Ilustres raperos: el rap explicado a los blancos

Escribe| José Manuel Romero Santos


Ilustres raperos: el Rap explicado a los blancosEditorial: Malpaso
Nº de páginas: 224
ISBN: 978-84-16665-14-3
Idioma original: inglés

 (…) «serious« art, which is not primarily about getting money out of you, is more apt to make you uncomfortable, or to force you to work hard to access its pleasures, the same way that in real life true pleasure is usually a by-product of hard work and discomfort.
David Foster Wallace

Quisiera comenzar esta reseña asegurando que mi autoridad en lo que se refiere al rap y al hip-hop antes de leer este libro era prácticamente nula. Después de la lectura del volumen, cuya traducción al español era cuestión de tiempo, me temo que mi conocimiento del género sigue dejando mucho que desear. La culpa de esto no la tienen los autores, Wallace y Costello; tampoco su intención era didáctica y ellos mismos, allá por 1989, declararon sentirse a oscuras, desautorizados, en lo que respectaba al entonces incipiente movimiento del rap. Ilustres raperos es la historia de un tanteo, de una investigación no oficial y poco sistemática en torno a lo que significaba el auge del rap en la sociedad estadounidense de principios y finales de los ochenta, lo que esta nueva manifestación artística (y política) encerraba tanto para los negros como para los blancos.

Teniendo en cuenta su estatura literaria, es comprensible que David Foster Wallace sea el primer nombre que aparece en la cubierta, seguido del de su amigo y compañero de estudios Mark Costello, pero déjenme decirles que este libro es hijo tanto de Costello como de Wallace.

Vamos a comenzar poniéndoles en contexto:

En 1989, después de cursar un Máster en Escritura Creativa en la Universidad de Arizona, David Foster Wallace se muda a Boston con la intención de cursar estudios de Filosofía y posiblemente un doctorado en la Universidad de Harvard. Costello, con quien había compartido habitación mientras estudiaban en la Universidad de Amherst, vivía cerca de Boston, trabajando como asociado en un bufete de abogados. «By the time Wallace arrived in Boston in April 1989», nos dice el biógrafo de Wallace, D. T. Max, «Costello had already found them a two-bedroom apartment on the second floor of a clapboard house in Somerville, near the Cambridge line. The neighborhood was known as Little Lisbon». De nuevo, los dos amigos compartirían un hogar. Ambos se sintieron automáticamente atraídos por el creciente fenómeno del rap en la ciudad de Boston, recorriéndose locales y conciertos en los que el rap tenía un papel casi clandestino.

Por aquel tiempo, como nos cuenta Costello en el prólogo, Wallace fue invitado a una mesa redonda en Manhattan, donde hizo una esforzada defensa del papel de la música rap en el ambiente cultural de la época. Interesado por esta defensa, el editor Lee Smith le plantea la idea de escribir un ensayo en torno a la cuestión. Después de que Costello se sumara al proyecto, la pareja se pusieron manos a la obra.

Puesto que mucho se ha escrito en torno a Signifying Rappers, publicada originalmente hace ya veintiocho años, me gustaría señalar en esta reseña lo que de especial tiene la nueva edición de Malpaso, primera traducción de la obra al español (la traducción corre a cargo de Javier Calvo, uno de los cuatro traductores de Wallace hasta la fecha y el más habitual): para empezar, contiene un prólogo de Costello que sin duda ya estaba publicado en ediciones americanas y que, sin embargo, no aparecía en la edición que manejé hará ya unos años. En segundo lugar, incluye también un ensayo final de la mano de Casey Michael Henry.

Diré, con cierta inseguridad, que el ensayo de Henry es tan bueno como el de Wallace y Costello, si no más. Diré también que son incomparables: el de Henry ha sido escrito casi tres décadas después, cuando muchas de las cuestiones que Wallace y Costello trataron de dilucidar han sido ya discutidas hasta la saciedad. De hecho, algunos de los raperos radiografiados en el libro ya han muerto. Henry, por su parte, se centra sobre todo en Kendrick Lamar, quien si todo lo que el autor afirma es cierto, podría dar clases de estética a posgraduados.

Esto me lleva a una cuestión importante que me interesa tratar, aunque sea brevemente (siendo justos, esta reseña debería ser solo de Signifying Rappers). Durante la lectura llegué a sentirme bastante anticuado, que es un eufemismo barato de intransigente, intolerante y reaccionario. Creo que éste es uno de los objetivos más claros del libro, poner en evidencia nuestra ignorancia acerca de un género que resulta más fácil criticar que tratar de comprender. Al fin y al cabo, para Wallace la literatura debía mostrar esas partes de nosotros mismos a las que no queremos o podemos enfrentarnos (lo que se conoce tradicionalmente como «enfrentarte a tus demonios»). Me da vergüenza reconocerlo, pero llevo muchos años vituperando contra el rap por cuestiones no solo estéticas, sino también académicas. En primer lugar, por arrogarse el derecho (esta arrogancia puede que estuviera en mi imaginación después de todo) a compararse con la poesía y, en segundo lugar, por elevar a estatus de arte la vulgaridad de sus letras. No trato de narrar aquí la historia de una redención ni nada parecido, pero creo que un libro que consiga que me dé vergüenza reconocer las limitaciones de mi propia visión (y aún así lo reconozca) es un libro necesario.

Autores como Casey Michael Henry saben que toda expresión cultural es susceptible de un análisis estético, y en este caso literario, aunque el sujeto expresivo no comprenda el alcance, las distintas realizaciones de su medio de expresión. Por esto venía la broma de Lamar como profesor de estética, una broma que quizás no sea tal, después de todo. La autoridad para hablar sobre el objeto hay que ganársela mirándolo de frente («de lo que no se puede hablar, mejor es callarse»). Uno de los amigos de Wallace en su época universitaria cuenta que los dos tenían una rutina en tono de broma en la que él le preguntaba a Wallace cómo se había vuelto tan listo. El autor siempre respondía: «Cause I did the reading».

Adelante, hagan sus deberes y lean.

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