido
me leo todo —no me salto
ni los avisos económicos

claro que ahora leo poco
no dispongo de mucho tiempo
pero caramba que he leído

por eso pido que me den
el Premio Nobel de Lectura
a la brevedad imposible

 

Tomado de Hojas de Parra (1985).


DOS VECES EN LA H. DE CHILE

Un poeta mayor ha sido candidato
A la Presidencia de la República

Huidobro en 1925
Con el apoyo de la Federación de Estudiantes
.                                            Se siente Vicente
.                                            Huidobro Presidente
& el paPablo en 1970
Candidato de la hoz y el martillo
                                           Con ayuda o sin ayuda
                                           Triunfaremos con Neruda

De suceder lo que no sucedió
Nos hubiéramos economizado la Dictadura tal vez
Y la Matanza del Seguro Obrero

O no dicen Uds…?

*La tercera será la vencida

 

Tomado de Discursos de sobremesa (2006).

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